Gisela Mesa redaccion@miradorprovincial.com
Lara Modena es el proyecto de música electrónica que la cantante y productora Emilia Inés Vega desarrolla desde 2019. Se presenta como solista en formato live set estilo acid house, techno, psytrance, drum and bass, pop y proyecciones visuales. Versiona temas de su primer EP Egotrip (2021), covers de Virus, Charly García, Blur, y temas del próximo disco llamado La Nueva Vida. El alter ego es un espíritu guía que se revela en los sueños, un símbolo de la transformación humana.
Egotrip es un EP con canciones que expresan las contradicciones de las nuevas identidades construidas del siglo veintiuno, en un contexto de hiperconexión social de los vínculos a través de las redes sociales. Cuando sobrevino la pandemia y el encierro, nos volcamos hacia la oscuridad y la profundidad del ser para buscar en la música una salida.
La música electrónica viviendo una segunda juventud, gracias a cantantes como Emilia Inés Vega, quién está presentando un material que entrelaza el arte y lo humano,
Mirador Provincial charló con la solista para saber su opinión acerca de la música electrónica y para descubrir otras inquietudes de este sorprendente proyecto.
-¿Cómo describís la escena actual electrónica en nuestro país? -Hay muchísima diversidad de propuestas y tipos distintos de artistas, que van desde la EDM (música electrónica bailable) y los DJ en fiestas, boliches, incluso algunas masivas en estadios, pasando por los set en vivo de solistas o bandas con sintetizadores, samplers y/o computadora, (algunos también audiovisuales) hasta los circuitos más experimentales y conceptuales de arte sonoro, jams de música electrónica, ciclos de música ambient. Hay muchísimos géneros y tipos de público, algunos más centrados en las fiestas y otros en la expresión artística, en circuitos masivos y también underground, pero puedo hablar solo de lo que conozco en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires y la ciudad de Mar del Plata, porque no tuve experiencias en el resto del país. Creo que esta gran escena que estamos experimentando da cuenta de la popularidad de la música electrónica entre los músicos y el público, como un aspecto más de la vida del siglo XXI en las ciudades, que tiende ser cada vez más tecnológica.
-¿Cómo fue tu primer contacto con la música electrónica? ¿Cuáles son tus influencias musicales? -Si pensamos la música electrónica como toda la música hecha por dispositivos tecnológicos podría decir que los Beatles hicieron música electrónica a través de la música concreta y ese fue uno de mis primeros contactos junto con la banda Pink Floyd. El rock tomó muchos elementos de la música electrónica en el uso de sintetizadores, esa fue una gran puerta de entrada. La música electrónica no fue algo dado por mi entorno social ni mi educación, sino una búsqueda a partir de la música contemporánea y experimental, el rock y el pop. Es llamativo que la mayoría de las influencias son de la música anglosajona, y es recién en los últimos años cuando le dediqué mayor tiempo que pude encontrar referentes e influencias regionales y locales, algunas muy conocidas pero que no había explorado como por ejemplo Miranda, Gustavo Cerati, Mene Savasta, Javiera Mena, Juana Molina.
Lara Modena
-¿Cómo surge Lara Modena? -El nombre del proyecto surge luego de un año y medio de componer canciones y producirlas desde la computadora. Influenciada por Dorian Electra, un artista estadounidense contemporáneo, busqué crear un alter ego juntando el nombre Lara por el personaje de Lara Croft, y Modena como la ciudad de la región italiana de Emilia-Romaña. La esencia está vinculada a la noche, a los sueños, a la fantasía que surge de crear un universo estético pop que reúna lo sutil, lo onírico, lo sensual, la oscuridad de lo monstruoso, lo absurdo. Las letras en un principio hablaban sobre las relaciones y el amor libre, pero fueron abriéndose y plantean un universo de contradicciones, habitando el territorio de la duda como un imaginario potencial. La música tiende a ser enérgica, me gusta generar emociones intensas en el público, soy una persona que cree que el arte debe provocar y molestar en alguna medida, generar transformaciones individuales y colectivas.
-¿Con una visión futurista hacia dónde camina tu sonido? -El sonido del proyecto comenzó siendo algo azucarado, recargado y colorido con muchos timbres distintos en el primer EP Egotrip, algo ambicioso de querer expresarlo todo en sólo seis canciones, y capturar el sonido de la banda que me acompañó durante esos dos años (durante 2020 y 2021 junto a Evelyn Testai en guitarra y voz, y Verónica Isabel Pereira en sintetizadores). Ahora en el próximo disco que voy a producir me planteo trabajar con restricciones, utilizar una sola paleta de sonidos que dé consistencia, dado que me aburro fácilmente y mis composiciones tienden a ser bastante cambiantes y poco repetitivas. Sonidos de máquinas de ritmo, bajos ácidos al estilo TB 303, síntesis granular, arreglos orquestales y algunos samples. Voy a centrarme en algunos géneros que quiero profundizar, como el acid techno, el psytrance y el drum and bass.
-¿Podés hablar sobre el proceso compositivo? ¿Cuál es tu estado de mente al hacer una canción? -Es clave que el proceso compositivo no se estanque en una zona de confort. Trabajar con los instrumentos de maneras diversas, en órdenes y situaciones diversas, desorientarse un poco para seguir buscando. Ese fue mi objetivo cuando empecé a componer con la computadora, después de quince años de tocar y componer con el piano, desde el lenguaje musical y la armonía, que son las características fuertes de ese instrumento, por lo menos desde el enfoque académico que fue el que aprendí. La tecnología digital tiene la capacidad de disociar el sonido de la idea, por lo tanto pude explorar la producción de sonidos sin estar pensando en qué nota era, lo cual abrió muchísimo mi capacidad de expresarme a través de la melodía y la armonía, en formas no estereotipadas. Mi estado mental al hacer una canción es lúdico.
-¿Cómo surgió el interés en la música? -No recuerdo cómo surgió el interés por la música porque fue desde muy temprana edad, ya a los 4 años jugaba con instrumentos de juguete, a los 5 tocaba la flauta dulce y a los 6 empecé con el piano. Siempre fue un juego la música. Mis padres no son músicos pero siempre escucharon música en vivo y tuve el privilegio de crecer en una casa donde supieron escucharme, promoverme y acompañarme.
-Contanos cómo fueron tus primeras grabaciones. ¿Qué herramientas utilizabas? -Esta pregunta es muy interesante porque siendo una niña de 6 años en el año 2003, mis primeras grabaciones eran en la radio cassettera, donde grababa mis primeros disquitos con canciones en flauta y piano, así como interpretaciones al estilo radio teatro de cuentos y poemas que me gustaba leer. Así que la grabación fue un proceso muy natural desde siempre tuve interés en grabar y fui adquiriendo mejores tecnologías con el paso del tiempo hasta hoy que sigo aprendiendo y perfeccionándome como productora musical.
-¿Qué artistas te interesan estos días? -Últimamente estuve escuchando muchos discos de artistas de mi entorno como Flariut, Natalia Spiner, Gi Pegnotti, Dulse Marinita y Gala Magalí. Soy muy fan de mis amigos y amigas músicas. Por fuera de eso estuve revisitando la obra de Federico Moura y Virus, a través del libro Sin Disfraz, que reúne entrevistas a la banda.
-¿Qué otros proyectos tenés en este momento? -Por suerte estoy involucrada en varios proyectos interesantes este año, como Vox Vitae, junto a Cecilia Gauna, que fue ganadora de la beca del Fondo Nacional de las Artes y me convocó para trabajar en un proyecto que presentaremos en vivo septiembre, una obra experimental conceptual para voz femenina que aborda los diferentes momentos de la vida del ser humano desde lo pre natal pasando por la infancia, la juventud, la adultez, la vejez y la muerte.