Ignacio Pellizzón
En los últimos años la construcción de edificios en Rosario se disparó a un ritmo exponencial. Si bien los amenities como pileta, quincho o solárium se impusieron en los ‘90, desde que la violencia comenzó a incrementarse en la ciudad la implementación de cámaras de videovigilancia y servicios de seguridad privada comenzaron a ser más tenidos en cuenta.
Para ciertos sectores sociales que tienen la posibilidad de elegir entre una casa o un departamento en un edificio, esta última opción suele ser una de las más elegidas, sobre todo, por cuestiones de seguridad. Es que tener la puerta principal con acceso directo desde la calle, genera cierto resquemor, sumado a los altos índices de violencia que se están registrando.
En rigor, a la hora de buscar un departamento en el cual vivir, las comodidades que se pueden encontrar en algunas casas comenzaron a ser súper valoradas en los nuevos desarrollos. Pero, según informaron a
Mirador Provincial desde el Colegio de Corredores Inmobiliarios de Rosario (Cocir), hace un tiempo que la tendencia viene cambiando: ahora también se están buscando opciones “con más seguridad”.
En los sectores más acomodados de la sociedad, “la demanda se empieza a sentir en barrios cerrados o en distintos countries”, donde se pueden encontrar con ciertos parámetros de seguridad que en los barrios suele más complicado de conseguir, indicó el presidente de Cocir, Andrés Gariboldi.
Otro dato que aportó el referente del sector es que se está notando un cambio de tendencia en el atractivo de los edificios. “Hoy la gente piensa que el factor seguridad es un tema preponderante y más de una vez la consulta están por el lado de si el edifico tiene vigilancia de 24 horas o no, sobre todo en unidades de media y alta gama”.
De alguna manera, “como en los ’90 los amenities”, que fueron la principal propuesta para seducir a potables compradores, ahora la demanda sobre cuáles son las protecciones con las que cuentan tanto el edificio como el departamento se encuentran en aumento.
En algunos inmuebles de alto nivel, se está implementando una nueva medida de seguridad: “Ojo de Halcón”. Se trata de un sistema que monitorea en tiempo real cada movimiento de la entrada del edificio, sin necesidad de que haya una persona fija en el lugar.
Es una suerte de “vigilantes online” que se viene imponiendo en algunas unidades, ante el aumento de los costos de la vigilancia privada y el impacto en las expensas, que lleva a que este nuevo fenómeno se esté implementado, sobre todo en Capital Federal.
Desde Cocir cuentan que los tópicos que más priorizan en las consultas los compradores son precio, ubicación y seguridad. Hay muchos inmuebles que están apostando a implementar nuevas medidas para convertirlos en espacios más seguros.
Las personas ahora también se enfocan en si hay buena iluminación en el barrio, si las ventanas son resistentes, si los ingresos son de rápido acceso y automáticos, lo mismo con las cocheras de los edificios en cuanto a entrada y salida segura.
“No podemos negar que la inseguridad está afectando a la hora de toma de decisiones, porque negarlo sería un atropello. Esto genera que la demanda se vuelque hacia espacios con más vigilancia y más seguridad”, afirmó Gariboldi y agregó: “Sin dudas que la dirigencia política está con una materia muy pendiente en este tema y hay que encontrarle una solución definitiva”.