Álvaro Javier Marrocco
De punta en blanco, saco y pantalón a tono, cabellos blancos largos, mirada severa y barba larga. El poeta Hugo Diz ha deambulado por las calles y noches rosarinas, tanto o más que cualquier mortal. Nacido en Rosario en el año 1942, batalló la palabra con temas tan trascendentales y míticos como: la ciudad y el río, el bandoneón y la amistad, el país y la soledad, el amor, las frías noche y la desdicha; un ir y venir con la mirada precisa y la belleza necesaria. En un fragmento de poema titulado Nada Especial (Tomo III, Ciudad Gótica, 2004) del poeta rosarino Hugo Diz dice: De lo poco que se necesita /para seguir viviendo / elegí una mujer / unos cuantos amigos / y una sobremesa que permita /hablar de bueyes perdidos. Parte de ese poema resume la filosofía de vida del gran poeta rosarino Hugo Diz que falleció en este frío agosto invernal en su ciudad, Rosario.
Parte de su obra poética ha sido traducida al portugués, ruso, búlgaro, francés, italiano y al alemán. En poesía ha publicado: El autor dejado en las esquinas (1969); Poemas insurrectos (1971); Algunas críticas y otros homenajes (1972); Contradicciones (1973); Historias veras historias (1974); Manual de utilidades (1976); Canciones del jardín de Robinson (1983) y Las alas y las ráfagas (1985). Forma parte de la antología 200 años de poesía argentina (2010). Participó en diversos encuentros de poesía, entre los que se destaca el Festival de Poesía
Latinoamericana en Viena, Austria.
El Rosariazo hecho poema El escritor Norman Petrich escribió sobre uno de sus poemas titulado “Secuencias de mayo” que está incluido en el libro Manual de Utilidades y es uno de los mayores poemas políticos escritos en estas tierras, un texto fundamental dentro de la historia literaria de Santa Fe. Petrich dice “Con el lenguaje propio del periodismo de esa época, Diz va apuntalando el entramado del poema a través de las subjetividades que rodearon a lo que se conoce como “primer Rosariazo”. Los alínea como si fueran cuadros de una película y realiza una reconstrucción literaria de las protestas que coparon el mismísimo centro de Rosario (La mercantilista, la olvidada/ la autofundada) a partir del 16 de mayo,
día en que los estudiantes universitarios marcharon por la ciudad en reclamo por lo sucedido en Corrientes.
La vuelta a la democracia lo tuvo a Diz encabezando la lista Unidad que llegó a conducir el gremio en el año 1984, y estuvo hasta 1987, fecha de la finalización de mandato. El Sindicato de Prensa Rosario (SPR) refiere que fue “el primer secretario general de la organización luego de la conquista de la democracia”.
El Lagrimal trifurca A fines de los años 60, en un contexto de gran agitación social nació en Rosario una revista que fué ícono en la región por el tono vanguardista. Creada por Francisco y Elvio Gandolfo —fundadores, también, de la imprenta La Familia— junto a Eduardo D'Anna, Samuel Wolpin, y Hugo Diz, quien tránsito ese espacio desde 1968 hasta 1976.
En una entrevista el escritor Eduardo D'Anna dijo en relacion a Hugo Diz luego de su partida de la revista El Lagrimal.
ED: – Con la poesía de Diz el problema fue aún mayor, por la explicitud de su temática política. Dada ella, pretender que la crítica se ocupara de sus libros, era una quimera. Tras insistir con varios libros de ediciones limitadas, Diz comenzó a probar nuevos rumbos: escribió tres libros en lunfardo, olvidando la certeras afirmaciones de Borges (“nadie dice minushia, cafishio; su uso es caricatural”) y más tarde se entregó al cultivo del “aforismo”, donde los textos constituyen también opiniones del autor, formuladas apodícticamente. Desde luego, ninguna editorial comercial los publicó; debió costearlos el autor o algún mecenas.
El Lagrimal trifurca debe su nombre a los versos del Poema IV de Trilce, del gran peruano César Vallejo: “Rechinan dos carretas contra los martillos / hasta los lagrimales trifurcas. Sobre la distribución de la revista hay una anécdota que pinta el contexto social de aquellos años de plomo. En la Avenida Corrientes, cerca de la librería Hernández, o Fausto, alguien le dijo a Hugo Diz que esta vez ya no podría encontrarse con Haroldo Conti como lo hacía habitualmente. Porque esta vez alguien había tenido la idea de “chuparlo”, como se decía entonces, y de llevarlo hasta la sombra donde ahora, con los tendones cortados, Haroldo Conti se arrastra por el suelo de una celda, y desde donde ahora ya no podrá recibir, como otras veces, su ejemplar de esa revista.
Música para poetas En 1996 sale el disco titulado A la sombra y después por medio del sello discográfico Melopea Discos, donde grandes intérpretes musicalizan e interpretan la poesía del poeta rosarino. Sobre el tema Tristeza en los andenes, que integra el disco, Litto Nebbia dijo: "Alguna vez improvisando sobre el tema Tristeza en los andenes que hice con texto del poeta rosarino Hugo Diz, tome el inicio de la melodía y empecé a modular su tonalidad, continué así y varias veces la repetí…finalmente de esa improvisación ha quedado una parte musical
estable que ya forma parte de la canción". Las otras canciones que forman parte del disco son: Cielo de calle Corrientes - Néstor Marconi; Nadie quiere nombrarla - Litto Nebbia - Hugo Diz; A la sombra y después - Virgilio Expósito; En la lona - Néstor Marconi; Mulata de aquí - Litto Nebbia - Juan Carlos Ingaramo; Mulongaeya - Néstor Marconi; Alas que tiemblan - Litto Nebbia; Si algo se modifica - Litto Nebbia - Hugo Diz; Al gran Balurdo - Néstor Marconi; Murallarse - Litto Nebbia; De señal - Néstor Marconi; Toda una dama - Litto Nebbia - Hugo
Diz; Viejo Barrilito - Marcelo Raigal.
La virtud del día En el disco “La Virtud del Día” nuevamente se vuelven a encontrar dos rosarinos que comparten el amor por su ciudad, Hugo Diz -poemas y letras- y Litto Nebbia -música, orquestación y voces-. Es un reencuentro, -ya que anteriormente habían trabajado juntos- mostrando parte de su arte exquisito, impregnado por frases provenientes del corazón y los recuerdos. Son 18 temas que repasan parte del rico camino recorrido por dos referentes de la cultura argentina. En relación al disco Litto dijo: “Canciones cortas, profundas, imágenes, cuentos sonoros, viñetas, crónicas musicalizadas, armonía literaria. Poemas de sus libros que musicalicé y letras que Hugo puso a mis músicas inéditas guardadas en algún viejo cassette”.