Hagar Blau Makaroff
El viento del sudeste no amedrentó a los miles de rosarinos y hasta ciudadanos del área metropolitana que vinieron a exigir soluciones efectivas contra las quemas a las autoridades provinciales y nacionales, y lo que no dejaba de molestar era la persistente columna de humo por un incendio en las islas detrás del Banquito de San Andrés, propiedad de la provincia de Santa Fe en territorio entrerriano, encendido poco antes.
Antes de las 18 las inmediaciones al Monumento a la Bandera se fueron colmando de ciudadanos a pie, familias, partidos, jóvenes, chicos chiquitos en la plaza 25 de Mayo frente a la Municipalidad y al Pasaje Juramento. Chicas alrededor de la llama eterna, mujeres y hombres mayores que se sumaron3 a pesar del viento del sudeste que hizo sentir el invierno.
Entre mareas de gente que con el correr de las horas se fue amuchando, persistía un olor a cloacas, indicio del problema que conlleva la bajante del río con la sequía histórica. Tres hombres ambientalistas atravesaron las hordas cargando un puma, un aguilucho y un biguá de madera hacia la concentración que se realizó en la proa del Monumento bajo un gazebo.
En el fondo el atardecer iluminaba un barco en el Paraná, y detrás al fondo, el foco de incendio, y producto de éste, la densa columna de humo marrón que se acercaba. Una luna casi llena desde temprano vigilaba el ecocidio y la sociedad enojada. Los autos pasaban tocando bocinas, la sociedad estaba entera llevando los reclamos unánimes que se veían a lo lejos en pancartas, mayoría de ellas repetían como mantra: “Ley de humedales ya” y “no podemos respirar”. Entre otras, rezaban “vivo en Argentina no necesito otra crisis”, “el humo Huele a dinero. El humo es propio. Las vaquitas son ajenas”, “basta de envenenarnos”, “la salud es un derecho”, “¿Sabías que los humedales regulan el clima?”, “peligro ecocidio”, “somos el humedal”, “el abandono también quema”, “el estado es cómplice”, “exigimos una ciudad libre de humo, delincuentes y asesinos”.
Dos jóvenes se colocaron gorritos con forma de barquito de papel con la insignia “plomo y humo” que desde el lunes colmó de expresiones con grafittis por la ciudad y levantó el polvorín con el enojo de las autoridades municipales y judiciales, y que se reprodujo por miles de ciudadanos en consonancia con el hartazgo desde sus redes sociales.