Tercera caída consecutiva
Perdió 1 a 0 ante Estudiantes: a Unión lo agarró la “malaria”
De ser el equipo más ofensivo del torneo, pasó a estar tres partidos sin convertir. En el primer tiempo, jugó con inseguridad y fue dominado. Pero cuando había emparejado el trámite, llegó el penal que le dio el triunfo a Estudiantes. El VAR no llamó a Falcón Pérez, que cobró uno de los tantos agarrones que hay adentro del área.
El Unión ausente del primer tiempo se convirtió en presente en el segundo, pero en el momento en el que el partido se había emparejado y hasta parecía que Unión tenía para complicar a un Estudiantes que había sido muy superior en el primer tiempo, llegó el penal muy riguroso cobrado por Yael Falcón Pérez. Y esa fue la diferencia que pudo marcar Estudiantes.
Fue un sometimiento de Estudiantes el primer tiempo. Lo dominó al partido de principio a fin. Complicó por izquierda con la dupla Más-Piatti, que tuvo a maltraer a un Vera que trabajó mucho y que terminó amonestado, al igual que Machuca. Pero los problemas de Unión se sucedieron en otros aspectos del juego. A saber: 1) nunca tuvo la pelota; 2) perdió en todos los rebotes; 3) fue superado en lo táctico y estratégico por un equipo que dio la imagen de mayor consistencia siempre.
Eso sí, Estudiantes chocó en ese primer tiempo con una muralla llamada Santiago Mele, que con dos o tres atajadas logró mantener el cero en su arco, al margen también de la falta de precisión adentro del área del local, sobre todo en un cabezazo desviado de Leandro Díaz y un taco de Boselli que se convirtió en una de las salvadas de Mele.
A propósito de los dos puntas de Estudiantes, fueron bien arriba sobre los centrales de Unión. Esto obligó a Calderón y a Polenta a mantenerse en sus ubicaciones, sin cerrar a espaldas de los laterales. Se notó mucho en Calderón, que tenía el doble trabajo de cuidar al delantero que iba encima suyo y también a estar atentos cuando venía el pelotazo a las espaldas de Vera, algo que Estudiantes utilizó mucho en el primer tiempo.
¿Y Unión?, salvo Nardoni, ninguno tenía la capacidad para manejar el balón en el medio. Cañete no lo hizo (salvo en un contragolpe en el que le metió un buen pase a Marabel, quien no llegó por poco a cachetear la pelota ante la salida de Andújar), tampoco aportó mucho Zenón por izquierda y muchísimo menos Machuca, que sólo provocó una jugada por derecha, enganchando hacia adentro y rematando por encima del travesaño.
La salida de Piatti (lesionado) le dio un respiro a Unión por la derecha de su defensa, entró Rollheiser y no fue lo mismo, porque ya la sociedad no fue la misma para provocar el marcado desequilibrio que hubo por ese sector.
Tratando de lograr algo de fútbol, lo primero que hizo Munúa en la vuelta del equipo para jugar el segundo tiempo, fue el ingreso de Luna Diale por un Cañete que sigue advirtiendo la falta de ritmo de competencia.
Se acomodó de a poquito Unión y tuvo una muy clara a los 10 minutos, cuando desbordó Zenón, metió el centro y fue Marabel primero y Machuca después, que tuvieron una doble chance muy clara para marcar. Pero al margen de esa jugada, ya el partido no era un monólogo de Estudiantes porque Unión había dividido el trámite y seguro que planteaba lo que Munúa había planificado y que durante todo un tiempo no salió.
Al mejor ordenamiento defensivo, se sumó mayor confianza para manejar el balón en el medio, donde el mejor de todos era Nardoni. Pero el ingreso de Luna Diale le dio más fútbol y vio Munúa la posibilidad de ir a buscar la victoria y por eso puso a Álvez y a Castrillón por Marabel y Machuca, aunque enseguida y luego de una jugada en la que se le cayó encima Andújar, tuvo que resignar a Zenón para que entre el Rayo González, en otro cambio que también sirvió para darle más piernas al ataque tatengue.
Y a los 28 minutos, cuando el partido estaba emparejado, llegó una jugada en la que hubo un agarrón como los tantos que hay en un partido, cuando dos jugadores van a buscar un cabezazo (Polenta y Noguera esta vez) y un árbitro muy riguroso que vio penal. Se encargó Boselli de marcar el gol, justo en un buen momento de Unión, cuando ya se había extinguido el marcado dominio de Estudiantes.
Hasta el final, Unión salió a vender cara la derrota. Se paró con tres atrás (Peralta Bauer entró a jugar de punta en lugar de Vera) y fue al ataque, pero a veces repitiéndose en centros que terminaban en las manos de Andújar o en la cabeza de algunos de los grandotes que tiene Estudiantes en el fondo.
Unión volvió a perder, sumó la tercera derrota consecutiva y sin marcar goles. Un bajón inesperado para un equipo que era el más goleador del torneo y que venía de siete partidos sin perder. No hay demasiadas objeciones para justificar el resultado, porque en el primer tiempo fue todo de Estudiantes. Pero lo que le queda como trago amargo a Unión, es que cuando había mejorado y emparejado el partido, llegó el penal cobrado con mucha rigurosidad por Falcón Pérez.