Reunión en el Concejo de Rosario

Falta de agua y cloacas, inseguridad y basura: los principales problemas con los que conviven los barrios populares

 


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Ignacio Pellizzón


Diferentes referentes de barrios populares de Rosario se acercaron al Concejo para dar a conocer cuáles son los principales inconvenientes que padecen y con los que deben convivir a diario. La idea era poder visibilizarlos, exponerlos y en función de esto tratar de ejecutar iniciativas que colaboren a mejorar la vida de las personas en las zonas más golpeadas de la ciudad.

Entre las principales quejas que recolectaron los ediles de la comisión de Planeamiento, se destacaron el faltante de cloacas, no contar con suministro de agua potable, la extrema inseguridad con la que viven a diario, recolectores de residuos que no pasan, viviendas precarias, contaminación en el arroyo Saladillo, baja tensión de la energía eléctrica, entre otros puntos esenciales.

Las problemáticas fueron planteadas por vecinos y vecinas de los barrios Casiano Casas, Cañaveral, Las Flores, La Paloma, Tablada, Mangrullo, Nuevo Alberdi, Ciudad Oculta, Alvear, La Cariñosa, La Lagunita, Empalme Graneros y 27 de Febrero.

En primera persona

Del barrio Alvear, María, relató sobre los problemas que sufren los vecinos y vecinas por la falta de obras de saneamiento. “Es muy feo ser pobre y encima no tener cloacas”, apuntó y recordó que ese es el barrio de la zona que quedó excluido de esas obras.

Viviana, de La Cariñosa, se refirió a la necesidad de contar con servicio de agua potable. “Hay vecinos que hicieron perforación, pero sabemos que esa agua no sirve para beber, solo para bañarse y limpieza”, dijo y señaló que cuentan con una cuba que los asiste, pero solo una vez por semana.

También contó la situación que afecta a comedores y merenderos que, ante la falta de agua, a veces no pueden cocinar, sobre todo “en momentos de tanta necesidad”. Es “ni siquiera entra (al barrio) el que vende el bidón” y “es horrible vivir así; queremos darle una vida digna a nuestros hijos”.

El testimonio de Sandra, de barrio Tablada, se centró más en la inseguridad, que es “el mayor problema” con el que conviven. Entre otros problemas, indicó que “muchas familias no tienen una vivienda digna ni agua en lugares esenciales, como el baño y la cocina” al mismo tiempo que destacaba que las cloacas “son inexistentes” al igual que “la iluminación”, lo que “agrava el tema seguridad”.

Sabrina, de barrio Las Flores, resaltó que “el 97% de quienes vivimos en barrios populares no tenemos agua potable”. Y adhirió a otros vecinos que tampoco tienen “cloacas” ni “provisión de energía eléctrica”. Por eso, planteó la necesidad de que “el Estado en los diferentes niveles, Nación, provincia y municipio, coordinen acciones”.

María, de Ciudad Oculta, también coincidió con otros participantes respecto al problema del agua potable, en este caso “para casi 300 personas” y mencionó que hace algunos meses se incendiaron tres casas y “no había agua para apagar el fuego”. Precisó que el barrio queda entre la ex Zona Cero -hoy Fontanarrosa- y barrio Olímpico.

Mariana, de barrio La Paloma, consignó como uno de los problemas principales “el basural” al lado del arroyo Saladillo, a los que sumó “volquetes que rebasan de basura, cloacas rotas o tapadas, la situación con el agua potable, la falta de iluminación y la inseguridad”. Y pidió “hacer algo con el microbasural sobre el arroyo Saladillo”.

En tanto Marcelo, también de La Paloma, coincidió en que “se está contaminando cada vez más” la zona con el basural y remarcó que “todos saben que el arroyo Saladillo está contaminado” por quienes arrojan sus efluentes al mismo.

A su turno una habitante del barrio El Mangrullo, reclamó por los problemas en la provisión de energía eléctrica y expuso la mala situación de las columnas a lo que hizo referencia a la Empresa Provincial de la Energía (EPE).

Juliana, de la zona rural de Nuevo Alberdi, mencionó los problemas con el agua: “Hace 20 años, 7.200 días, dos décadas, que tenemos problemas con el agua; es un área apta para cultivar alimentos”, pero requieren el agua y “una estructura de distribución” de la misma.

Como la mayor parte de los que expusieron, Estefanía, del barrio El Cañaveral, también coincidió respecto a la falta de agua y energía eléctrica”, para explicar que “la cuba ni siquiera abastece a la mitad de los habitantes del lugar”. Hizo referencia a la “inseguridad”, a la situación del alumbrado público y a la red cloacal.

Entre las últimas intervenciones de los vecinos, Soledad, del barrio 27 de Febrero, ubicado detrás del cementerio La Piedad, aludió a la situación respecto a la seguridad y a la falta de agua potable: “No hay presión”.

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