Diego Montejo
Mujeres que brotan de las raíces musicales del continente, que emocionan, transforman y recrean podría ser una clara definición para Sofía Viola y Luciana Jury, dos cantoras comprometidas con su época que trabajan sus canciones desde miradas propias alejadas de los estereotipos, construyendo identidad y fomentando lo colectivo como forma de vida. Un encuentro de voces profundas, cantos de la tierra y folklore latinoamericano.
Luciana Jury es una de las voces más atractivas de la música popular argentina. Su canto y su repertorio exceden las fronteras del folklore, llevando la música de raíz a los extremos de la intensidad y el desgarro. Sofía Viola sigue, en cada concierto, hurgando en la raíz folklórica de Latinoamérica trayendo sonidos de todas partes, siempre con nuevas composiciones y algunas canciones que se han vuelto clásicos entre sus seguidores.
“No todas las canciones las vamos a hacer juntas es una especie de contrapunto, de encuentro de comadres cantoras que cruzan sus repertorios. Cada una va tirando una canción y la otra responde a la temática de esa canción. Es ese juego al que estamos convidadas. Después compartimos también una canción que grabamos juntas que es de Sofía, se llama Estela de la luna”, adelanta Luciana Jury a
Mirador Provincial.
-¿Cómo se da esta sociedad entre Sofía Viola y vos? -Nos conocemos desde hace varios años. Primero conocí sus canciones y cuando tuve la suerte de cruzarme en un escenario con ella no dude acercarme y charlar. La conocí en un festival en La Plata. El día que íbamos a tocar se largó a llover y yo me acerque a hablarle del clima y ella me dijo: “Yo toco con lluvia, con sol, en un baño de una estación, donde sea”. Fue una respuesta leonina. Con sus formas. Y con el tiempo descubrí que es así. Que no la para nadie. Es una hermosa persona, que me ha regalado un poco de su mundo, de sus amistades, de sus vínculos musicales con otres artistas. Es un regalo enorme estar con ella compartiendo la música.
-¿Desde ese día de lluvia a hoy cómo se llega a pensar una propuesta artística juntas? -Es muy orgánico, muy sencillo, con Sofía nos unen varios artistas. Ella es cantautora, pero también es una gran intérprete. En esta amistad que empezamos a construir en tantos años, compartimos esos gustos personales y muy variados, por ejemplo Chango Rodríguez y Raffaella Carrá, también la música chilena como Violeta Parra, hay un hilo conductor con Chile, su mamá es chilena y mis padres son mendocinos. Hay una cercanía musical familiar ahí que nos conecta.
-¿Este trabajo con Sofía lo piensan para los festivales o para un disco? -Esto que presentamos es este año, el año que viene vamos a hacer otras cosas. Queremos hacer un homenaje un dúo de pop flamenco que se llama Las Grecas de los años ´70, son dos hermanas gitanas que tenemos ganas de homenajear porque nos gusta mucho su música y su impronta. Igualmente somos dos mujeres andariegas, cuando podemos nos juntamos y, sino cada una sigue su camino.
-¿Cómo es la cuestión generacional con Sofía?, ¿hay contrastes o similitudes? -Le llevo una década. Quienes estamos abocados al mundo del arte le torcemos un poco el brazo al tiempo, estamos exonerados del pasado, presente y futuro. Estamos constantemente en estado de alerta y búsquedas de canciones nuevas, poesías, intérpretes. Sofía esta conectada con las músicas más antiguas y por eso sentimos que no hay una diferencia de edades.
-En Sofía encontramos un música más vanguardista y en vos algo más arraigado a lo tradicional en cuanto a los repertorios. -Sí, totalmente, estoy de acuerdo con eso, aunque no hay nada más vanguardista y moderno que una canción anónima de hace más de cien años.
-¿El camino de trabajar de manera independiente es una forma de entender el arte? - Desde antes de las redes sociales nos gestionamos nuestras fechas sin andar mendigando un espacio, sin necesitar esa parafernalia que a veces corrompe el arte, lo mansilla. Tanto Sofía como yo estamos corridas de todo ese mundo de la “industria” por decisión política y de vida. Le escapamos a esa palabra. Le escapamos a esos productores que te proponen una estética, de lo que tenés que hablar, de lo que tenés que vestir, donde tenés que tocar. No queremos que nos coarten nuestras propuestas. Hoy somos muchos los que no entramos en ese sistema y hacemos nuestras músicas y la difundimos en los dispositivos que tenemos a mano.
-¿Cómo es la militancia feminista y la música? Eso está siempre presente en ustedes. ¿Se sienten representativas de la canción feminista? -No nos interesa caer en la cosa panfletaria, sino en nuestros haceres. El feminismo lo venimos trayendo todas en nuestra propia piel. Todo nos costó mucho por ser mujer y eso nos da un plus de confianza sobre nosotras mismas. Las consignas de luchas están implícitas en nuestros cuerpos, en las canciones, en el coraje de armar lo propio. Mujeres solas con la guitarra era difícil de ver en un tiempo.