Ignacio Pellizzón
El sistema de colectivos en Rosario sigue atravesando un momento complicado. Desde que se reactivaron las actividades en la era post pandemia, el servicio no logra hacer pie. El malestar de los usuarios sigue vigente, pese a algunas mejoras en las frecuencias. Desde el Observatorio Social del Transporte advierten que hay serias falencias incluyendo unidades que "no deberían estar en circulación".
En base a distintos testimonios de pasajeros y pasajeras que recolectó Mirador Provincial, la insatisfacción sigue latente. En su mayoría los relatos son coincidentes con los viejos problemas que se venían planteando como "mucho tiempo de espera (sobre todo de noche), "recorridos incómodos", "caminar varias cuadras más para subirse a un colectivo", "mal mantenidos", entre otros.
En abril, el intendente Pablo Javkin formalizó la salida de la empresa mendocina El Cacique de Rosario por prestar un servicio deficiente, tal y como lo expresan las quejas actuales. Entre los motivos más destacados dijo que se decidió "sacar a la firma por haber registrado más del 80% de reclamos por demoras en el servicio", y agregó: "No cumplían con lo que tenían que cumplir y eso ocasionó los graves problemas de transporte que hoy tenemos".
Tras la retirada de la compañía, el titular del Palacio de los Leones decidió que las líneas que operaba El Cacique, pasen a MOVI y Rosario Bus. Así las cosas, desde mayo la distribución de las líneas quedó de la siguiente manera: 112, 127, 131 y 132 pasaron a estar a cargo de la empresa pública MOVI, y las líneas 122V, 122R, 126R, 126N, 138 139 y 140 quedaron a cargo de la privada Rosario Bus.
Falencias El pasado miércoles, desde el Observatorio Social del Transporte de Rosario (OSTR) -hoy representado por la concejala peronista Silvana Teisa- realizaron un nuevo relevamiento sobre el funcionamiento del sistema, el cual se presentará esta semana. Del informe preliminar adelantaron a Mirador Provincial algunos datos destacados sobre las frecuencias, paradas inteligentes y unidades que no deberían estar en las calles circulando.
"En lo general se notó una mejora en las frecuencias, aunque distan de ser ideales para los pasajeros", advirtió. El relevamiento detectó que se pasó de un ritmo de espera de unos 28, 25 minutos, lo que representa una disminución comparado con abril que arrojaba esperas de hasta 86 minutos, como sucedía con la línea 126.
Sin embargo, aún resta mejorar las frecuencias de muchas otras líneas de colectivos que siguen teniendo tiempos de demora muy considerables como es el caso de la 106 que, según el informe, "tuvo un retraso de 58 minutos".
A su vez, desde el OSTR detectaron que de las once paradas inteligentes que se establecieron para mejorar todo el sistema y la usabilidad de los colectivos "ninguna funciona", en base a lo que corroboraron desde el organismo, indicó.
Sin embargo, el dato más relevante, es que encontraron que "hay unidades de la empresa Rosario Bus que no deberían estar en circulación, porque no se encuentran contempladas dentro del pliego. Son coches de piso alto y que no tienen las puertas de ascenso y descenso en el medio", señaló Teisa.
Este martes se realizará una presentación formal en el Concejo con el informe completo para que la Municipalidad pueda dar respuestas. Es que sigue vigente la ordenanza que establece el seguimiento del sistema en el marco de la Emergencia en el Transporte que se aprobó en noviembre del 2020 para afrontar la pandemia.
La Emergencia en Transporte se aprobó en el Concejo Municipal el 12 de noviembre, un proyecto acercado por el municipio que prevé modificaciones en el servicio que se presta en la ciudad ante un contexto de crisis económica. La iniciativa tuvo 19 votos a favor, 6 abstenciones y 3 votos en contra y se extendería por los siguientes 24 meses.
El proyecto se basa en modificaciones en el recorrido de líneas, la sumatoria de nuevas paradas y quitar algunas en donde el tránsito de colectivos está superpoblado. También prevé servicio nocturno "a demanda" y líneas especiales acorde la cantidad de pasajeros. Tras la aprobación, el Ejecutivo tendrá más flexibilidad a las exigencias del pliego actual.
En caso de que el transporte, visiblemente castigado por la pandemia del coronavirus y la crisis económica, retome su demanda previa a la pandemia en tiempo sostenido, el actual proyecto aprobado dejaría de tener vigencia.