Daniel Domínguez
Dirigencialmente, los de Arroyito y el Parque Independencia son un cúmulo de desaciertos y en este 2022 se fueron superando mes a mes. Desde las decisiones futbolísticas, hasta declaraciones sacadas de algún sketch cómico. Fotos: Archivo.
De un lado, "El club del pueblo". Enfrente, "El más grande del interior". Las estrategias de marketing fueron ganando lugar en los clubes de fútbol y a la hora de "venderse" todo vale. Las redes sociales ayudaron a que se juegue más afuera que adentro de la cancha y así comprar verdades que no son tales.
Central y Newell's están lejos del brillo que supieron ostentar en los años 80 cuando eran animadores en serio de cada campeonato del fútbol argentino. El buen juego y la conducción ejemplar de sus dirigentes marcaron una época que cada día queda más lejos. Hoy, ambos clubes, destiñen. Ni el club del pueblo, ni el más grande del interior. La decadencia los acuñó y parece que les quedó cómodo.
Los auriazules ganaron el primer semestre por amplio margen en cuanto a hacer las cosas mal. Bancaron el ciclo del Kily Cristian González hasta que les fue funcional políticamente, pero cuando puso a los jugadores "en contra" de la comisión le soltaron la mano y le dieron el golpe de gracia luego de perder el clásico ante Newell's en el Gigante.
Las peleas constantes con los referentes como Emiliano Vecchio, los señalamientos entre unos y otros, no hicieron otra cosa más que desgastar un ciclo que pasó por muchas turbulencias y terminó de la peor manera.
Sin resultados, mala relación, un plantel devaluado y una camada de pibes que necesitaban algo más que minutos de juego. Contención, paciencia y, sobre todo, una comunicación coherente entre los pedidos y los objetivos.
La designación de Leandro Somoza por recomendación de Miguel Ángel Russo fue una piedra más en el zapato y todo terminó como tenía que terminar. El DT renunciando después de un nuevo ida y vuelta con los directivos y el mánager Raúl Gordillo y una frase que quedó grabada: "No estamos en el mismo camino desde lo deportivo con los dirigentes. Había situaciones que no daban para más".
Ese camino que señaló el ahora técnico de Aldosivi, es ese que nadie tiene en claro. El famoso proyecto de inferiores quedó allá lejos y hace tiempo, incluso con el Kily al frente, porque si bien se promovieron algunos jóvenes, también es concreto que se invirtieron miles de dólares en incorporaciones que, en su gran mayoría, no dieron resultado. En total fueron 44 jugadores en la etapa de Raúl Gordillo como mánager. El uruguayo Cristian González, Jonathan Bottineli, Ricardo Garay, Nicolás Meriano, Nazareno Romero, Kevin Gutiérrez, Leandro Desábato, Claudio Yacob, José Leudo, Federico Martínez, Martín Rabuñal, Michael Covea, Vinicius Lansade, Alan Bonansea y Patricio Cucchi, fueron algunos de los que pasaron sin pena ni gloria por el Gigante.
Justamente, la renuncia de Gordillo una vez finalizado el último mercado de pases, fue otra de las decisiones inentendibles de esta dirigencia que en los últimos meses busca la manera de encausar unas elecciones que se le presentan cuesta arriba.
La última jugada fue la novela por el pase de Facundo Buonanotte. El pibe de 17 años estuvo en boca de todos los medios cuando se anunció, desde Central, que había sido vendido al Brighton de Inglaterra en casi doce millones de dólares.
La queja de los hinchas por redes sociales, la reacción de la oposición y la poca claridad a la hora de dar a comunicar los números reales del traspaso, obligaron a los dirigentes a dar marcha atrás y anunciar un nuevo contrato para la gran promesa auriazul que ahora tendrían una cláusula de 20 millones de dólares. Y, aunque lo quieran vender como un cuidado del patrimonio canalla, lo concreto es que nada fue prolijo, mucho menos el acompañamiento de un joven que apenas lleva un puñado en primera.
En el Parque Independencia las cosas están igual o peor. A pesar que la era de Ignacio Astore pareció comenzar con buen pie, el castillo de arena se derrumbó al primer contratiempo y Newell's no da pie con bola, dentro y fuera de la cancha.
Los rojinegros contrataron a Javier Sanguinetti de la mano del mánager Julio César Saldaña, que a la vista de los hechos recientes, fue el único que estaba convencido del proyecto.
Con el ex Banfield como DT, y con un mercado de pases en el que Larri acertó algunos "tapados" como Willer Ditta, los rojinegros hicieron una buena primera mitad de torneo, ganaron un clásico después de mucho tiempo, pero se quedaron sin nafta sobre el final y no pudieron clasificar entre los ocho de la Copa de Liga.
A partir de allí, comenzó un desacierto tras otro. Saldaña renunció por diferencias en la toma de decisiones a la hora de traer jugadores, el mercado de junio fue pésimo, Newell's perdió otro clásico, Sanguinetti renunció y la danza de nombres para sucederlo fue un verdadero papelón.
Para esta Liga Profesional, luego de una reunión entre mánager y cuerpo técnico, se había llegado a la conclusión que, para reforzar en serio el plantel, era necesario el arribo de un delantero centro y un mediapunta o extremo.
¿Qué hizo la comisión? Trajo un volante central colombiano que el DT no pidió y a un volante que no jugó en su última cesión en Colón de Santa Fe: Fabián Ángel y Cristian Ferreira, le prestaron sus nombres a una nueva improvisación de la dirigencia leprosa que tuvo un costo muy alto.
En medio de esto, el caso de Iván Arboleda cada día que pasa genera más y más dudas. El arquero que había sido pedido por Sanguinetti, de un día para el otro, dejó el club, apareció en España denunciando que Rayo Vallecano lo había estafado y de Newell's no tuvo registro.
Para colmo de males, los imponderables del fútbol. Se lesionó Ramiro Macagno una semana antes del clásico y la Lepra tuvo que afrontar ese encuentro con el pibe Franco Herrera, quien no estuvo a la altura. Ante esto, otro manotazo de ahogado para ir a buscar al tercer arquero de Lanús, Lautaro Morales.
Como si toda esta comedia trágica no tuviera suficientes capítulos, la comisión anunció dos técnicos distintos para reemplazar a Sanguinetti, pero ninguno de los dos asumió.
El elegido por Astore fue Alfredo Berti. El Loco venía de un mal paso en Barracas Central, pero había quedado marcado por el hincha por el Torneo Inicial 2013 en el que condujo a un equipo plagado de figuras que venían de salir campeón de la mano del Tata Martino y, después de un buen arranque, no pudo sostener el nivel y privó al club de lo que hubiera sido un bicampeonato histórico.
La explosión, una vez más, desde las redes sociales oponiéndose a su contratación, hicieron que el propio DT rechazara la oferta.
Un día después, con nombres como Rolando Schiavi, Cristian Ogro Fabbiani, Martín Palermo o Sergio Rondina dando vueltas sobre la mesa de la comisión, llegó la posibilidad de Roberto Sensini.
Boquita aceptó rápidamente la chance de una nueva etapa como entrenador el Parque, pero cuando parecía que estaba todo acordado, los propios dirigentes le pidieron 48 horas para tomar una decisión, en una muestra más de desorientación y poco cuidado por los que alguna vez dejaron todo por los colores y llegaron a darle una estrella al club.
En medio de todo este caos, los rojinegros deberán afrontar este miércoles a Talleres de Córdoba por los octavos de Copa Argentina, pero con semejante panorama, el resultado hasta parece ser lo menos importante en una institución que está a la deriva.
Las incoherencias, la falta de convicción, las decisiones "de favor" y el poco conocimiento de fútbol quedan en evidencia en cada decisión que vienen tomando en Central y Newell's, quienes, pese a lo que digan sus slogans de marketing, están lejos de la grandeza que quieren ostentar.