Rodrigo Pretto
Si bien se encuentra prohibido a nivel nacional por la ley de control de quemas –N° 26.562–, la práctica de reducción intencional de pastizales mediante la utilización del fuego se ha transformado en un hábito en zonas rurales para desarrollar la limpieza de grandes terrenos y banquinas. Sin embargo, dicha modalidad suele salirse de control para quienes la llevan adelante, situación que requiere la urgente convocatoria a bomberos voluntarios para sofocar las llamas. Cansados de esto y ciertas llamadas por falsas alarmas, desde el Cuartel de la localidad de María Juana – departamento Castellanos – decidieron comenzar a trasladar los gastos a aquellas personas que avanzan con estos usos. “Nos vemos obligados a pedirle que nos paguen los costo porque esto hace que tengamos que llevar las unidades, gastar combustible y que los chicos dejen sus trabajos”, le dijo a este medio Marcelo Brignone, jefe del cuerpo activo.
La Regional V abarca 13 cuarteles de la provincial –desde Frontera hasta San Genaro– donde estas últimas semanas se informaron por dependencia entre dos o tres salidas diarias ante la sequía que azota a la zona. “Nosotros registramos entre cuatro y cinco incendios semanales. En estos días esta situación se agravó por los vientos. En los últimos 15 días acudimos a 5 llamados por quemas controladas, una práctica que está prohibida por ley Nacional y Provincial, pero se lleva a cabo igualmente. Lo que sucede es que muchas veces se salen de control. También no pasa que nos convocan y, al llegar al lugar, es una quema controlada y no se informa al destacamento. Eso hace que nosotros tengamos que trasladarnos, gastar combustible, que los chicos dejen sus trabajos. Todo en vano”, explicó Brignone.
La quema intencional de pastizales es una práctica habitual en la jurisdicción que se encuentra a cargo de Bomberos de María Juana. La cobertura es tan amplia que desde el Cuartel local decidieron, hace algunos años, crear una base en la localidad de Plaza Clucellas. “De nosotros depende Eustolia, Garibaldi, Estación y Plaza Clucellas. También llegamos al límite rural de Saguier, Zenón Pereyra, Esmeralda y San Vicente. La zona ocupa muchas hectáreas, con lo cual los recorridos que hay que hacer ante cada incendio son extensos”, enfatizó quien está al frente del cuerpo activo.
Así, ante los constantes llamados al Cuartel por estas situaciones, decidieron tomar cartas en el asunto para afrontar las costas de este tipo de siniestros. Los inconvenientes son puntuales. Por un lado, la quema, por diferentes factores, terminan muchas veces fuera de control causando incendios de gran magnitud. Por el otro, hay quienes no dejan en aviso al cuartel que se encuentran realizando la práctica controlada, hecho que motiva a los transeúntes que circulan a denunciar los focos ígneos, generando consecuentemente gastos innecesarios de insumos, desgaste de personal, perdida de horas de trabajo en cada uno de ellos y traslados de unidades de manera innecesaria. “En invierno tenemos un promedio de salidas de entre 4 y 5 por semana. La gente, por lo general, piensan que en verano es más complejo. Pero es al revés porque cuando hace frío las pasturas están secas y hay viento. Y se agrava cuando hay sequía. En época de calor, por lo general llueve y los pastos están verdes”, indicaron.
De esta manera, Bomberos solicitaron a la comunidad que den aviso cuando se trata de una quema controlada para evitar inconvenientes y traslados sin sentido. “Vamos a cobrarle los gastos a quienes no informen que van a reducir pastizales con fuego o a aquellas personas que lleven a cabo esta práctica y se les salga de control. Poner a trabajar un camión tiene un alto costo. No sólo por lo que gasta para trasladarlo, sino porque además funciona a base de combustible. Para tener una idea, un incendio que nos demanda 4 horas en sofocarlo, es similar a estar viajando durante ese tiempo”, remarcaron desde el Cuartel.
Hace tiempo atrás, para solventar los gastos, se creó en María Juana una tasa por hectárea para sostener el mantenimiento con las cuotas societarias, ya que el gasto día a día de combustible se hacía pesado. “Los colonos de esta región pagan ese impuesto con los tributos municipales. Pero es algo optativo, no obligatorio. De esa forma se logró solventar los gastos”. Así, Bomberos diagramaron un sistema para identificar quienes son los productores que abonan dicho canon para, ante un incendio en sus campos, concurrir de manera gratuita.