Hagar Blau Makaroff
La autora relató sobre sus comienzos de vida en su ciudad natal, entrevistada por Mirador Provincial: “Tuve una vida de clase media rosarina. Estudié en la escuela pública -la primaria en el Normal Nro. 1 y la secundaria en el Superior de Comercio- y me gradué como abogada en la Universidad Nacional de Rosario. Me fui a los 27 para trabajar a un estudio jurídico de Buenos Aires y del país, a inicios del 2002, a causa de los estragos económicos y sociales que supuso el corralito. Desde entonces, nunca dejé de regresar a Rosario”.
Consultada sobre su sentimiento de pertenencia, afirmó: "La ciudad dejó en mí una marca indeleble. Tanto es así que, cuando publiqué mi primer libro de narrativa en la solapa, escribí: Valeria Correa Fiz nació y creció en Rosario (Argentina), a orillas del río Paraná”. Aunque hace más de diez años que vive en el extranjero, y siempre en ciudades que empiezan rigurosamente con la letra "m": Miami, Milán, Madrid, todavía conservo el humor turbio y sedicioso que le legaron las aguas del río", celebró.
Sobre qué significa para ella participar con su libro en la FILROS que es de su ciudad de origen, aseguró estar “encantada de regresar a Rosario y en calidad de autora”, especialmente con su último libro, ya que “está enteramente ambientado en Argentina y hay varios cuentos que suceden en la ciudad”. Y en este sentido para Correa Fiz “la FILROS es una feria de prestigio creciente en el país.
Con solo mirar por encima su programación, nos damos cuenta de los eventos son muy interesantes, los autores de prestigio y los temas que se proponen de absoluta actualidad”.
Para conocer un adelanto del espíritu de su creación Hubo un jardín, precisó que “es un libro de siete cuentos que trabajan en torno a la culpa o al secreto que esconden sus protagonistas”. A la autora le gusta decir que “todos somos el secreto de alguien en algún momento de nuestras vidas: somos amados, odiados, envidiados, etc. en secreto”.
Las historias son muy diferentes entre sí, aseguró: “Su punto en común es la tensión narrativa. Me gusta que los lectores se sientan atrapados dentro de lo que se cuenta y que sientan mucha curiosidad y ganas de saber cómo termina. El título trabaja con el jardín, símbolo de larga tradición literaria, que en este libro representa el desborde (de los personajes o de su entorno) que deja el jardín en estado ruinoso de selva o desierto y también en el momento exacto en el que los protagonistas pierden la inocencia o ese estado de beatitud que tuvimos en el Jardín del Edén”.
Si bien participó en unas cuantas antologías, su último libro que presentará en la FILROS es el quinto libro personal. Los anteriores son dos de narrativa y tres de poesía, publicados en España. “Este año saldrá la traducción de uno de ellos al alemán, pero todavía no están publicados en Argentina. Estoy en ello”, adelantó. “La condición animal” (Páginas de Espuma, 2016) fue su primer libro.
En torno a su tarea de dirigir talleres literarios, relató: “Es una experiencia que te enseña a escuchar más y mejor al otro. Enseñar a potenciar la voz del otro es también un ejercicio que sirve para potenciar tu propia voz. Se aprende mucho enseñando: leer para explicar a los participantes del taller cómo funcionan ciertos recursos literarios o estructuras narrativas implica un esfuerzo mayor que leer para uno y, por lo tanto, también un descubrimiento más profundo”.