Los números son contundentes. Este es el invierno más seco desde 1995 en el sur de la provincia. Es decir, el más seco del siglo XXI. Un fenómeno meteorológico que no contribuye a la economía santafesina al producir una notoria disminución de las cosechas de granos y a la escasez de pasturas para los animales para faena.
Los escasos milímetros que llovieron el domingo en la zona sureña de Santa Fe no lograron torcer la tendencia marcada de la falta de agua. El último día de la semana pasada llovieron unos 5 milímetros en la Cuna de la Bandera. El total para todo el período invernal es de alrededor de 10 milímetros. Un número lejano a los 86 mm de promedio para esta estación del año. Se esperan más precipitaciones para el martes 20, último día del invierno, aunque como las del domingo serían insuficientes para torcer la tendencia marcada a la escasez.
Este 2022 es el tercer año más seco de la media en los departamentos más meridionales de la bota santafesina. Esta seguidilla de tres temporadas consecutivas con lluvias escasas ha producido que los perfiles de parte de la Pampa Húmeda, el fenómeno también incluye al oeste de Córdoba y sur de Buenos Aires, y de otras regiones tengan menos reservas de las normales. Esto genera cultivos menos desarrollados, con menor cantidad de granos y por ende menos rendidores.
Según las previsiones, el fenómeno de La Niña, que en América del Sur genera sequías y precipitaciones menores a las habituales, se extenderá hasta diciembre. Por ende, la primavera tampoco contará con grandes precipitaciones.
Cristian Russo, jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario, señaló con respecto a las precipitaciones invernales a Mirador Provincial: “Este es uno de los registros más bajos desde el ’61”.
El especialista explicó el fenómeno de La Niña: “Es un evento que tiene que ver con variables muy específicas que se miden en un punto del océano Pacífico. Cuando hay un enfriamiento ahí terminamos recibiendo por las circulaciones menos agua acá en toda la región pampeana. Hablamos de un 30 por ciento menos”. Este se dio en 2020, 2021 y 2022. Dejó muy secos los perfiles de suelo. “Venimos de un otoño que falló. La primavera y el otoño son fundamentales porque recargan los perfiles (del suelo) para los cultivos”, agregó.
Ruso también señaló que los cultivos de maíz sembrados tempranamente fueron un desastre productivo. “Venimos con dos años donde ha cambiado el paisaje. Donde han desaparecido las lagunas, donde todo lo que es el agua de napa se ha ido mucho más abajo porque no ha habido recargas. Todo esto hace un combo explosivo”. El hombre de la GEA comentó que la última gran lluvia se dio el 25 de mayo pasado. Con este panorama, también peligra el trigo implantado en esta campaña 2022/2023, según afirmó: “Estamos necesitando lluvias urgentes”.