Adelanto desde la cocina

A 30 años del Festival de Poesía, en Rosario “siempre se escribe, se lee y se comparte”

 


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Con el corazón de las celebraciones en la Biblioteca Argentina, se contará con intervenciones urbanas en otros puntos en los barrios de la ciudad: a las habituales conferencias, talleres y mesas de lectura se les sumarán intervenciones urbanas, la tradicional feria de editoriales, recitales poéticos, lecturas en la trasnoche y la residencia a modo de laboratorio poético dirigido a jóvenes poetas de habla hispana.

“La poesía en Rosario y también en la provincia de Santa Fe siempre ha sido fundamental pero es en realidad parte indispensable del pensamiento y del lenguaje mismo. Creemos en la poesía siempre, como pasado, presente y sobre todo por y para el futuro de todas las voces que quieran decir”, propuso la escritora Maia Morosano, una de los cinco curadores que tendrá esta edición.

El Festival Internacional de Poesía de Rosario es “un espacio identitario de la ciudad que marca el valor que tiene la poesía para quienes vivimos y escribimos acá. Siempre está latiendo dentro del corazón literario. El FIPR dice y deja su huella porque la poesía en Rosario se escribe, se lee y se comparte mucho”, aseguró.

Por su parte la poeta y también curadora Paola Santi Kremer adelantó: “Esta edición del Festival trae simultáneamente el hecho de que la poesía existe siempre, fundida a la vida y más allá de cualquier categorización que se le pueda atribuir, pero también busca valorar el trabajo, el interés y la voluntad política que fundó y sostuvo este festival por 30 años, que ya se volvió una política de estado en pro de fomentar la escritura, una industria cultural que batalla por subsistir, y su circulación más allá de las fronteras”.

Viniendo Santi Kremer del país en que actualmente gobierna Iair Bolsonaro, valoró “profundamente” la existencia de este festival, así como aseguró saber que lo valoran personas de otros países y de esta región: “El tiempo y el lenguaje son algunos de los pilares que organizan el mundo como es, y la poesía siempre postula la posibilidad de plantear otras formas de concebir a ambos. Traer a la superficie este vínculo significa poner en evidencia formas múltiples de percibir las potencias de esta relación”.

En el mismo mes del Día del Orgullo LGBTIQ+, la curadora destacó además que “el festival amplía su interés en albergar diversidad, incluso dando lugar a un equipo de curadoras y curadores que percibe la poesía de diferentes formas, así como retoma y honra la historia del Festival y todo el trabajo realizado por quienes pasaron por él”.

En este trigésimo aniversario del FIPR el equipo curatorial es integrado por Maia Morosano, María Lanese, Paola Santi Kremer, Marcelo Cutró y Marina Maggi y la coordinación general de Cristian Molina. Es organizado de forma conjunta por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad, el Ministerio de Cultura de la provincia y el Centro Cultural Parque de España.

Los poetas invitados a esta edición son Misael Castillo (Tostado), Carolina Lesta (La Plata), Sirena del Kaos (Rosario), Alex Zani (Santiago del Estero), Riccardo Frolloni (Macerata, Italia), Fabián Leppez (Moreno), María Florencia Moscato (Beltrán), Marcelo Quispe (San Pedro Jujuy), Pablo Ascierto (Rosario), Gigliola Zecchin (CABA), Violeta Vignatti (Santa Fe), Vir del Mar (Córdoba), Marta Febré (Rosario), Daniela Catrileo (Chile), y Juan Solá (Resistencia, Chaco).

Revisar 30 años de historia festivalesca
Consultadas sobre las reflexiones que surgieron desde el trabajo curatorial en torno a los 30 años de historia de este festival del género de las fibras sensibles de las Letras, las curadoras destacaron que “es muy emocionante vivirlo desde adentro y enterarnos de los nombres de más de ciento cincuenta trabajadoras y trabajadores poetas que hicieron posible estos treinta años”, dijo Morosano, para quien “ser parte de esta construcción es una responsabilidad grande que tratamos de llevar adelante con todo el cariño y el compromiso que significa sostener este espacio tan importante”.

Esta edición permitió a curadoras y curadores “volver hacia atrás y ver las raíces, desde el primer festival que no era internacional sino latinoamericano, y cómo con las distintas camadas organizadoras fue creciendo y seguramente siga haciéndolo con quienes continúen. La muestra del archivo que se pasará la semana del festival da cuenta de esto”. Y agregó que “es fundamental seguir empujando el FIPR cada año con poetas que aún no hayan pasado y también me parece importante resaltar que estos treinta años no se hicieron solos, sino que son el resultado de muchos esfuerzos y del deseo fuerte de que siga existiendo”. Como años anteriores el FIPR recoge el guante de juntar voces distintas, voces de identidades diversas, voces de edades diversas, voces de personas racializadas, voces trans y de distintas culturas y
lenguas.

En tanto que Santi Kremer aseguró “que se celebren 30 años de un Festival dedicado a la poesía, no tenemos dudas que este encuentro va a ser una fiesta, con su potencia para construir afectos al mismo tiempo en que genera las condiciones en la poesía como algo que
no está separado de los cuerpos y que así pueda llegar a más personas y surtir sus efectos, siempre inestables”.

Para la joven poeta brasileña “el desafío del FIPR es siempre encontrar más formas de generar estos encuentros y que estos a su vez puedan dar cuenta de las incontables formas de vincularse, quien escribe con lo que escribe, y la poesía con quienes la reciben”.

Homenaje a tres poetas entre Rosario y Santa Fe

Este año se cumple el centenario del nacimiento de Beatriz Vallejos (Santa Fe, 1922 - Rosario, 2007), quien será homenajeada en esta 30º edición del FIPR. También se rendirá homenaje a dos poetas fallecidos recientemente. Se trata del rosarino Hugo Diz (1942 - 2022) y de la
santafesina Estela Figueroa (1946 - 2022).

La vida de la poeta transcurrió entre Santa Fe, Rosario y San José del Rincón, lugar este último donde están fechados muchos de sus poemas. Publicó su primer libro en 1945 y en la década de 1960 desarrolló su actividad como laquista, exponiendo obras en galerías, salones y museos de distintas ciudades del país.

En 1980, Ediciones Colmegna (S. Fe) reunió gran parte de su poesía en El collar de arena, volumen que reeditaron en 2012 la Editorial Municipal de Rosario y Ediciones de la Universidad Nacional del Litoral, que lo ampliaron con libros publicados posteriormente y con textos inéditos o de publicación dispersa.

Hugo Diz comenzó a publicar poemas en diferentes revistas del país en 1965 y en 1969 publicó su primer libro, El amor dejado en las esquinas. Otras de sus publicaciones son Poemas insurrectos (1971), Algunas críticas y otros homenajes (1972), Historias, veras historias (1974), Manual de utilidades (1976), Canciones del jardín de Robinson (1984), Las alas y las ráfagas (1985), A través de los ríos y los mares (1986/87), Baladas para Marie (1988), Ventanal (1990) y La lírica y el exabrupto (1997).

En cuanto a Estela Figueroa, entre sus libros se destacan Máscaras sueltas (1985), El libro rojo de Tito (1988), A capella (1991), Un libro sobre Bioy Casares (2006) y La forastera (2007). Realizó trabajos para cine y teatro y coordinó talleres literarios en el Pabellón de menores de la cárcel de Las Flores, donde editó la revista Sin alas. Dirigió la revista La Ventana, publicada por la Dirección de Cultura de la Universidad Nacional del Litoral. En este ámbito universitario también coordinó el taller literario, tarea que se vio plasmada en la edición de tres libros y fichas de poesía, versiones teatrales de aguafuertes de Roberto Arlt y la escritura y emisión de dos radionovelas. El hada que no invitaron: obra poética reunida 1985-2016, publicado por la editorial Bajo la luna en 2016, incluye sus libros de poesía junto con Profesión: sus labores, que permanecía inédito hasta ese momento.



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