Ariel Gustavo Pennisi
Es una buena oportunidad para acercarse a disfrutar del teatro independiente y de las obras que se ofrecen desde la sala La Morada (San Martín 771 P.A., Rosario) en el marco del Ciclo “La Morada Primaveral de Reactivar Escena”. Malnacida podría ser una obra sobre el poder y la sumisión, pero no lo es. Podría ser una obra sobre el siempre latente rencor de clase, pero no lo es.
Quizás también podría ser una puesta en escena sobre la explotación del hombre por el hombre mismo en el cuerpo de dos mujeres; Doña Templanza, muy bien carnalizada en la humanidad de Franco Aguero; y su criada Mildred bajo el aura de la actriz Victoria Vilardell, quien también esta a cargo de la producción de esta pequeña y compleja historia que es la reencarnación misma del teatro independiente rosarino.
Malnacida podría ser todo lo mencionado durante los poco más de 60 minutos de puro arte escénico que copa el siempre familiar escenario de La Morada. Podría serlo pero no lo es, porque es en definitiva una pieza teatral sobre la soledad, sin renunciar a las complejidades esenciales que colateralmente atraviesan el desigual mundo de este par de personas que el azar quiso, en la trama, que cruzaran sus caminos.
Y ahí están, todo el acting en el asador del escenario, sin renuncias y al extremo, aquél que puede llevar casi como un péndulo al espectador del llanto a la risa desopilante. Drama y comedia se entrecruzan bajo la dirección de Franco Aguero que además es el portador de la autoría de la dramaturgia. Una realización donde el compromiso corporal es llevado al límite tal, que la violencia nos miente con su rostro más real.
Malnacida podría ser todo lo dicho, y termina además siendo un thriller psicológico donde los cuerpos son llevados al extremo del quiebre, aquél punto donde el realismo da permiso a lo grotesco como género, con un final al mejor estilo Almodóvar, porque las soledades de ambas mujeres cala en lo más profundo de sus almas y ya no existe la posibilidad de pensarse la una sin la otra, más allá de sus diferencias, porque no hay amos sin esclavos y en el amor siempre hay un tercero habitando la vital nostalgia de lo no sucedido y la esperanza en lo que no sucederá.
La trama Una patrona y su empleada parecen ser dos polos opuestos, pocos propicios para el afecto y la amistad. No es el caso de la historia encarnada por Doña Templanza y su criada Mildred. Malnacida es una historia que deviene en una amistad que es mas fuerte que cualquier grieta que la sociedad pueda establecer. Ellas , patrona y empleada, entablaran de forma genuina, el sano y necesario afecto, desde el amor puro y la mutua contención, llagando a ser hermanas de la vida, aunque la historia marca una génesis conflictiva del vínculo que parece
encarnar las opresiones de siempre.
Los poros se encuentran para desarrollar un vínculo de amor y amistad, al punto tal, que la mutua dependencia existencial es llevada al límite mismo en el cual no puede desarrollarse vida alguna posible de la una sin la otra.
No todo es sencillo y color de rosa en esta profunda trama, cuya realidad comienza a tornarse de forma onírica, cuando el sueño y vida idílica se corporizan en el amor de las dos amigas que nace genuinamente. El desafío se presenta ante la mirada del espectador: ¿Podrán dos almas simples que se encuentran en la ficción de la vida cotidiana saltear las históricas diferencias sociales?
Los problemas no se hacen esperar. Las deudas de Templanza, la patrona, con los gastos despilfarrados de sus bienes, sumado a las heridas siempre presentes de un amor que no ha sanado y el peso de su linaje sobre sus hombros, la han deteriorado tanto física, como mental y emocionalmente. En el deterioro, se encuentra con su criada Mildred, ambas se acompañan y sostienen mutuamente. Ahí estará Mildred, su fiel amiga siempre estará, aunque con el peso de su propia novela familiar.
Mildred es la entrañable ama de llaves que sufre en silencio, anhelando ese amor familiar que dejó atrás en otras tierras de las cuales nos habla como si fuese un lugar digno de un cuento nórdico, que se va desmembrando y descuartizando pieza a pieza en las partes que conforman “Malcriada”, una tragicomedia poblada de giros inesperados. Doña Templanza, la patrona; Mildred su querida y amada criada; el azar. Las necesidades emocionales y materiales las encontró dentro de una vida idílica que se manifiesta de forma onírica, casi como un sueño llamado amistad.
Ficha técnica Dramaturgia y dirección: Franco Agüero.
Actuación: Franco Agüero (Doña Templanza) Y Victoria Vilardell (Mildred, La Criada).
Asistencia técnica: Constanza Viaplana.
Producción: Victoria Vilardell.
Próximas funciones: domingos 23 y 30 de octubre a las 20.
Lugar: Teatro La Morada (San Martín 771 P.A, Rosario).
Reservas: 341 253-1406.
Instagram: malnacidateatro.