Gisela Mesa
La música, algo que siempre ha estado en su mente, en sus venas; empezó a cantar desde chico, y a medida que iba creciendo decidió entrar a un coro polifónico municipal en Exaltación de la Cruz, en el cual participó por dos años. Luego comenzó su profesión en la salud y con el tiempo empezó a estudiar canto con Florencia Rovere hasta en la actualidad. Por otros dos años fue parte del coro Gospel Choir.
En la actualidad sigue trabajando en su profesión de Licenciado en Enfermería y como ya sabemos, dedica tiempo a la música. Está grabando nuevas canciones y comenzando en la importante etapa de escribir y componer su propio material, que pronto estará sonando en plataformas digitales.
En esta oportunidad a través de una charla amena con Mirador Provincial, el músico nos habla de Árbol sin hojas, un proyecto musical que grabó junto a Diego Neseford.
En la actualidad sigue trabajando en su profesión de Licenciado en Enfermería y como ya sabemos, dedica tiempo a la música. Está grabando nuevas canciones y comenzando en la importante etapa de escribir y componer su propio material, que pronto estará sonando en plataformas digitales.
-La música ¿cambia a las personas? -Creo que sí, creo que la música puede llegar a cambiar a las personas de distintas maneras y dependiendo del contexto y del estado de ánimo del momento. Tanto con la música que uno escucha de otros autores o con la que uno mismo interpreta o compone, ya puede registrarse un cambio interno. Desde lo emocional, a través de la música uno puede expresar lo que siente, sea alegría, tristeza, desencuentros, la pérdida de un amor, y hasta la pérdida de un ser querido. Al escuchar la música de otros también pueden surgir los mismos sentimientos y rememorar. Desde lo corporal, uno canta con el cuerpo y no sólo con la voz, por lo cual se puede experimentar la combinación de los distintos sentidos y al momento de la interpretación que esta sea única y cargada de emotividad. En el tango se habla mucho de amores no correspondidos, en la música folklórica se hace mención a la tierra donde uno nació y se crió, y así podría seguir con muchos otros géneros. Es por esto que considero que la música es muy personal y marca distintas etapas en la vida del artista.
-¿Qué anhelaba Sergio de niño en su infancia? -Siempre quise ser cantante desde muy chico. Era la manera en la que creía que podía expresar lo que me pasaba. La música me acompañó en momentos difíciles de mi vida, por ejemplo cuando sufría bullying en el colegio primario y secundario porque me hacía evadir del presente. Pero no sólo me acompañó en la niñez porque años más tarde, en momentos en los cuales me sentía solo, me ponía a cantar y soñaba (y aún sueño) con que mi voz y mi música lleguen a todos aquellos que hayan pasado por una situación similar y así puedan sentirse acompañados aunque sea por un ratito.
-¿Qué momento estás atravesando como artista? -Durante los últimos cuatro años estuve entrenando mi voz más profesionalmente, asistiendo a clases de técnica vocal con Florencia Rovere y participando en distintos grupos de canto (como el coro gospel), haciendo duetos, grabando videos, compartiendo shows con otros artistas que también estaban iniciándose en su carrera musical, en fin… generando contenidos para hacerme conocido. Tengo que reconocer que el acompañamiento de mi familia en todo esto me hizo sentir doblemente realizado. Por otro lado, este es el último año que tomo clases con Florencia y eso me entristece un poco. Por sugerencia de ella desde el año que viene comenzaré a tomar clases con otro profesor para perfeccionar mi voz. Si bien son sentimientos encontrados creo que estoy en plena expansión porque conocí a distinta gente del medio que colabora conmigo, por ejemplo en el armado de pistas y grabado de voces (Martín Di Lacio de Núcleo Records y Charly Monge del Estudio El Abuelo) o en el manejo de redes (Leonel Bird). Y seguramente conoceré a mucha más gente en el futuro.
-¿Cómo surge el interés por la música? -Mi padre siempre quiso ser cantante y nunca tuvo la posibilidad porque era de bajos recursos y comenzó a trabajar desde pequeño. En mi niñez lo escuchaba cantar o tararear algún que otro tango, alguna pieza de folklore o un bolero (se me viene a la mente “El reloj” de Armando Manzanero). Una situación parecida me tocó vivir a mí, sumado a que nací y me crié en Capilla del Señor, un pueblo en el que en esos tiempos estudiar música o canto era para pocos o había que viajar a otra localidad que no siempre era cercana. Siendo adolescente ingresé al coro polifónico municipal y mi participación en el mismo acrecentó mi interés por la música. Desde que me mudé a Buenos Aires las oportunidades de formación se ampliaron y pude avanzar.
-¿Cómo se crea este dúo musical para conformar Árbol sin hojas? -Con Diego Nesenford nos conocemos del ámbito laboral pues trabajamos en el mismo turno en el Sanatorio Anchorena de Recoleta y los dos somos aficionados a la música. La propuesta de hacer Árbol sin hojas fue suya porque él me había escuchado y creyó que sería bueno grabar juntos.
-¿Quiénes han sido los artistas que han marcado huella en tu mente? -De habla hispana: Sandro, Camilo Sesto, María Graña, Raphael, Luis Miguel, David Bisbal, Marc Anthony, Luis Fonsi… Mi referente en otro idioma es de habla inglesa y es Luther Vandross. Él interpretó a dueto con Mariah Carey, a quien también admiro, el tema “Endless love”, que originalmente fue cantado a dúo por Lionel Ritchie y Diana Ross.
-¿Cómo manejaste la composición de las letras? ¿Dejás que tu aspecto emocional fluya? -La realidad es que la letra de Árbol sin hojas no la compusimos nosotros sino que corresponde a Dread Mar I. Lo que hicimos fue interpretarla a nuestra manera dentro de otro género musical como la cumbia. La letra de la canción me generó distintas sensaciones y por todo lo que comenté antes es inevitable que las emociones aparezcan. Supongo que a Diego le habrá pasado algo parecido.
-¿La música te permite explorar, desarrollar otro lado desconocido de vos? -Claro que sí, cada canción nueva que interpreto me permite conocerme a mí mismo un poquito más. La música me hace sentir vivo. Y también me desinhibió porque uno se presenta ante el público y pierde el miedo y la vergüenza. Cada vez que realizo un show y veo lo que se genera en la gente me pone muy contento porque siento que la hago olvidar de sus problemas por un rato.
-¿Las canciones pueden delatar cómo es el artista? -Pasa algo parecido como con los escritores. Al componer, el artista muestra cómo percibe el entrono a través de sus letras. Si bien hasta ahora no compuse, mis interpretaciones me muestran más afín a ciertos cantautores que a otros. Por mi registro vocal y por mi personalidad, me inclino más a lo melódico.
-¿En qué proyectos estás trabajando? ¿Podés adelantarnos algo? -Con Diego vamos a presentar otra cumbia de género mexicano. Y también hay otra cumbia a dueto ya grabada con otro cantante, Víctor Flores, quien está en sus primeros pasos. Por el lado solista, próximamente va a salir en las redes el cover de un cuarteto del “conejito” Alejandro que es de lo más bailable que grabé hasta el momento. Estoy tratando de diversificar un poco el repertorio sin alejarme de lo melódico para tener mayor variedad.