Lucía Dozo
El circuito urbano por las calles de París en la reciente edición de Paris+par Art Basel permitió reunir por primera vez la marca Art Basel, creada por el suizo Ernst Beyeler en los años setenta, con la mística de la capital francesa. Además de convocar a 156 galerías internacionales que presentaron obras de arte –desde pintura y escultura hasta fotografía y obras digitales– en el Grand Palais Éphémère, la sala de exposiciones temporales en el Campo de Marte, el programa Sites ocupó diversos espacios públicos de la ciudad. Estas muestras e intervenciones urbanas tuvieron lugar entre el 20 y el 23 de octubre pasados.
En ese marco, se homenajeó a la artista visual rosarina Graciela Sacco (1956-2017), reconocida internacionalmente por su obra que abarca fotografías, videos e instalaciones. Bocanada se exhibió –a partir de un proyecto de la galerista Florencia Giordana Braun– en el Jardín de las Tullerías, entre el Museo del Louvre y la Plaza de la Concordia. Sacco repite la imagen de bocas abiertas aplicadas sobre distintas superficies con el recurso de la heliografía (procedimiento de duplicación de dibujos a través de la luz en un papel sensible), una de las herramientas de su lenguaje expresivo. Bocanada es una serie compuesta por diversas obras que Sacco comenzó a realizar en 1993, en la que se vale de fotografías que muestran primeros planos de bocas abiertas de par en par. Estas famosas imágenes disruptivas formaron parte del programa Sites con el que Paris+par Art Basel, durante la feria, se extendió a las calles de la ciudad y en la que mostró obras de artistas de todo el mundo.
La trayectoria de Graciela Sacco Graduada en 1987 como licenciada en Bellas Artes en la Universidad Nacional de Rosario, Sacco fue profesora de la cátedra Problemática del arte latinoamericano en el siglo XX y del Taller de arte experimental en esa institución. Obtuvo dos veces el Diploma al Mérito de los Premios Konex, en 2002 por Gráfica y en 2012 por Instalación. Cobró un gran reconocimiento por la participación de sus obras en exposiciones en Argentina y también en bienales internacionales como las de México, Venecia y Shanghái. Su producción se desarrolló en gran parte a partir del impacto de la publicidad y sus lenguajes en las comunidades urbanas. Esta es una de las razones por las que su obra desborda y trasciende el espacio de la galería convencional y, en cambio, se hace visible en el espacio público a través de la serie de “Interferencias urbanas”. A través de ella y mediante diferentes técnicas, dialoga con temáticas como la migración y el exilio (ha sido una artista comprometida con estas y otras problemáticas complejas); la relación entre lo público y lo privado, lo institucional y el espacio urbano, lo efímero y lo universal.
No solo Bocanada (1993-2014) sino además Cuerpo a cuerpo (1996-2014) se vuelven obras activas: mientras no se solucione la situación de origen (sociedades con hambre y necesidades básicas ignoradas), seguirá estando vigente y podrá ser exhibida cuantas veces sea necesario. En el caso de la serie que pudo verse recientemente en la capital francesa, la imagen repetida cientos de veces de bocas abiertas (que ya habían formado parte del espacio público en épocas diversas en diferentes ciudades) aluden a la pobreza y al hambre del mundo, una problemática de interés humano y universal. Más información sobre su obra en
https://gracielasacco.com/
Homenajes En 2018, el Museo Nacional de Bellas Artes exhibió “Graciela Sacco (1956-2017). Muestra homenaje”, en la que presentó la última obra de la artista, “¿Quién fue?”, en diálogo con “Victoria”, de la serie Cuerpo a cuerpo; “Bocanada”—ambas patrimonio del Bellas Artes—, “Una chispa basta para incendiar la pradera”, de la serie Bocanada, y “Entre nosotros,” de la serie Esperando a los bárbaros, concebidas en la década del 90. La exposición formó parte de varios otros homenajes tributados a la artista, por ejemplo la retrospectiva “Preguntas”, que se
llevó a cabo en MUNTREF (Centro de Arte Contemporáneo - Universidad Nacional Tres de Febrero) y la exhibición “Entre nosotros”, que se realizó en la Casa de América de Madrid.
Señalaba en ese momento Fernando Farina, el curador de la muestra homenaje: “La temprana muerte de Graciela Sacco sorprendió y movilizó al mundo del arte. Al recordarla, la historia dirá seguramente que su obra dio continuidad a las intervenciones comprometidas de la vanguardia rosarina de los años 1960 o que fue la primera artista en utilizar la heliografía para resignificar objetos cotidianos, pero su singularidad responde también a otras razones: a sus cuestionamientos permanentes y a su capacidad para lanzar preguntas antes que afirmaciones. Aunque refirió muchas veces a los límites, parecía no tenerlos. Todo espacio abría para ella una posibilidad de acción, de discurso, de reflexión. Podía exponer en un museo o realizar interferencias urbanas apropiándose de los códigos de cada lugar, agregando elementos discordantes y contradictorios.
Al elegir sus temas, apuntaba a mostrar aquellas situaciones sociales irresueltas en un mundo siempre contradictorio. Planteos acerca del hambre, de los peligros y de las amenazas, del espacio mínimo que necesitamos para vivir; o el registro de personas esperando o en tránsito, así como el de migrantes, fronteras y exclusiones. Problemas que atraviesan geografías y tiempos”. Y reflexionaba sobre la exhibición en el Museo de su último trabajo: “¿Quién fue? es el eslabón final de una manera de enunciar. Un proyecto pensado
para el espacio público, pero que, a la vez, cuestiona el espacio íntimo. Un dedo que nos señala, nos intimida, nos acusa. Esa obra abre y cierra la muestra con la certeza de que su producción iluminará futuras reflexiones sobre la vida y el arte”.
En Rosario, la Municipalidad, a través de la Secretaría de Cultura y Educación, organizó también en 2018 una serie de homenajes a la artista, entre ellas, la muestra Mágico-Primitiva en el Centro Cultural Parque de España, que exhibió piezas nunca expuestas en la ciudad, pruebas de artista y sus últimos proyectos.
En el espacio público se desarrollaron una serie de “Interferencias” sobre los muros de algunos edificios significativos: bibliotecas, escuelas, museos y centros culturales, conformando un itinerario denominado Territorio Sacco. Además, se restauraron una serie de obras diseñadas por la artista para espacios públicos, que forman parte del patrimonio cultural: Entre nosotros (en el Jardín de los Niños y en el Museo de la Memoria), y Sombras del sur y del norte (en la Facultad de Humanidades y Artes). Estos homenajes –se señaló oportunamente desde el municipio- fueron un “reconocimiento a la potencia de su trabajo que trasciende los límites del campo artístico”.