Rosario Central

Un club autodestructivo

El 2022 será recordado por ser el año en el que todo se hizo al revés en Arroyito.


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Por Daniel Domínguez

Mal en la cancha. Mal afuera. Mal entre ellos. Mal cada vez que hablan de Central. Un club tan grande como el auriazul no puede permitirse otro año como este 2022 que parece que seguirá deparando sorpresas negativas por Arroyito.

De antemano se sabía que no sería una temporada sencilla. Las elecciones marcaban el pulso institucional y cada decisión tendría un peso diferente.

Los malos resultados en la primera mitad del año, aceleraron la salida del Kily, la de Emiliano Vecchio y las declaraciones cruzadas entre los propios miembros de la comisión directiva derivaron en el pedido de licencia del presidente Rodolfo Di Pollina.

Así, a los tumbos, Central cerró como pudo un campeonato que lo dejó entre los últimos puestos de la tabla anual y un futuro inmediato preocupante.

Parecía que la confirmación de las elecciones para el 18 de diciembre, las señales de algunos candidatos para “tirar para el mismo lado” y la convicción de Carlos Tevez de continuar con el proyecto futbolístico, llevarían algo de tranquilidad hasta los comicios, pero todo voló por los aires la semana pasada con la decisión del Apache de dar un paso al costado no sin antes dejar varias frases contradictorias en las que involucró a uno de los candidatos de la oposición como Gonzalo Belloso, a pesar de que, minutos antes, Tevez había afirmado que no quería meterse en política.
Quizás esa aparición pública del ahora ex DT y el presidente en ejercicio puede sintetizar de manera fiel lo que es hoy el club: una institución a la deriva, contradictoria desde adentro, con un grupo de dirigentes que no pudieron dejar sus egos de lado y conspiraron y conspiraran con el futuro y la salud deportiva de la divisa que dicen amar.

No era tan difícil. Las cinco agrupaciones deberían haber apostado por un acuerdo tácito de cara al mercado de pases que puede sellar lo que será el 2023, más allá de si Tevez era de sus preferencias o no.

Que Carloni haya sido quien apostó por el ex ídolo de Boca, parece que fue suficiente para que la oposición se pusiera en contra de cualquier decisión que tomara el técnico, aunque significara un beneficio, como la posibilidad de realizar la pretemporada en Estados Unidos y jugar algunos amistosos con roce internacional.

Hoy por hoy, Gonzalo Belloso, por Raza Canalla, Diego Lavezzi, por Juntos somos Más, Mario Moretti, por Fuerza Auriazul y Juan Cruz Rodríguez, por Espacio Canalla, lejos de unir voluntades, parecen que dividen fuerzas y hasta sus propias opciones a la hora de comandar el club por los próximos cuatro años.

Es una cuestión matemática, más listas, más votos repartidos, menos diferencia numérica entre el vencedor y sus perseguidores.

Por ahora la fecha se mantiene el 18 de diciembre, pero como en Central no hay seguro, todos los días se genera un rumor de que los comicios se postergarían para marzo o abril del año próximo.
Lo peor que tiene Central es su desorden interno. Más allá de lo que puede significar jugar o dirigir un club tan popular, no hay que ser demasiado despierto como darse cuenta que, con este panorama, nadie querrá acercarse a Arroyito hasta que no haya una decisión firme sobre la conducción del club.

Los canallas demostraron todo lo que no se debe hacer en la gestión institucional. Desperdiciaron dos campeonatos enteros, no pudieron potenciar a futbolistas, se desprendieron de su mejor jugador de apenas 17 años como Facundo Buonanotte y podrían seguir perdiendo prestigio en el corto plazo, tanto en futbolistas como Alejo Veliz, Gino Infantino o Mateo Tanlongo, así como la imposibilidad de contar con refuerzos de calidad para mejorar la magra campaña realizada recientemente.
El peligro acecha, pero parece que algunos no lo quieren ver y solo piensan en imponer sus ideas, sea o no sean acertadas.

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