Escenario

La muerte del deseo: la corporalidad más allá de la demanda

Lucía Berardo lleva su cuerpo al límite, en un unipersonal de danzas y teatro físico que cala en los orígenes del deseo y la cultura de la productividad.


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Ariel Gustavo Pennisi


La muerte del deseo es un unipersonal de danzas y teatro físico protagonizada por Lucía Berardo y se presenta bajo la dirección de Emmanuel Calderón los días viernes 11 y 18 de noviembre a las 21 horas en La Morada Teatro (San Martín 771, P.A. Rosario). Desde Mirador Provincial dialogamos con la protagonista y presentamos un hecho estético donde el cuerpo es llevado al límite de lo escénico.

La expresión de un cuerpo
Hay una obra, un unipersonal y una actriz, allí en el escenario, en los límites propios de su físicalidad, aquella desde donde la corporalidad estéticamente entrenada brinda lo bello y su borde indescifrable, la invisible puja de la existencia, la causa y tensión.

Lucía Berardo produce y se autoexige, porque así le enseñaron, porque así lo cree desear y es excelente. Sin importar las condiciones de su autoexigencia propia, nos invita a reflexionar desde las leyes del deseo: ¿tenemos valentía para responder?, ¿acaso nuestros deseos son el deseo del deseo del otro? Sin euferismos lacanianos, Lucía Berardo ilumina con su cuerpo, porque así la entrenaron y lo hace muy bien, pero por sobre todo, porque hay cosas que no pueden ser mejor dichas que desde el lenguaje corporal.

Durante siete escenas, el unipersonal La muerte del deseo interpela a la cultura de la productividad y la trampa del lenguaje capitalista, aquel que exige producción, alto voltaje y excelencia desde la automatización. ¿Usted, se hace cargo de su propio deseo?

Lucía Berardo genera preguntas y responde
-La muerte del deseo es un unipersonal que indaga la explotación de los cuerpos, en una sociedad que definís como heteropartriarcal y capitalista. ¿Cómo protagonista del unipersonal, qué resonancias personales sentís en el compromiso corporal de realizar la puesta en escena?

-Me resuena desde las vivencias que he tenido desde niña y que sigo teniendo como adulta a lo largo de mi carrera y trayectoria como bailarina performer e intérprete de las artes escénicas.

El cuerpo a disposición siempre, al servicio de todo y para todo al 100% del rendimiento,entrenamiento y también como fuente de ingreso laboral. Muchas veces mi cuerpo está en condiciones extremas del cansancio físico y aún así sigue dispuesto a darlo todo.

De algún modo es una autoexploración de mi propio cuerpo, debido a mandatos externos y autoexigencias.

-¿Con que características definís a la sociedad heteropartriarcal y capitalista?

-Vivimos en una sociedad de la productividad, que nos exige constantemente y sobre todo por nuestra condición de género, hablo de las mujeres, las feminidades, las disidencias que venimos de años tras año de explotación y dominación. Desde mi lugar de mujer, lo observo todo el tiempo, el día a día, en el cotidiano. Muchas veces pienso que ya es un debate y una discusión saldada de hace unos años, hablando más específicamente de lo que llamamos la cuarta ola en el feminismo y los pañuelos verdes específicamente en Argentina desde el año 2015, que empezamos a dar las feministas, pero también me doy cuenta que estas preguntas siguen rondando en la sociedad .

Hablando más llanamente de mi formación en danza. Desde la academia, aun así con muchas herramientas contemporáneas y gracias a las luchas de miles y miles de compañeras, se siguen reproduciendo discursos vetustos como qué cuerpos sí y qué cuerpos no. Los cuerpos flacos, estilizados y largos y si sos blanca mejor, están más que aprobados. En realidad hay un problema mucho más de raíz y es que la heteronorma está muy enquistada y nos va a llevar un par más de generaciones para seguir deconstruyendo ciertas “verdades” y prácticas que hoy en día seguimos reproduciendo.

-¿Por qué creés que es necesario poner en cuestionamiento a través de las distintas esferas sociales los distintos dispositivos que componen esta sociedad?

-Creo que es necesario que el arte cuestione e interpele, ya que como herramienta de transformación social requiere revisar los formatos sociales establecidos. Sin el cuestionamiento de los paradigmas no hay posibilidad de transformación. Hablando más desde lo personal y con el proyecto de “La Muerte del Deseo”, eso es lo que intento hacer como artista: que el espectador/ espectadora, se vaya con una pregunta y no necesariamente con una respuesta definida.

-¿Cómo definís al deseo? ¿Tiene esperanza de vida el deseo propio y genuino?

-“La muerte del deseo” se pregunta qué es el deseo, sin generar una respuesta válida. Apunta a crear en el espectador una subjetividad que ayude a cuestionar el deseo como instrumento que nace de las entrañas individuales del ser en una sociedad que nos hace creer que alcanzar el éxito va de la mano de perseguir nuestro deseo; inclusive a costas de nuestra propia integridad. No preguntamos qué sucede cuando somos amo y esclavo de nuestro deseo y hasta qué punto estamos dispuestas a llegar para cumplirlo. Así y todo pienso que el deseo esconde algo de genuino y esperanza y que si de verdad deseas algo con todo tu ser en algún momento toda esa fuerza te
vuelve.

Sinopsis

La muerte del deseo es un unipersonal de danzas y teatro físico, estructurado en siete escenas, que aborda la problemática de la autoexigencia en los tiempos contemporáneos. En ella se ve como la búsqueda incesante de un ideal de rendimiento afecta la vida cotidiana de una bailarina tanto en su rendimiento físico como en su salud mental. ¿Qué hay de anhelo personal o mandato social en aquellas metas que se presentan como deseos personales?¿Existe una causa de deseo en las afueras de las clásicas clasificaciones psicológicas, filosóficas o religiosas?¿Hasta dónde una persona está dispuesta a entregarse en la búsqueda de sus supuestos deseos? En el centro de su habitación, una protagonista acosada en sueños por las frecuentes visitas de sus miedos en la fantasmal ilusión de ser el deseo del otro, transita la pregunta desde sus anhelos y frustraciones.

Ficha

Intérprete:
Lucía Berardo.
Dirección: Emmanuel Calderón.
Asistencia de dirección: Paula Luraschi.
Vestuarista: Liza Tanoni.
Curaduría artística: David Berardo.
Diseño de iluminación: Paloma Gallardo.
Realización escenográfica: Augusto Selmo.
Diseño y realización de máscara: Nicole Mazza.
Producción ejecutiva: Melisa Cañas.
Realización musical: Emmanuel Calderon y Nicolás Tognola.
Comunicación en redes sociales: Susel Berardo.
Diseño gráfico: Mercedes Mansilla.
Funciones: viernes 11 y 18 de noviembre.
Hora: 21.
Lugar: La Morada Teatro (San Martín 771 P.A, Rosario).
Reservas: 3471-544741.



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