Gisela Mesa
La obra teatral escrita por Rody Bertol y dirigida por Sofía Dibidino, , pertenece a la trilogía denominada Sobre Ángeles, Demonios y Fantasmas del colectivo teatral Rosario Imagina y tendrá función para despedir el año: este sábado 12 en el Parque de España.
La obra se desarrolla durante un ensayo y tiene como protagonistas a un director y dos actrices. El director se queda dormido en la sala de ensayos. Actriz 1 llega, interrumpe ese sueño y desde ese momento el público podrá dejarse llevar por una historia de un amor enceguecedor, de deseos, sueños y un entramado difuso entre ficción y realidad. En el transcurso de ese encuentro, asegura su directora, “los deseos, los sueños y la ficción se entretejen, se funden y confunden en los vínculos de estos tres personajes que transitan por los tragicómicos caminos del amor, en la búsqueda de la felicidad”.
Sobre la trilogía “El fulgor, destello de algún querer” (2022), es la segunda obra del ciclo Sobre Ángeles, Demonios y Fantasmas, del centro experimental Rosario Imagina. Al ciclo lo completan “Aquella vez”, dirigida por Viviana Trasierra, y “La intemperie”, dirigida por Natalia Trejo, también estrenadas este año y participantes del Ciclo Derivas Teatrales.
Claudio Danterre, Estefanía Salvucci y María Eugenia Ledesma integran el elenco de la pieza que Rody Bertol creó inspirado en la obra Las Tres Hermanas, de Antón Chéjov. “Esta obra comenzó cuando en plena pandemia, en el momento más difícil del aislamiento y habiendo pasado un mes así, yo no había pasado por el estudio donde ensaya Rosario Imagina, y me preocupaba mucho. La verdad que estaba amargado, preocupado, así que crucé la ciudad y entré al estudio. Me senté en el sillón e inusitadamente me quedé dormido. Y ahí digo que a esta obra yo no la elegí, sino que fue una obra que me eligió a mí. Al despertarme me di cuenta que había soñado con Las Tres Hermanas de Chejov, quienes se preguntan en la obra qué es la felicidad y yo en medio de la pandemia, amargado y triste, me estaba dando cuenta que estaba encontrando una obra que hablaba de la felicidad”, compartió el dramaturgo. Y sumó: “Lo que pasó después fue pensar, e imaginar lo que pasaba con este director que se despertaba y que descubre que las líneas que separan a los vivos y a los muertos, y al sueño y a la vigilia, en términos simbólicos, por supuesto, son muy difusos.
Esta sucesión de obras, escritas por el director y dramaturgo Rody Bertol en el contexto de pandemia; revelan cada historia como lugar de resistencia ante la fragilidad y el desconcierto que tocó como sociedad. Cada una de ellas está conformada por un elenco diferente (todas/os integrantes de dicho grupo) y dirigidas por mujeres. Este proyecto se gesta con la intención de celebrar los 30 años de trayectoria que el grupo Rosario Imagina viene sosteniendo a lo largo de la historia del teatro independiente de la ciudad de Rosario. Si bien cada obra posee una impronta propia, un hilo común recorre las tres: la vida, el amor, la muerte. Y entre eso un juego, con el desdoblamiento y el contraste, la emoción y el misterio, de un juego fugaz e inatrapable, como una flecha lanzada hacia ninguna parte y donde los protagonistas no pueden evitar mirar para atrás y hacer un repaso de su historia personal. Así comienzan las fábulas, los viajes, y el vaivén de una vida. De algún modo las tres propuestas hablan sobre el camino, se fundamentan en él, y se sostienen desde la memoria y el olvido. Dos intuiciones en las que Rosario Imagina reincide y profundiza bastan para motorizar estas obras: la obsesión por la vivencia de la obra dentro de la obra, la realidad vista como un sueño, la pregunta constante sobre los estragos de lo sucesivo, es decir el tiempo y la relación de la escena teatral con los espectadores. Esta nueva propuesta se enmarca una vez más en el trabajo colectivo que caracteriza al grupo, donde todas y todos los participantes desarrollan diferentes funciones, apelando y apostando al trabajo autogestivo. Mirador Provincial en conversación con el director, habló de la obra y de cómo se encuentra el contexto teatral en la ciudad.
Ficha técnica
Autor: Rody Bertol
Dirección: Sofía Dibidino
Actores: Claudio Danterre, Estefanía Salvucci, María Eugenia Ledesma
Vestuario: Cristian Ayala
Diseño de luces: Ignacio Almeyda
Trailer: Ernesto Remedi
Fotos: Ailín Alarcón
Diseño gráfico: Luciana Leyba
Asistencia técnica: Esteban Ameriso
Rody Bertol
-¿Cómo surgió la creación de la obra? -Esta obra comenzó cuando en plena pandemia, en el momento más difícil del aislamiento y habiendo pasado un mes así, yo no había pasado por el estudio donde ensaya Rosario Imagina, y me preocupaba mucho. La verdad que estaba amargado, preocupado, así que crucé la ciudad y entré al estudio. Me senté en el sillón e inusitadamente me quedé dormido. Y ahí digo que a esta obra yo no la elegí, sino que fue una obra que me eligió a mí. Al despertarme me di cuenta que había soñado con las Tres Hermanas de Chejov, quienes se preguntan en la obra qué es la felicidad y yo en medio de la pandemia, amargado y triste, me estaba dando cuenta que estaba encontrando una obra que hablaba de la felicidad”, compartió el dramaturgo. Y sumó: “Lo que pasó después fue pensar, e imaginar lo que pasaba con este director que se despertaba y que descubre que las líneas que separan a los vivos y a los muertos, y al sueño y a la vigilia, en términos simbólicos, por supuesto, son muy difusos.
Así comenzó El Fulgor, una obra, que de alguna manera quise que también sea una comedia dramática, porque es un tema que también puede ser tratado con humor. Es una obra que no solo es una buena pausa, sino que te va a llenar de imágenes y de situaciones que te van a hacer recordar algunas cosas tuyas.
Sofía dibidino
¿Cómo ha sido la respuesta del público en las diferentes presentaciones? -La respuesta del público fue muy buena y variada en cuanto a lo que se genera. Hay funciones en las que se escuchan más las risas en algunos momentos, otras en las que flota una atención silenciosa. Hubo muchas personas que nos transmitieron que se habían emocionado y la mayoría que se iba pensando. Creo que la obra propone un viaje en el que poco a poco te vas metiendo y en el que casi todos podemos encontrar algo con que identificarnos sobre lo que cuentan y van viviendo los personajes al vincularse a lo largo de las escenas. Sabemos que de eso se trata, de que al espectador “le pase algo” en esta experiencia del acontecimiento teatral, que no deja de ser un “aquí y ahora”, que hace que cada función sea distinta, única e irrepetible, tanto para los actores como para los espectadores en ese tiempo-espacio compartido.
El problema histórico de los que hacemos teatro independiente sigue siendo la dificultad de tener una llegada a un público más general, cómo producir y difundir nuestras propuestas, si bien esto ha ido creciendo en los últimos años a mi modo de ver, aún falta abrir y enriquecer la circulación de espectadores.