El jugador del New Revolution Soccer de la MLS se convirtió en presidente del Club Defensores del Barrio Nebel de Concordia y eso no es casualidad. La institución, instalada en una zona popular de la ciudad, está metida dentro de su corazón. Tanto es así que cada vez que puede aprovecha las entrevistas para enviar saludos y recordar su pertenencia.
La cancha de Nebel está cerca de la escuela, de la parroquia y de los centros barriales. Allí los niños, jóvenes y adultos practican distintas disciplinas y para la familia Bou ese lugar es especial. Gustavo es uno de los 9 hermanos que vivieron su infancia en esa zona. Su arraigo con el barrio y el club son totales y no es casual. Cuando era muy pequeño, su mamá, María, lo llevó a practicar fútbol y el flechazo fue absoluto.
Ambicioso como pocos, el pequeño encontró allí la felicidad y supo que quería hacer eso para siempre, y así lo está cumpliendo, pero el fútbol no fue todo lo que el club azul y oro de su ciudad le dio, sino que también hizo algo más: básquet. “Un día el DT de fútbol me echó porque me porté mal y yo me enojé. Me senté en otro lugar y justo llegó el técnico de básquet, me preguntó si quería jugar y le dije que sí. Estaba descalzo, me dijo que busque zapatillas y yo no tenía más que las de ir a la escuela así que agarré unas de mi hermana y me puse a tirar al aro, era bueno haciendo eso, pero después volvió el DT que me había echado y me preguntó qué iba a hacer. Elegí el fútbol”, contó a Mirador Entre Ríos, entre risas.
Aunque siempre asume que la escuela no le gustaba, después de elegir el fútbol como única disciplina deportiva, el delantero comenzó a destacarse. Era un distinto, el que hacía que Nebel ganara partidos con sus goles y sacaba jugadas de la galera para celebrar abrazado a sus compañeros y amigos del barrio. Y es eso, ese barrio que siente en el corazón y que no olvida, lo que hizo que volviera a la ciudad para pensar en hacer crecer el club. Es tal el arraigo que su casa, la que dice que será su lugar de residencia cuando se retire, está en la misma zona en la que nació. “Cuando pude hacer algo de dinero me construí la casa en el barrio, compré un terreno y me la hice ahí, cerca de mi gente”, dijo. Y es eso lo que resalta, que quiere estar cerca.
Nunca se fue, pero viene por más
Bou nunca terminó de dejar Concordia. A diferencia de otros deportistas, el jugador de la MLS no es un extraño cuando vuelve a su ciudad natal. No hay divismos, ni lujos, va a la cancha con su termo y su mate, mira partidos de inferiores, fútbol femenino o primera división masculina. Pasea en los mismos lugares que los demás y también elige, junto con su familia, los mismos bares y restaurantes. Además, por cada creciente del río Uruguay que sufre la zona costera, Bou organiza campañas con los clubes de los que formó parte, consigue ayuda y se arremanga para colaborar con quienes necesiten evacuar sus casas, sobre todo en la zona del Nebel Sur.
Todo eso hace que su anuncio cause impacto, pero no demasiada sorpresa. Nunca estuvo ajeno a lo que sucede con el club de sus amores, de hecho, sigue el fútbol concordiense y su realidad a través de las transmisiones por streaming y lo hace saber, además de colaborar con la institución cada vez que puede. La diferencia ahora es que decidió involucrarse de manera directa.
El viernes 4 de noviembre será recordado como el día en el que un jugador profesional decidió volver al club que lo formó en su infancia para asumir como presidente y buscar un futuro mejor no solo en lo deportivo, sino también en lo humano. Repitió, en varias ocasiones, que quiere que los más jóvenes tengan oportunidades que él no tuvo, porque “talento sobra, pero faltan herramientas”.
Esas herramientas, que tal vez le faltaron en su formación, son hoy el desvelo del jugador. “No soy de hablar mucho, pero van a ver que voy a hacer mucho”, dijo durante su asunción, delante de socios e hinchas de Nebel. “Pienso mucho en los más chicos, quiero que mejoren las categorías formativas, que le demos herramientas a los que empiezan para que tengan una formación general e integral y no solo vengan a aprender a patear una pelota”, aseguró.
Bou nunca dejó de visitar esa cancha en la que hizo sus primeros goles, ni de vestir la camiseta azul y amarilla que caracteriza al club, y ahora se animó a tomar el mando de la institución para hacerla crecer. “Siempre sigo el fútbol de Concordia, miro las transmisiones desde Estados Unidos y veo que ha crecido mucho. Creo que llegó el momento de acompañar ese crecimiento y hacer que mi club llegue lejos, que sea un lugar de oportunidades para quienes sueñan con ser profesionales y disfrutar del deporte”, comentó.
Para que los jóvenes que sueñan puedan vivir lo que el delantero vive, las estructuras del estadio son prioridad. “La idea es poder hacer la cancha con césped sintético, es el anhelo que tengo y el regalo que le quiero dar a los chicos principalmente y a todos los que practican deporte para que puedan tener una cancha de estas características. A partir de ahí, comenzaremos con las estructuras del estadio. El tema de la cancha va a ser lo principal, pero también haremos todas las cosas necesarias que el club debe tener: escuelita de fútbol, las categorías. Mi idea es traer un coordinador, entrenadores y formadores. Es cuestión de tiempo, pero ahora estoy enfocado en organizar todo para poder darle a la gente del barrio las instalaciones necesarias”, dijo.
El club del barrio, ese mismo que le abrió las puertas a Gustavo y sus hermanos y que hoy sigue siendo refugio de sueños de tantos niños y jóvenes es ahora el proyecto más ambicioso del jugador. Un profesional que, aunque viva en Estados Unidos, tiene un arraigo marcado con su ciudad y que sueña con que los deseos de los demás se cumplan porque eso es lo que pregona, que la felicidad está a la vuelta de la esquina.