Homenaje a Mario Raspini
Toda una vida ligada a la cultura
Este lunes 14 de noviembre se llevó a cabo en La Paz, un acto de homenaje a Mario Raspini, exfuncionario municipal del área Cultura y gestor, entre otras cosas, del Museo de Bellas Artes de esa ciudad.
Conrado Berón
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En la Casa de la Cultura de La Paz se rindió homenaje a Mario Raspini, quien fuera director de Cultura municipal y motor principal de la creación del Museo de Bellas Artes paceño.
Raspini, ya jubilado, trabajó en varias gestiones siempre ligado a la cultura local, trascendiendo los partidos políticos que accedían a la intendencia. En sus últimos años de función pública, también se destacó dentro del área ambiental, la que sigue siendo otra de sus pasiones.
La iniciativa del homenaje la llevó adelante la actual directora de Cultura, Alejandra Miranda, pero fue acompañada por la ciudadanía en el acto, que contó con la presencia de allegados, músicos, artistas y vecinos.
El 14 de noviembre del año 1980, la Comisión Municipal de Cultura de la ciudad de La Paz inauguraba el Museo de Bellas Artes de esa localidad entrerriana. Entre los integrantes de esa comisión y ocupando un lugar de vocal, con un perfil bajo que contrastaba con su altísima fuerza de ejecución y gestión, se encontraba Mario Raspini. Él Había acercado la idea, cuando en largas charlas con el afamado pintor Hugo Irureta, se gestó la idea de conseguir muchos cuadros de varios artistas nacionales y exponerlos en La Paz.
Con un año y medio en actividades, la comisión pudo inaugurar el Museo, en ese noviembre paceño. MIRADOR ENTRE RÍOS dialogó con Raspini para conocer detalles de aquella gesta.
–¿Qué sensaciones tuviste en el homenaje?
–Una alegría enorme por ver a mi familia y amigos que me han acompañado en todo este tiempo, fue muy lindo estar rodeados de afectos y sentir que ellos estaban tan alegres como yo. Además de la satisfacción por haber cumplido uno de mis objetivos en la vida que fue el de trascender a las distintas generaciones con la creación de algo tan relevante como un museo.
Los comienzos
–¿Qué recordás de cómo nació la idea de la creación del museo?
–El pintor Hugo Irureta (1928-2015), que se había casado con una paceña, siempre venía a visitar La Paz; como yo era amigo de su esposa, nos frecuentábamos mucho en cada una de esas visitas y en 1980, me dice que estaría bueno crear un museo y que él podía traer algunas obras de distintos artistas para exponerlas allí. Como yo pertenecía a la comisión de cultura municipal, nos pusimos manos la obra.
–¿Cuáles fueron los obstáculos más grandes que tuvieron que saltar para su creación?
–Ante cada cosa que necesitábamos, teníamos que gestionar todo en Paraná; eso nos llevaba mucho tiempo. Además, hubo mucha gente que no quería que se instale en el lugar donde funcionaba en ese momento la Casa de la Cultura que estaba en donde hoy funciona la Dirección de Turismo, en el puerto local. Muchas trabas que nos llevaron mucho tiempo solucionarlas.
–¿Qué rol jugó la familia en toda tu etapa como director de Cultura?
–Mi esposa Cristina y mis hijos Mercedes, Alejandra y Francisco, tuvieron un rol fundamental en todo mi proceso como funcionario público. No sólo en cuanto a las ideas sino también en que laburaban a la par mía por lo que el acompañamiento no era emocional y anímico sino también físicamente, porque ellos eran mi equipo. En cada evento o acto que hacíamos, la familia andaba de acá para allá conmigo y eso se valora hoy y siempre.
–¿Qué personas te acompañaron en esa etapa?
–Claramente tengo que nombrar a Hugo Irureta y su esposa “Mecha” Ramírez, fueron fundamentales desde el comienzo, recuerdo a Alicia González Castrillón, quien era la presidenta de la comisión municipal y la que me convocó a pertenecer a la misma. A lo largo del proceso, Carlos Asiaín y Marcelo Olmos, desde Paraná, me apuntalaron mucho. Entre muchas otras personas que debo mencionar, recuerdo también a Araceli Di Bernardo quien estuvo al pie del cañón siempre.
Alegrías y pendientes
–¿Este fue tu mayor logro como referente cultural?
–Una de las cuestiones más gratificantes fue el traslado de la Casa de la Cultura y la creación del Museo en calle Italia. Además, creo que le hemos dado lugar a músicos, artesanos y artistas plásticos. Recuerdo que hubo un proyecto que realizamos gracias al Banco Interamericano de Desarrollo, que nos permitió llevar la cultura al ámbito rural. También creamos el concurso de pintura y dibujo “Linares Cardozo”, que se realiza hasta el día de hoy.
–¿Qué sentís cuando pasas por el Museo?
–Alegría por verlo siempre con movimiento de gente, cómo se lo aprovecha y se lo usa. Ver a la gente de La Paz es disfrutarlo, la verdad que me genera muchos recuerdos, basados en muchos que hoy ya no están.
–¿Qué cosas te quedaron pendientes de esa época?
–En principio no pude hacer la ampliación del lugar. Quería hacer que funcionara como pinacoteca para el guardado de las obras. Siempre quise que el Museo sea más grande de lo que es.