Rosario
Escuela de Artes Plásticas Manuel Musto: la primera escuela pública de arte con modalidad de taller
“La Musto”, histórica institución ubicada en el sur de la ciudad, fue la casa del pintor Musto, donada por él a la Municipalidad de Rosario para que funcionase como escuela de artes y oficios. En la actualidad promueve numerosas actividades y recibe a alumnos de todas las edades.
La reciente Quincena del Arte organizada por la Municipalidad de Rosario buscó trasladar el arte a ámbitos no convencionales, propiciando espacios de intercambio entre artistas, gestores culturales y vecinos. La Quincena cerró con la Noche de Museos Abiertos, llevada a cabo el pasado 28 de octubre. De esta última actividad participó la Escuela Municipal de Artes Plásticas Manuel Musto.
La Quincena incorpora cada año una temática distinta y en 2022, en su quinta edición, planteó colaboraciones y cruces entre distintos espacios culturales. Un ejemplo de este intercambio se dio en el Museo Diario La Capital, que recibió a “la Musto” con distintos proyectos surgidos y realizados en la escuela que se dieron a conocer a través de intervenciones y performances, bajo la consigna general “El arte sale a la calle”. En la ocasión la escuela presentó “Tipxs móviles. Trazo, forma, letra, signo. O cómo armar una acción colectiva mezclando cuerpo, papel, tinta, hierro”.
La Escuela Municipal de Artes Plásticas Manuel Musto está ubicada en Sánchez de Bustamante 129 del barrio Saladillo, en Rosario. Funciona en lo que fue la casa taller del pintor rosarino Musto, nacido en 1893 y fallecido en 1940, quien la donó a la ciudad para que en ella se abriera una escuela de artes y oficios “donde niños del barrio puedan utilizar sus horas libres en el aprendizaje de pintura, cerámica y escultura y donde obreros, artesanos y todos aquellos que sintieran vocación artística pudiesen cultivar su espíritu”.
Se inauguró como escuela pública en 1945 y, a lo largo de los años, sumó otras especialidades; fue la primera escuela pública de Rosario dedicada al arte con la modalidad de taller.
El barrio y la ciudad Cuando Manuel Musto instaló su casa taller en Saladillo, el barrio ya había comenzado a perder la impronta de zona residencial que poseía hacia fines del siglo XIX, con su balneario y las casaquinta de las familias acomodadas de la ciudad. Con la instalación de frigoríficos en la década de 1920, el barrio comenzó a poblarse de inmigrantes (muchos de ellos italianos, rusos y polacos) que se establecieron en busca de trabajo y de ese modo cambió el perfil de la zona. “La Musto” es un espacio de referencia en este barrio y funciona como escuela taller destinada a niños, adolescentes y adultos en tres turnos: mañana, tarde y noche. La metodología de escuela taller constituye una herramienta pedagógica que privilegia un modo no jerárquico en la circulación del conocimiento y la práctica artística, según se señala desde la institución.
En la escuela, además, se realizan actividades complementarias, algunas de ellas abiertas a la comunidad, por ejemplo a través del programa “Musto itinerante” que proyecta algunas experiencias fuera del ámbito escolar, en espacios públicos de la ciudad. También se realizan en y desde la escuela muestras y encuentros, visitas de artistas, cursos y seminarios, organización de viajes culturales y el tradicional desfile de la Fogata de San Pedro y San Pablo precedida por la construcción de los muñecos que arderán en la fogata. La escuela es un espacio cultural con fuerte inserción en Saladillo ya que propicia la convergencia entre lo individual y lo colectivo, entre el barrio con su identidad propia y la ciudad. Se destacan, de este modo, el sentimiento de vecindad y la interacción con la comunidad. El director de la escuela es Daniel Andrino y a cargo de la biblioteca y el archivo se encuentra Natalia Cloti.
Proyectos y actividades Actualmente, en “la Musto” hay espacios con equipamiento específico: un taller de gráfica con prensas para grabado en hueco y relieve, un laboratorio de serigrafía, un taller de cerámica y alfarería, con hornos y tornos, un cuarto oscuro de fotografía y un taller con herramientas para fabricar objetos. Desde la escuela señalan: “Pensamos en el arte como otro modo de mirar, sentir, percibir, comprender y representar el mundo”. Cuenta además con salas para muestras, biblioteca y un archivo sobre la historia de la institución. Más información sobre las
actuales actividades a lo largo del año escolar que culmina en https://carteleramusto.wordpress.com/
En cuanto a algunas de las actividades “históricas”, para la tradicional Fogata de San Pedro y San Pablo del 29 de junio, la etapa previa en “la Musto” consiste en la construcción de los muñecos que arderán en la hoguera del Parque Regional Sur. Habitualmente, en días previos a la celebración, en el hall del patio de la escuela se exponen los trabajos (muñecos y estandartes) realizados en los talleres por niños y adolescentes para la caravana hacia el parque. La producción colectiva involucra a todos los grupos del taller, a través del desarrollo de distintas propuestas lúdicas y estéticas coordinadas por los docentes. La muestra en el patio comparte el trabajo en proceso en sus distintas etapas, desde el inicio hasta la concreción final, es decir, desde los materiales y las estructuras hasta las construcciones definitivas. Es usual que el día anterior a la fogata se realice en la escuela la jornada final de producción de muñecos, solicitándoles previamente a los participantes aportar materiales reciclables para la construcción. Se convoca tanto a estudiantes como a docentes; también, a familiares y vecinos.
El día 29 de junio se realiza un recorrido en caravana desde la escuela hasta la plazoleta Julio Oksanich del Parque Sur. La fogata de San Pedro y San Pablo, que recrea la popular celebración pagana, forma parte de la vida escolar desde el año 1993 (la del año 2022 fue la 29ª edición, tras el paréntesis de la pandemia), cuando retomó acciones que habían dejado de realizarse hacía años en el barrio Saladillo pero que habían quedado en la memoria de infancia de los vecinos, entre ellos, del director de la escuela, Daniel Andrino. Inicialmente los festejos fueron acotados, circunscriptos al entorno escolar, y con el tiempo el proyecto fue adoptando diversas modalidades, complejizándose en cuanto a sus aspectos organizativos y de producción (comenzó a recibir el apoyo de la Municipalidad de Rosario) y en el alcance e impacto no solo en el barrio sino en la ciudad. En las últimas ediciones se evidencia además la resignificación social de la quema a través de la preocupación por la situación social y política que muestran los mensajes escritos en los muñecos. También, recientemente, en el contexto de ecocidio (quema intencional en las islas del Paraná, enfrente de la ciudad de Rosario y en toda la región), este fuego controlado y ritual se presenta como contracara de aquél y parece representar un deseo colectivo de solidaridad, denuncia y participación activa de la comunidad.