En la época del consumo todo tiene una vida, un ciclo, para luego dejar de cumplir su función y ser reemplazado por algo más nuevo, más brilloso, más de moda. Son muchas las causas, desde un mercado que nos llena de publicidades y productos novedosos hasta nuestra propia elección de consumos y gustos.
No todo es coaccionado por los engranajes de una industria (o varias) que cubren el planeta con un manto de compra y desecho, sino que es nuestra capacidad humana también la de decidir en qué medida y qué comprar. La moda textil es una de las que más dinero mueve en todo el mundo y Argentina no se queda atrás. El precio de la ropa volvió casi inaccesible un consumo tan básico como este y así lo demuestra el último informe del INDEC, que indica que entre octubre de 2021 y el mismo mes de 2022 la variación anual en prendas de vestir y calzado rondó los 120%, dependiendo de la región. Si bien el mercado nos incita a comprar, la realidad es que los precios actuales imposibilitan la adquisición de estos productos y abren la puerta a nuevas formas de consumo.
Las ferias americanas también forman parte de la Moda Circular y proponen precios aún más accesibles.
Ante este panorama surge el concepto de moda circular, una tendencia que nace en 2014 y que rápidamente se vuelve mundial. La base original trata de un consumo consciente, teniendo en cuenta los fuertes niveles de contaminación que produce la industria textil. La idea clave es la reutilización de indumentaria y calzado, con el traspaso de mano en mano, ya sea con la donación, el reciclado o la venta. Según un informe realizado en 2019 por la Organización de las Naciones Unidas es la segunda industria más contaminante con un consumo de 93 mil millones de metros cúbicos de agua, sumado a la energía necesaria para la fabricación y exhibición, los métodos de lavado y las malas formas de desecho.
A esta primera razón se le suma una segunda, ciertos grupos de la sociedad con tintes ideológicos en contra del consumo y el sistema capitalista que reclaman que este método económico provoca desigualdad, porque no todos los sectores pueden acceder a ciertos productos, a base de un modelo caracterizado por la necesidad de producir - vender - comprar - usar - desechar.
Moda circular en Paraná
¿Quien no usó la ropa de un primo o le dio a algún familiar más chico ropa que ya no usaba? Casi nadie queda exento de esto, también, por la decisión de tirar prendas y calzados en mal estado. Una gran mayoría visita ferias americanas en búsqueda de mejores precios.
Si bien la moda circular es un concepto relativamente nuevo, los espacios creados con el fin de vender ropa ya usada vienen desde hace muchos años. Esta nueva iniciativa se diferencia en el vínculo entre quien vende, quien provee la ropa y quien la compra, extendiendo la cadena con un eslabón más. Esto permite que muchas personas, que por tiempo, ganas o energía no pueden vender su ropa tengan la posibilidad de acercarse a quienes sí tienen un emprendimiento armado y un público destinatario para poder comercializar sus prendas.
En Paraná es un mercado en crecimiento y son varios los locales que se encargan de utilizar el concepto y que la ropa circule de mano en mano a bajos precios y contribuyendo a un consumo sustentable y consciente. Gracias a eso muchas personas pueden acceder a uno de los accesos básicos, como es la indumentaria, y alejarse de los centros comerciales en los que un jean te puede llegar a costar más de .000 y una campera encima de los .000. Es por eso que en Argentina, inmersa en una economía caracterizada por la devaluación de la moneda y de los salarios, lo que más causa impacto entre un consumo consciente, una ideología anticapitalista y lo económico es esta tercera arista y Paraná no se queda afuera.
Además de las ferias americanas que se instalan en un garaje, en la vereda o en el living de una casa y cuya mayor difusión es el boca a boca, en el último tiempo fueron apareciendo en la capital provincial nuevos showrooms y tiendas ligadas al concepto de moda circular que se encargan de vender ropa que otras personas deciden que su ciclo está acabado. La mayoría de estos emprendimientos trabajan con un 50% (la mitad para el vendedor, la otra mitad para el proveedor) y solicitan que la ropa esté en buen estado y limpia. Algunos de esos espacios también trabajan con donaciones de la ropa que le llega y que no sirve para la comercialización pero que aún le queda vida de uso.
La moda circular lejos del centro
Eco Chic es uno de los emprendimientos que trabaja con el concepto de moda circular. A finales de 2020, principios de 2021 comenzaron con un perchero que con el correr del tiempo se fue agrandando gracias a la difusión por redes y el boca a boca que permitió que más proveedoras se acerquen al lugar. Hoy en día funcionan en la vieja fábrica de cemento, sobre Avenida Estrada en Bajada Grande. En diálogo con Mirador Entre Ríos, Nadia, una de las fundadoras de la tienda junto a María y Belén, nos comenta un poco sobre la iniciativa y en que se basa esta nueva forma de consumo.
-¿De qué se trata la moda circular?
-El concepto ya está instalado socialmente y hay sociedades que lo tienen mucho más aceptado e incorporado en la vida. En nuestro país es relativamente nuevo y ni hablar acá en Paraná. Tiene varios aspectos que se articulan entre sí: la podés ver desde algo más político, que tiene que ver con romper el paradigma del capitalismo, de ese consumismo atroz que se está dando y que se compra por comprar, también está la perspectiva económica y con estas alternativas la gente puede vestir bien y comprar un montón de cosas a precios totalmente accesibles y una tercera perspectiva que es la ecológica, que es un concepto de vida que tiene que ver con lo contaminante de la industria de la moda y esta forma de consumo colabora con eso.
-¿Cuál de estas aristas es la que más peso tiene a la hora de la elección del cliente?
-La mayoría de la gente viene por lo económico. Muchas madres de adolescentes que tienen cumpleaños todas las semanas y así acceden a comprarles vestidos y zapatos. Después hay otro público, que es el menor, que son chicas que están más en la onda ecológica espiritual que buscan consumir sin contaminar tanto y también hay un tinte ideológico en contra del capitalismo. Pero la mayoría de la gente que nos visita el mayor problema que resuelven ahí es el económico. Una madre resuelve las demandas de una chica de consumir una buena marca a precios razonables.
-¿Cómo nace Eco Chic?
-Ya van a ser dos años aproximadamente que arrancamos. Empezamos en pandemia, cuando se flexibilizó salir y dar turnos. Nos dimos cuenta que mucha gente de nuestro entorno se había quedado con ropa sin usar y empezamos con un perchero que después fue creciendo y se fueron sumando nuevas proveedoras. Tratamos de hacer el circuito que sostiene a la tienda, que es recibir la ropa de las proveedoras y luego venderla a muy buen precio. Buscamos que sea fuera del circuito comercial del centro, que la gente lo vea desde ese puto de vista, por eso nos instalamos en uno de los edificios de la ex fábrica de cemento.
Una alternativa para niños
La indumentaria dirigida para niños y niñas es una de las más caras del mercado, a pesar de utilizar menos tela y tener una vida útil por persona menor a las demás. Aludiendo a esta demanda y trabajando también con el concepto de moda circular es que nace Co.Co, un emprendimiento que se instala en calle Tejeiro Martínez N° 550, que se encarga de reutilizar artículos de todo tipo dirigidos para el rango etario de entre 0 y 14 años. Eugenia, quien trabaja junto con Paula, conversa con Mirador Provincial y nos cuenta de qué va el lugar.
-¿Cómo surge el emprendimiento?
-Arrancamos en mayo de 2020 y ya vamos por los dos años. Co.Co significa consumo consciente, esa es la sigla, y tiene como primer objetivo reducir el impacto que genera la segunda industria más contaminante del planeta que es la industria textil. Por eso la base de nuestro negocio es la reutilización no solo de prendas sino de todos los artículos del rango etario que trabajamos, que es de 0 a 14 años.
Co.Co es una alternativa dirigida para los más chicos.
-¿Cuál es la finalidad de Co.Co?
-Tratamos de ser una empresa de triple impacto, porque además de ser rentables buscamos tener un impacto social y ecológico. Realizamos dos donaciones al mes con todo lo que nuestros proveedores nos dejan para vender y no cumplen con las condiciones y deciden donar. Nosotros hacemos un trabajo fino para que todo eso llegue en buen estado.
-¿Con quiénes trabajan?
- Tratamos de donar a lugares que tengan cierta formalidad porque estamos entregando artículos que otras personas deciden donar, nosotras somos un puente. Entonces para cerrar ese circuito y que la gente vea que destinamos esas donaciones a lugares que realmente lo necesitan necesitamos una devolución de ese lugar al que entregamos. Ahora estamos donando a tres o cuatro merenderos, que los vamos rotando, y también trabajamos con Suma de Voluntades y con el Hospital San Roque, entre otros.