Argentina campeón del mundo
Coronda celebró en la plaza y en la costanera
Apenas terminaron los penales del infartante partido final del Mundial Qatar 2022 entre Argentina y Francia que consagraron por tercera vez en su historia a la Selección, centenares de corondinos salieron a la calle y centraron su festejo en la histórica Plaza Urquiza, para luego trasladarse a la costanera.
Cualquier festejo mundialista implicaba frío. Sin embargo, la particular fecha en la que se organizó el Mundial de Fútbol de Qatar 2022 y en la hora en la que finalizó el partido, implicaron calor por todos lados: por la temperatura que superaba holgadamente los 30 grados y por el fervor reinante a pleno sol de la “no siesta” dominguera.
"El corazón tiene razones que la razón no entiende" dijo Blaise Pascal. Y las emociones son las razones del corazón. Y el corazón de cada argentino está ligado al fútbol desde tiempos inmemoriales.
Esa conexión sentimental, deportiva, social y empática se vivió en cada rincón argentino. Y Coronda no fue la excepción.
Primero la vuelta por la ciudad en caravana espontánea donde motos, autos, gente a pie salieron a disfrutar de una alegría para el pueblo argentino, por fin. Y la concentración fue la misma de 1978, de 1986, con otras generaciones agregadas a los que tuvieron aquellos privilegios hace 44 y 36 años.
Bengalas de colores celeste y blanco, parlantes colocados en los autos repitiendo los goles y la tan difundida canción mundialista de La Mosca, percusión al por mayor, bocinas como un enjambre de felicidad hecha emoción sonora, y un coro de corondinos cantando con sonrisas tan plenas que daban ganas de que nunca terminara ese momento mágico.
Primero, en la esquina de Sarmiento y San Martín, con la Municipalidad y la Ex Escuela Normal como guardianes del éxtasis. De ahí, hombres, mujeres, mayores, adolescentes y niños, que conformaban una nube celeste y blanca que ocupaba desde la pared de la Escuela 201 hasta la vereda de la plaza y ocupaba una cuadra y media de largo, marchó con cánticos festivos hacia la costanera donde continuó el gran y esperado festejo.
Paz en la algarabía y un buen control policial, con algunas detonaciones pirotécnicas de más, eso sí, redondearon un marco impresionante para una circunstancia de unidad que se da muy de vez en cuando y que por esas razones que la razón no entiende, nos encuentra en feliz y plena coincidencia como deberían unirnos otras situaciones que serían más fundamentales todavía para la historia y el futuro argentinos. Pero esta sensación de felicidad no se podría encontrar quizás en otros momentos, por más favorables que pudieran ser para nuestro país, nuestra provincia o nuestros pueblos.