Ya es Navidad y alguien, tras la celebración familiar, tira una bomba de estruendo. De repente, el perro de la casa sale corriendo; varios se ríen por ver la reacción al animal, como si fuese gracioso. Esa mascota de compañía, que tiene una sensibilidad cuatro veces mayor a la de un ser humano, corre porque sufre, trata de huir, de esconderse: "Está en un estado de desesperación y siente un miedo atroz".
A la definición la da Gabriel Piedrabuena, presidente de la ONG Dignidad Animal, conocido proteccionista de animales de esta capital. Pese a que en la ciudad de Santa Fe rige la ordenanza de pirotecnia cero -que prohíbe la fabricación, manipulación, circulación, transporte, venta al público y uso particular de todo elemento de pirotecnia o cohetería; sólo están permitidos los fuegos artificiales insonoros, previo permiso otorgado por la Municipalidad-, la escena antes descrita sigue ocurriendo, lamentablemente.
Y no sólo los animales sufren. Por eso, desde 2018 se conformó la Red Sin Pirotecnia es Mejor, que agrupa a asociaciones vinculadas con la protección de animales, de personas con espectro autista y discapacidades, quienes también padecen la pirotecnia estruendosa. La lucha: que en la provincia sea declarada territorio libre de pirotecnia.
¿Cómo impacta la pirotecnia en mascotas de compañía? "Los animales sufren con mucha desesperación. Tanto los perros como los gatos, al escuchar un estruendo, tienden a escapar. Emprenden una carrera desesperada por irse a algún lugar. El estruendo les produce taquicardias, pérdida de control de esfínteres, incluso eventualmente ataques cardíacos que los llevan a la muerte", advierte el proteccionista.
En las personas
La pirotecnia tiene efectos muy negativos en el universo de personas con espectro autista, con Síndrome de Down, personas ciegas (que tienen muy desarrollado el sentido de la audición, y se vuelven hipersensibles al ruido); los adultos mayores, los bebés, incluso en quien tira esa bomba de estruendo y quien está cerca suyo. A todos nos afecta, directa o indirectamente.
"El organismo de una persona 'normal' en términos auditivos, no se da tiempo de la agresión sonora que representa un estruendo. Porque la pirotecnia desarrolla su máximo potencial en un lapso tan corto que no le da tiempo al mecanismo de la audición a que active su defensa (todo el mundo llega tarde a taparse los oídos rápidamente con las manos)", explica Piedrabuena.
Cuando el oído recibe el estruendo, cada célula auditiva afectada es información sonora que se deja de recibir. Con todo, hay un combo muy grande de perjuicios con la pirotecnia a nivel animal y humano. "El sentido de lo que plantea la Red (que el proteccionista integra) es mejorar la calidad de vida de las personas: que cada uno pueda disfrutar de la Navidad y del Año Nuevo con sus animales de compañía, con los hijos, con los abuelos. Si pirotecnia, sin estruendo, sin ver cómo sufren nuestros ancianos, como lloran nuestros niños ni cómo sufren muestra mascotas", agrega.
Hay un cambio, pero falta
En años anteriores, los cielos se 'bombardeaban' con cohetería. "Esto ha cambiado por suerte -luego de la sanción de la ordenanza de pirotecnia cero, de la cual Gabriel Piedrabuena fue uno de los 'militantes'-, pero todavía en la ciudad hay un porcentaje aunque minúsculo de gente que sigue tirando cohetes y bombas de estruendo. El cambio cultural se está dando, no obstante falta seguir trabajando", enfatiza el referente de Dignidad Animal.
-Antes, se les ponía gotas sedantes a los perros para que no sufran tanto con la pirotecnia. ¿Esto es recomendable?, preguntó Mirador a Piedrabuena.
-Respecto a esto hay que tener mucho cuidado. Si no queda otra alternativa, podría hacerse siempre bajo asesoramiento veterinario. Pero con las gotas sedantes, el animal sigue escuchando los estruendos, con el agravante de que ahora no puede disponer de su cuerpo, porque está sedado. La desesperación es doble: escucha el ruido que le hace tan mal y no puede escapar porque sus patas no le responden.
Lo más recomendable es dejar al animal, que esté entre las personas que será parte de la celebración durante las fiestas; que se ubique en un lugar que la propia mascota elija. En todo caso, nos acercamos y le damos una caricia. Y en el último de los casos, se puede encerrarlos en un galpón o un garaje amplio, con una radio prendida a volumen elevado y con un ventilador, como para tratar de amortiguar ese ruido externo que proviene de la pirotecnia, que igualmente lo van a afectar pero de una manera más atenuada. Y que no haya ninguna abertura por la cual puedan escapar, porque en la desesperación salen disparados.
Para denunciar La Red Sin Pirotecnia es Mejor recuerda a los vecinos los números de celular para denunciar la venta y utilización de pirotecnia. En Santa Fe, 0800-777-5000 (Atención Ciudadana Municipal); en Santo Tomé, 342-4067477; y en Sauce Viejo, 342-5119979.