Romina Santopietro
María Alejandra y María Elisabet Pistoni son gemelas, y entre risas cuentan que no saben quién es la mayor. "Nacimos por cesárea, por lo que ni el médico ni mamá pudieron distinguir cuál de las dos llegó primero".
Esto marca el tono de la entrevista, porque responden todo como se presentan en el escenario: a dos voces. Son amenas y divertidas, y estas dos características complementan su profesionalismo. A la hora de hacer las fotos, al momento de responder las preguntas de la nota, se equilibran y completan. Son un equipo, y aunque sea remanida, la frase les cae como anillo al dedo: son un dúo dinámico. La energía que transmiten es contagiosa. Son dos individualidades unidas.
Formarse sobre los escenarios
-¿Cómo comienzan a transitar este camino en la música? María Alejandra: -A nuestros papás les gustaba mucho la música. Así que desde muy chiquititas escuchábamos música en casa. Mamá compraba muchos discos.
-¡De pasta! -tercia María Elisabet.
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Antonio Tarragó Ros regresa a Rosario Se produce un divertido intercambio donde queda claro que en el año en que nacimos las tres participantes de la nota -entrevistadas y entrevistadora- no nacieron bebés, sino verdaderas leyendas. Luego de las risas, ambas declaran: "Definitivamente, ese fue el mejor año de todos", y las tres coincidimos.
M.A: -Continuamos: siempre estuvimos rodeadas de música, y sobre todo, la música más popular que pasaban por la radio, nosotras enseguida la aprendíamos. A mamá le admiraba eso, que tuviéramos esa tremenda facilidad. Además, con cualquier cosa hacíamos música. Por un tiempo nos fuimos a vivir a Chaco, porque nuestro papá era chapista y tenía un taller allá. Le arreglaba el auto a Landriscina.
Dicen el apellido del humorista en stéreo. Esto ocurre durante toda la nota, responden al unísono. Las armonías no son solo vocales para estas gemelas. Cuando esto sucede, se miran y se ríen, cómplices y coordinadas desde la cuna.
Prosigue María Alejandra: "Cuando volvimos, papá nos llevó a estudiar guitarra con el gran profesor Santiago Aicardi, que fue profesor de Horacio Guaraní, y de un montón de gente maravillosa. Y él les dijo a nuestros padres que teníamos que cantar, porque teníamos condiciones. Así que a los 6 o 7 años comenzamos a cantar en forma profesional, porque él nos llevaba a las actuaciones". Al mismo tiempo se formaban en la parte escénica y actoral, para poder desenvolverse mejor en los conciertos.
Su mamá tocaba la guitarra, su papá cantaba muy bien. "Además, bailaban muy bien el tango", completan ambas. La influencia familiar estuvo presente en el amor por la música desde siempre.
"Todo el tiempo nos acompañaron en la carrera, porque éramos muy chicas, papá hacía las veces de representante… donde encontraba un lugarcito proclamaba que sus hijas cantaban y nos presentábamos", cuenta María Alejandra. "Era terrible papá. Nos enchufaba arriba de todos los escenarios que podía. '¡Mis hijas cantan! ¡Las traigo, las traigo!'", completa María Elisabet y las dos se ríen, inmersas en el recuerdo.
"Mamá se dedicaba a peinarnos y a vestirnos, nos compraba ropita para las actuaciones… Los dos estaban con nosotras a cada momento", sigue María Elisabet.
"En ese tiempo, decir que nos íbamos a dedicar a la música, era bastante tabú, porque todo el mundo decía que había que trabajar de algo más, de qué íbamos a vivir. Ellos siempre nos apoyaron. Ya en la secundaria empezamos en una academia privada, con dos profesores excelentes, Julia Peressón y Héctor Vallejos, ellos realmente nos formaron a nivel vocal. Con ellos nos recibimos de profesoras de técnica vocal. Estamos completamente agradecidas de todo lo que aprendimos", amplía María Alejandra.
"Nosotras desde muy chiquitas supimos que queríamos dedicarnos a esto, al arte. Hoy en día no es tan común que los chicos definan qué quieren ser de grandes, con tantas posibilidades. Para nosotras esto siempre estuvo muy claro", asegura Eli.
María Alejandra se dedicó un tiempo a la cosmetología y María Elisabet es profesora de ritmos latinos, actividades que desarrollan en paralelo con su vocación artística. No se alejaron mucho de su pasión inicial, sus vidas están llenas de arte. y música.
-¿Quién de las dos es la más organizada? M.A.-Tenemos etapas. Hay veces en que es ella -señala a su hermana- y otras yo.
-¿Alguna de las dos escapa de los ensayos? Al unísono:- No, ninguna de las dos.
M.E.: -Es nuestro trabajo. Amamos ensayar.
M.A.: -Somos de la generación que sabe que hay que ensayar. Porque en realidad los ensayos son nuestro trabajo. Siempre decimos que arriba del escenario uno tiene que disfrutar. Y si las cosas no están bien armadas, vos estás sufriendo.
M.E.:-Todo tiene que estar pulido desde los ensayos, para que vos arriba del escenario te dediques a transmitir y a disfrutar el momento.
-Develemos mitos: ¿cantan en la ducha? Las dos: -Siiiiii. ¡Y todo el tiempo! ¡En todos lados!
-¿Qué le cantan a sus hijos? M.E: -Yo como estoy con los ritmos latinos, y mi nena va a cumplir 9 años, estamos a full con los temas de Tini, de Lali, Daddy Yanquee… Claro que conoce el folklore, pero su entorno social un poco impone esto. DE todas maneras, está empapada de música. Nosotras tenemos parejas que también son músicos, entonces escuchan de todo.
Respecto de sus propios gustos musicales, mencionan a Abel Pintos, Luciano Pereyra y a Pimpinela, cosa que desata un coro de carcajadas porque reconocen que es un gusto generacional. A continuación, Elisabet cuenta que el fin de semana anterior tocaron con el Paz Martínez, otro gran representante del gusto musical popular. "Lo argentino, Los nocheros, Nahuel Pennisi, que lo amamos, ¡así que los escuchamos mucho!".
-¿Cómo articulan la vida cotidiana y familiar con la parte profesional? M.A:- Yo digo que uno es todo. Somos madres, amas de casa, somos profesoras de canto, estamos en el Coro Polifónico, tenemos una actividad artística bastante fluida, Así que, por ejemplo, antes de venir al diario para la nota, estaba cocinando en casa, Hice cerdo al horno, que hace un olor terrible. Me até una toalla en la cabeza para no apestar a lechón -carcajadas.
M.E.- A mí se me cortó la luz y tenía que mandar la nena a la escuela. Así que puse un montón de ollas y acomodé las sobras de anoche. -más risas.
M.A.: -Las mujeres de nuestra generación estamos acostumbradas a hacer un montón de cosas y al mismo tiempo. A hacer de todo.
-¿Y cuando viajan? ¿Van con maridos, chicos, bolsos y todo? M.A.: -Los míos ya son grandes. Tengo una hija que estudia en Córdoba Artes Escénicas y ya está en cuarto año, así que hace 4 años que vive allá. Y mi hijo tiene 18. tampoco quiere saber nada con viajar con los padres. Imaginate, re podridos están, pobres. Desde chiquitos en los ensayos, que les decíamos "quedate acá quietito, calladito"… Ahora no quieren saber nada. -se ríe. Durante muchos años hicieron música y después de un tiempo, dijeron basta. Esto es lo de ustedes.
M.E.: A mi pequeña la vamos turnando. En la casa de una abuela o de la otra.
M.A.: Nuestra chiquitita, si. -agrega la tía, apropiándose impunemente de la sobrina.
M.E.: Sí, es más de ella que mía, -asume resignada la mamá.
Su hermana se ríe y asegura que la re malcría, total, ella ya crió a los suyos.
Como dos gotas de agua No faltan anécdotas en la vida de cualquier artista, y para las gemelas, las confusiones y enredos divertidos están a la orden del día. Se divierten de lo lindo con este tipo de situaciones, que ya son una constante en su día a día. "Hasta los maridos se nos han confundido", cuentan las dos entre carcajadas.
Les cambian el nombre, las saludan personas que no conocen: "¡Pero nosotras saludamos igual! No aclaramos, ya estamos acostumbradas a que nos pase esto todo el tiempo". Se matan de risa con los equívocos y siguen sumando anécdotas.
Por estos días están terminando de grabar más material, con la idea de ir publicándolo on line. "Ya no se hacen lanzamientos en físico. Ya hay algunas cosas subidas a Youtube. Queremos terminar de grabar, queremos hacer un video".
Y después de completar la grabación, el plan es presentar el material en Santa Fe y luego salir de gira.