Presentada por la galería rosarina Diego Obligado, una obra fotográfica de la artista Andrea Ostera participará en la feria de arte contemporáneo ARCOmadrid, una de las más relevantes del arte internacional, que se desarrollará en la capital española del 22 al 26 de febrero próximo.
Es la primera vez que un artista rosarino participa junto a una galería local, y será con su obra llamada “Doble exposición, un solo show”, que consiste en intervenciones de luz sobre papel fotográfico antiguo, creando fotografías de colores, sin necesidad de una cámara fotográfica, en una propuesta de obra viva y cambiante que promete “no ser la misma al comienzo que al final del evento”.
La Galería Diego Obligado de Rosario es la primera galería de la provincia en ser invitada a esta feria internacional. Hasta ahora participaron y participan otros artistas rosarinos, pero siempre junto a galerías de Buenos Aires, por lo que es la primera vez que un artista local participará junto a una galería también local, lo que le confiere una relevancia adicional al arte nacional y regional. En esta oportunidad ARCOmadrid celebra su 42ª edición, y la muestra rosarina forma parte de la sección “Nunca lo mismo. Arte latinoamericano”, con curaduría de Mariano Mayer y Manuela Moscoso.
Consultada sobre cómo surgió esta participación en ARCOmadrid, Ostera recordó en diálogo con Mirador: “En noviembre de 2022 la galería Obligado me convocó para acercarles mi obra a esta feria, y fueron dialogando la posibilidad con ellos. Es una feria muy grande, en dimensiones es unas seis veces ArteBA, según alguien me referenció”.
La autora será de la partida junto a su obra para instalarla y participar allí en Madrid, y sobre esto se sintió afortunada: “Es un buen pretexto participar de ARCO y ver también todo lo que producen cientos de otros artistas. Tengo mucha ilusión porque dicen que hay gran calidad, son obras de muchos países y de habla hispana”.
La obra entera fue realizada bajo la técnica Lumen, que se realiza siempre con papeles antiguos, vencidos, y sobre cómo es esa técnica, la artista rosarina explicó que “el proceso es fotosensible, similar a cuando una persona toma sol, que la piel tiene una reacción. Pongo un papel al sol con otro papel adelante, durante días u horas. La luz va produciendo una imagen, sin sacar fotos con cámara, pero es una foto igual: me interesa rescatar esa idea de que haya fotografía sin necesidad de una cámara”.
Explicó que se trata de un sistema muy básico que está en el origen de la historia de la fotografía: la técnica nace con la fotografía misma en los tiempos del daguerrotipo en los ‘30, de la mano de Talbot, quien empezó con dibujos fotogenéticos en papel sensible, poniendo flores adelante que se imprimían. “Eso era un método inestable, que desaparecía en el tiempo. La técnica mejoró con los años, y sumando el uso de un fijador”. En este caso, Ostera decide no usar fijador, generando que la obra vaya mutando en el tiempo con su deterioro.
Foto: Gentileza.
La cosa pasa por exponer el material crudo, en este mundo estallado de imágenes en pantalla. Para la fotógrafa, su búsqueda “es una especie de contestación, con énfasis en el peso del material fotográfico, un recordatorio de mi generación sobre la materialidad”, ya que las generaciones no conocen de la espera, del rollo que duraba muchos días, esperar el revelado y ver las sorpresas que salían, con esa expectativa que se esperaba. “Esto cambió con la fotografía digital primero, y ahora con la imagen reproducida en la pantalla del celular. Alimentamos al monstruo infinito de imágenes”, arguyó.
Un tríptico de imágenes vivas
Bajo la instalación llamada “Doble exposición, un solo show”, la muestra se configura a partir de tres conjuntos que exploran la sensualidad de la superficie fotosensible: “S/T (planta cuadrada)” y “S/T (planta rectangular)” son obras realizadas con la técnica lumen, impresiones de contacto sobre papeles vencidos en donde la imagen surge de una acción fotoquímica sobre el papel sensible. Estas fotografías prescinden del uso de la cámara y del proceso de revelado.
“Placas” es un políptico de siete papeles de 4x5 pulgadas, como de 10 x15 centímetros, sin revelar y sin fijar. Cada uno exhibe el apareamiento de dos placas gemelas; el film está vivo y sigue reaccionando. Consultada sobre esta obra, la autora puntualizó: “Son películas que se usaba en cámaras profesionales con fuelle, en que el fotógrafo se metía dentro del paño negro a tomar la foto”.
Y por último “Doble exposición” es la instalación que presta su nombre a su muestra, en un atlas de obras mutantes realizadas con papeles vírgenes y desechos de trabajos fallidos en el laboratorio. “Son papeles con recortes, bollos, pilas de papeles que superpongo con el proceso Lumen. El deterioro es intrínseco al material, como todo lo viviente”, recordó.
En la web oficial de la artista se encuentra la serie Repliegues, donde utiliza la misma técnica, un interrogante debajo reza: “¿Qué puede hacer un papel solo ahora que las fotografías han migrado a las pantallas? Replegarse sobre sí mismo”.
El origen de la obra
Ostera siempre trabajó en torno al cuidado de materiales, pero cuando descartaba papeles en su estudio, empezó a explorar sobre hasta dónde éstos pueden seguir creando: “Entonces los dejé de descartar y empecé a guardar. Sé que no se les puede pedir un negro profundo, pero sí grises cálidos. En los '90 yo experimentaba y no sabía que la técnica existía y tenía un nombre, hasta que varios años después supe que se llamaba Lumen, por na alumna de fotografía de la Escuela Musto, donde doy clases, y descubrí un mundo entero de esta arte”.
Desde aquellos tiempos que Ostera explora en material fotográfico que ya haya pasado su fecha de vencimiento, y Doble exposición propone una obra viva, ya que varía a cada momento, cambian sus colores, evidencian en modo acelerado lo que ocurre inevitablemente con todas las cosas: reaccionan a la luz y cambian. “Es una obra viva que sigue mutando desde que fue creada, ya que no contiene fijadores, y por eso los colores rosa, celeste y negro mutan a los amarronados con el correr del tiempo”.
Cuando en 1989 cursó en el programa de Estudios Generales en Fotografía, en el International Center of Photography de Nueva York se dio cuenta esto de que la fotografía era más que un hobbie: “Ahí empecé a pensarme como autora, y a ver la fotografía como objeto de estudio. Me pregunté por su esencia, con un papel sensible sumado a un poco de luz. Empecé a prestar más atención a los materiales, cuando ninguna imagen vino a tocarlos, apreciar su sensualidad. Guardando los papeles de descarte en mis pruebas de laboratorio. Son objetos rescatados en resguardo”.
Una bio de la autora
Andrea Ostera además de artista visual y fotógrafa, es parte del Colectivo de fotógrafas rosarinas Camaradas, y es docente de fotografía analógica en la Escuela Municipal de Artes Plásticas “Manuel Musto”, así como en su taller particular.
Nació en Salto Grande en 1967. Completó sus estudios de grado en la Universidad Nacional de Rosario y en 1992 se mudó a Nueva York (EEUU) para participar del programa de Estudios Generales en Fotografía, en el International Center of Photography. Finalizada esa experiencia regreso a Rosario y comenzó a trabajar en un proyecto de largo alcance en el que prescindió de la cámara, experimentando con copias de contacto y proyecciones de objetos sobre material sensible.
En la muestra “Ritual de lo habitual” (Centro Cultural Bernardino Rivadavia, Rosario, 1994) presentó las primeras obras de este proceso. Por este trabajo fue convocada como parte del envío argentino a Les Rencontres Internationales de la Photographie, Arles (Francia), en 1996, y a la I Bienal del Mercosur, Porto Alegre (Brasil), en 1997. En el mismo año, obtuvo un subsidio a la creación de la Fundación Antorchas y la Primera Mención en el Premio Braque. En 1998 realizó dos muestras individuales: “Fotogramas”, en la Fotogalería del Centro Cultural General San Martín, en Buenos Aires y “Conciso, sucinto, preciso”, en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia, en Rosario.
Entre 1997 y 1999 participó de la Beca Kuitca. Poco después viajó a los Estados Unidos para realizar estudios de posgrado en Bellas Artes en la Universidad de Nueva York, subvencionada por la beca Fulbright/Fondo Nacional de las Artes. En 2001, regresó al país, donde luego recibió el Diploma al Mérito de la Fundación Konex.
La investigación sobre el medio fotográfico, sus condiciones, límites y posibilidades ha sido el eje principal de sus proyectos. "Persona" (CCK, Buenos Aires, 2018) “Affaire” (Centro Cultural Ricardo Rojas, Buenos Aires, 2017), “+room” (Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, 2016) y “Capturas de Pantalla” (Mal de Archivo, Rosario, 2016) se cuentan entre sus muestras individuales más recientes.
Sobre la galería Diego Obligado
Desde su inauguración en mayo de 2012 en el tradicional barrio bohemio de Pichincha, Diego Obligado Galería de Arte es un espacio de exhibición, difusión y promoción de arte contemporáneo, centrado principalmente en las producciones de artistas rosarinos y santafesinos.
La misión de la galería es la de establecer un fuerte diálogo entre artistas, coleccionistas e instituciones culturales. A través de las instancias expositivas en el espacio de la galería, del apoyo en la presentación de muestras a escala institucional y de la participación en el circuito de ferias de arte, la galería impulsa el reconocimiento y la consolidación del grupo de artistas que representa.
Reafirmándose como un sitio de promoción y producción, desde 2016 se suma la dimensión editorial. La intención es lograr un posicionamiento de referencia en el plano nacional, convencidos de la calidad y solidez de las producciones de los artistas locales.