Fotografía de fenómenos naturales

Rodrigo Núñez, el cazador de tormentas

Hace cinco años que el vialense se dedica a inmortalizar momentos con la lente de su cámara. Entre sus atractivos a la hora de fotografiar se destacan los paisajes, pero sobre todo los rayos que caen en su tierra natal. El entrerriano de 30 años habló con Mirador Entre Ríos del proceso para tomar las imágenes, la odisea de salir a la calle con mal tiempo, las repercusiones de sus producciones y el interés de José Bianco –el reconocido meteorólogo de TN– para venir a la provincia.


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Las elevadas temperaturas y la gran cantidad de nubes que cubrían el cielo de Viale, localidad del departamento Paraná, aquel 24 de octubre de 2020, eran un mal presagio; aunque estos fenómenos naturales no hacían otra cosa que confirmar lo que por la tarde había anticipado el Servicio Meteorológico Nacional. La tormenta en la Capital Nacional del Asado con Cuero era un hecho y ya no había marcha atrás. Los vecinos comenzaron, poco a poco, a resguardarse en sus hogares, pero hubo uno sólo que decidió hacer todo lo contrario.

Esa madrugada, mientras todos los vialenses dormían, Rodrigo Núñez se armó de coraje y decidió salir a retratar la tormenta que se aproximaba. Con la adrenalina que corría por sus venas, el joven tomó su cámara de fotos y se dirigió hacia el acceso a la localidad. La aventura de inmortalizar la danza de los rayos sobre el cielo no iba a ser fácil, pero Rodrigo iba a hacer todo lo que estuviera a su alcance para plasmar aquel fenómeno natural en una imagen.

Después de varios intentos, al mejor estilo Tomas Edison, el entrerriano pudo cazar esa épica tormenta. Esa madrugada marcó un antes y un después en la vida de Núñez, quien no dudó un solo instante en editar un poco la foto y subirla a las redes sociales. Las repercusiones no tardaron en llegar. Esa publicación tuvo cientos de compartidos y los mensajes de felicitaciones para quien registró dicho momento, a la vera de la Ruta 32 y en intersección con la Av. Presidente Illia, eran el centro de atención de las diversas conversaciones.

 

Núñez y la lente, un amor que se consolidó con los años.

 

Desde ese sábado, el fotógrafo aficionado no ha parado de gatillar con su lente y cada tormenta se ha vuelto una excusa para aprender sobre este hermoso arte. Hasta el momento lleva más de 150 imágenes registradas y cada una tiene una esencia particular. La ciudad de Viale y sus alrededores se transformaron en el escenario ideal de este entusiasta creador, pero también lugares como Colón han formado parte de su itinerario.

“Siempre me gustó la fotografía, pero sacaba con el celular porque no tenía cámara. Hice varios cursos, pero esto es práctica y error”, expresó el hombre de 30 años, quien además manifestó a Mirador Entre Ríos su pasión por los paisajes.

La aventura de obturar

Cada vez que Rodrigo sale a la calle para inmortalizar algún fenómeno natural, ya sea una tormenta, un cometa, un eclipse o la misma vía láctea, nada puede quedar librado al azar y todo tiene que estar fríamente calculado para que las cosas salgan de la mejor manera. Es por eso que, en la jerga de los fotógrafos, hablar del “modo automático” podría ser considerado una mala palabra. Tener una buena cámara no basta para generar buenas producciones. Básicamente, todo depende de quien se ponga detrás del dispositivo y sepa utilizar todas las herramientas que brindan estos artefactos.

Al igual que la receta de la Coca-Cola, Rodrigo guarda la configuración de su cámara bajo siete llaves. “Son parámetros que no se comparten mucho, pero a todos les digo que tienen que practicar. Acá no existe el automático porque vos tenés que configurar el ISO, velocidad de obturación, diafragma, balance de blancos. Tenés que ver la composición también porque, a pesar de que es un rayo, tener que ver que no quede torcida o ladeada. Podes sacar el mejor rayo del mundo, pero si la foto está torcida no sirve”, agregó.

–¿Cómo es una jornada fotográfica?

–Yo siempre estoy mirando el clima. Sé cuándo dan lluvia y sé que existe siempre la posibilidad de que caigan rayos porque en realidad siempre caen rayos, pero no siempre los podés atrapar. Me voy a un campito que hay a tres cuadras de mi casa, donde hay tres pararrayos y tres antenas grandes. Trato de no ir vestido de blanco porque eso atrae los rayos. A la cámara la pongo sobre un trípode, la dejo ahí y me subo arriba del auto.

–¿Alguna recomendación especial?

–Cuando te va a pasar, te va a pasar. Nunca hay que meterse debajo de un árbol, eso jamás. Es el peor error. Muchos han muerto por meterse debajo de los árboles. Cuando voy a sacar le pongo el temporizador, aprieto el botón y me alejo más que nada porque el trípode también es de metal con algunas partes de fibra de carbón. Igualmente voy mirando que los rayos no estén arriba porque ahí si tenés que irte. Tengo fotos que son recontra jugadas, que la verdad da un poco de miedo porque todo transcurre ahí nomás con rayos que caen ahí, cerca de mí. Por eso, una cosa es ver la foto y otra es estar ahí, sintiendo el viento y la adrenalina. Son fotos arriesgadas. Te puede pasar de que te caiga un rayo, por más de que tengas todas las precauciones. Me ha pasado que cuando se produce la explosión me asusto porque caen cerca.

–¿Has sacado fotos con celular?

–La gente me dice que porque tengo una cámara de fotos saco buenas fotos. Pero no es fácil. A la gente les digo que con el celular también se pueden hacer lindas fotos. Yo he hecho fotos de rayos con el celular porque no tenía la cámara encima o porque está lloviendo mucho. La mejor cámara es la que se tiene en el momento. Hay fotos que no te da tiempo a que armes la cámara, pongas el lente y la coloques en el trípode. Porque si no la sacaste rápido, se pasó la oportunidad. Las fotos van surgiendo en el momento.

El proceso

–¿Qué repercusiones han tenido tus fotos?

–La verdad que muy buenas. Las han compartido muchísimas personas, entre ellas José Bianco, meteorólogo de TN (canal de noticias por cable). He hablado con él y me dijo que se iba a poner en campaña para venir a Entre Ríos. Me iba a avisar para sacar fotos conmigo a la vía láctea. Hace poco me escribió por lo del eclipse. Me avisa qué día hay eclipse y todo. Las fotos tienen mucha repercusión porque la gente las comparte, más que nada las de paisaje.

 

Alejado de la contaminación lumínica, Rodrigo inmortaliza la vía láctea. Foto: Rodrigo Núñez

 

–Una vez que obtenés la foto, ¿qué haces con ella?

–Cuando ya tengo la fotografía, la proceso en la computadora y le doy la temperatura que quiero, un poco de saturación o intensidad. La arreglo a mi gusto. Cada fotógrafo tiene su librito y su estilo. Algunos hacen en blanco y negro, otros más saturadas. Igualmente, lo que se ve en la foto es lo que salió. Se pueden colocar muchos rayos en distintos lados, lo que comúnmente se conoce como fotomontaje o apilado de fotos. Pero yo no lo hago. Yo subo las fotos individuales. Rayo que cae, rayo que subo. Yo he hecho montajes de la luna, pero lo aclaro y no dejan de ser fotos sacadas por mí. Que sea un montaje no quiere decir que sean fotos truchas. Eso no me quita méritos porque son fotos que yo saqué pero que las saqué a mi gusto, las monté y a la gente le ha gustado.

–¿Cuáles son tus herramientas de trabajo?

–Actualmente trabajo con dos cámaras. Tengo una Nikon D810 y una D500. A su vez tengo un teleobjetivo 150-600 mm, un 70-200 mm f2.8 y un 50 mm con el que hago eventos. Tengo varios objetivos con los que saco los rayos: 17-55 mm f 2.8. Es un gran angular y sirve para que entren más elementos en el encuadre.

Adrenalina

–¿Hasta cuándo vas a seguir con esta ‘locura’ de seguir tormentas?

–Para mí, todas las veces que se viene una tormenta es un desafío. Me encanta ver cómo caen los rayos y por lo general me gustan los que tocan tierra. Para mí es un desafío y una adrenalina hacer este tipo de fotos. Mientras Dios me dé vida lo voy a seguir haciendo.

–Sacar fotos a rayos es una ruleta también

–Yo soy capaz de quedarme hasta las tres o cuatro de la mañana esperando un rayo porque no es que vos vas, pones la cámara y sacas. En la mayoría de las fotos estuve esperando hasta tres horas. Hay fotos que hay que esperarlas, un atardecer, por ejemplo. Para componer con algo tenés que esperarlo. Además, la foto de un rayo es una ruleta porque no sabés dónde va a caer. Tenés que guiar la cámara dónde más o menos crees que van a caer. Nunca sabés dónde van a caer, por eso voy moviendo la cámara. Siempre tenés que ir controlando que los rayos no caigan cerca porque se vuelve peligroso. A la cámara la protejo con una bolsa. Cuando corta, le voy limpiando el lente porque si no se empaña y no hace foco.


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