Habían pasado algunos minutos de las 23 de este lunes de carnaval, cuando desde el interior de la Comisaría Octava de Concordia se escucharon los inconfundibles sonidos de disparos de armas de fuego.

Los policías que estaban en el lugar salieron a la calle para intervenir. Ni bien asomaron, se encontraron con un hombre que corría malherido. Las balas habían impacto a la altura del tórax y en la espalda del sujeto, identificado como Claudio Marcelo Martínez. Una ambulancia lo trasladó al Hospital Delicia Concepción Masvernat, pero nada se pudo hacer para evitar el deceso, que se produjo minutos después.

La policía comenzó de inmediato a investigar lo ocurrido. Los relatos de la pareja y de hijos del fallecido coincidieron en identificar a dos hermanos que se desplazaban en dos motos como los autores del homicidio.

El operativo de los uniformados permitió dar con uno de ellos, identificado –según fuentes extraoficiales– como Ángel Corrado, al que apresaron a pocas cuadras del lugar del homicidio. En cambio, su hermano, apodado Coti, permanecía prófugo hasta este martes 21 de febrero.

Por orden del fiscal Pablo Garrera Allende, Ángel Corrado quedó detenido, a la par que fueron secuestrados diversos elementos, como la moto en que se movilizaba y prendas de vestir.

ANTECEDENTES

A medida que pasan las horas, nuevos datos permiten conocer algunos detalles sobre la vida del fallecido en el fatal suceso. En 2021, Martínez había sido sometido a un juicio por jurados que lo declaró culpable de abuso de armas, pero no por homicidio, a pesar de que estaba acusado de haber dado muerte, junto a su hijo Laureano, a Agustín Areguati.

Aquel debate fue singular. No sólo porque el ahora asesinado Claudio Marcelo Martínez solamente recibió condena por abuso de armas, sino que sobre su hijo, Laureano, el jurado popular no pudo llegar a un veredicto unánime respecto a su culpabilidad o no culpabilidad del delito de homicidio simple, aún después de dos deliberaciones.

Según la acusación, ambos, Claudio Marcelo y Laureano, agredieron con golpes de puño y patadas a Agustín Areguati. Durante la pelea, Claudio Martínez (ahora asesinado) disparó con un arma de fuego calibre 9 milímetros a Areguati, aunque no llegó a herirlo. Buscando escapar, Areguati se refugió detrás de una camioneta, lo que –según el relato acusatorio– Laureano Martínez aprovechó para asestarle una puñalada en el tórax, provocándole la muerte.

El jurado se estancó respecto de uno de los acusados porque la defensa de Martínez llevó al juicio a ocho testigos supuestamente “presenciales” que aparecieron todos juntos y a la misma hora 30 días después del hecho. Su único relato, casi calcado y mecánico, fue: “Vimos que lo mató otro tipo. Lo mató Charly Franco”.

Mediante esa maniobra desbarataron a la fiscalía, que llevó a los dos testigos presenciales –dos vecinas–, que desde el mismo momento del hecho sindicaron a Laureano Martínez como el autor del puntazo mortal y a su padre como el que disparó para asustar.

Lo cierto es que este lunes del feriado largo de carnaval, el padre, Claudio Marcelo Martínez, a quien se suponía cumpliendo condena por abuso de armas, fue ultimado a balazos.