Se llama Bautista Bonazzola y hace casi 10 años se perfecciona en este interesante mundo. La superación como eje de vida.
Cómo resolver un enigma que tiene millones de posibles combinaciones y sólo una es la correcta. Es el desafío diario que se plantea un joven santafesino que logra descifrarlo en tan sólo un puñado de segundos. Se trata del Cubo Rubik, un elemento que interpela la destreza, perseverancia y habilidad de quienes lo adoptan como una disciplina, un estilo de vida.
Mirador dialogó con Bautista Bonazzola, que como se los conoce en el mundo del Rubik es un “speedcuber”. El entrevistado comenzó diciendo que arrancó en la actividad a los 10 años y desde entonces no paró.
“Lo tomé como un desafío, porque tenía un cubo en mi casa hasta que lo vi en la tele cómo lo armaban y busqué formas de cómo hacerlo. Después conocí competencias y me fui metiendo en este mundo. Hay miles de cubos, las competencias oficiales tienen 17 categorías. Además del clásico, que todos conocemos que se le dice 3x3, hay más grandes de 7x7 y de otras formas como un dodecaedro o una pirámide”, reveló.
Cuando se le preguntó por su logros en esta última década, Bonazzola aseguró: “Fui múltiples veces récord en Sudamérica, dos veces campeón nacional y actualmente soy campeón sudamericano. En el cubo 3x3, que es mi categoría principal, fueron varios logros. Primero seis segundos, después cinco y ahora el récord es de cuatro segundos”.
—¿Qué significó llegar a lo más alto?
— Fue un sueño ser campeón por cómo se dio todo. Lo mejor fue que en las rondas anteriores venía con malos tiempos y llegué a la final bastante bajoneado. En la definición además de que me fue muy bien, logré el récord que me dio el título. Fue increíble.
—¿Qué se necesita para armar un cubo?
—Es paciencia para aprender a armarlo, lo puede hacer cualquiera no tiene que ser ningún genio. Después mucha dedicación, si se quiere llegar a un buen nivel es meterle ganas, enfocarse en practicar e ir mejorando.
—¿Cómo es el mundo del Rubik?
—Muchas veces me preguntaron porque es una disciplina poco conocida. Últimamente ha tenido un poco de difusión, eso es bueno. Todos vimos alguna vez un rubik y pensamos que es imposible armarlo y ver gente que lo hace en cuatro o cinco segundos llama la atención. Por más que no parezca, hay un mundo muy grande. En el último sudamericano, por ejemplo, fuimos 13 argentinos y eramos 250 competidores en total.
Superación
El entrenamiento y la perseverancia son los pilares de Bonazzola a la hora de prepararse para descifrar el cubo, su aliado en este novedoso mundo donde cada segundo vale oro.
—¿Qué valoras de esta disciplina?
—El superarse uno mismo todo el tiempo. La superación constante. Es una actividad muy sana porque, por ejemplo, con mis rivales tengo una relación excelente. Cuando fuimos al sudamericano que fue en Brasil más allá de la rivalidad natural entre los países, afuera éramos todos amigos. Nos recibieron muy bien, fue increíble.
Mis padres desde un primer momento me apoyaron mucho. Me llevaron a la primera competencia que fue en Buenos Aires. Y también les gustó al punto que quisieron aprender e incluso compitieron. Es apoyo total.
Es magnífico. Además de lo estrictamente competitivo, me hizo hacer de muy buenos amigos; me desarrollé mucho a nivel personal, me ayudó en un montón de aspectos.
—¿Cómo es el entrenamiento?
— El entrenamiento consiste en sentarme con la computadora y con un programa que me dice cómo desarmar el cubo para no hacerlo yo y hacer una especie de trampa. Lo armo y desarmo muchas veces. A veces es una o dos horas diarias de práctica.
Historia
El Cubo Rubik, también conocido como el cubo mágico, fue inventado por el arquitecto y profesor Ernő Rubik en 1974. El húngaro creó el cubo como una herramienta educativa para ayudar a sus estudiantes a entender los conceptos de la geometría tridimensional.
El primer prototipo fue creado con cubos de madera unidos entre sí, pero pronto se dio cuenta de que un diseño más práctico y duradero sería necesario. Después de mucho trabajo y pruebas, Rubik creó un modelo con cubos pequeños que giraban alrededor de un núcleo central. Cada cara del cubo estaba cubierta por nueve pegatinas de colores brillantes.
El primer Cubo Rubik fue lanzado al mercado en Hungría en 1977. Sin embargo, el éxito del cubo no fue inmediato. Solo después de que se presentó en una feria de juguetes en Nuremberg, Alemania, en 1979, el Cubo Rubik se hizo popular en todo el mundo. Fue un gran éxito en los años 80 y se convirtió en un ícono cultural de la época.
Aunque el Cubo Rubik puede parecer simple, su solución es en realidad muy compleja. Hay 43,252,003,274,489,856,000 posibles combinaciones del cubo, pero solo una de ellas es la solución correcta. Para resolver el cubo, el jugador debe girar y mover las diferentes capas del cubo para que cada cara tenga un solo color.
El Cubo Rubik ha tenido un impacto duradero en la cultura popular y se ha convertido en un símbolo de la resolución de problemas y la perseverancia. También ha inspirado a muchas personas a explorar las matemáticas y la ciencia, y ha sido utilizado en el desarrollo de algoritmos y técnicas de resolución de problemas en campos como la robótica y la inteligencia artificial.