El pasado jueves 20 de abril, en el Espacio Cultural Universitario (ECU), Cristina Savid presentó su nuevo aporte académico al psicoanálisis infantil. Un libro que al decir del psicoanalista Víctor Hugo Rabito “nos propone la aventura de adentrarnos en el camino del In-fans hacia una posible subjetivación, recorrido no lineal ni sin tropiezos”.
Sobre la autora hay que señalar que es más que palabra autorizada en la temática trabajada, ya que fue profesora titular en la Cátedra “Psicología de la niñez” en la Facultad de Psicología de la UNR hasta el 2018 y profesora adjunta en la Cátedra “Psicoanálisis I” durante más de tres décadas, completando su trayectoria académica con un ininterrumpido trabajo clínico junto a producciones bibliográficas, sin olvidar mencionar los distintos espacios de investigación que ocupó a lo largo de su carrera como el equipo universitario “Psicosis- Autismo y abordaje terapéutico”, allí ejerció función docente investigadora hasta el 2018 al igual que en la Cátedra Libre “Psicología de la discapacidad”. Junto con Cristina Savid, Mirador Provincial reflexionó sobre infancias, nacimientos y fantasías parentales entre otras cosas.
Gentileza.
Cristina Savid en primera persona
-¿Desde el ejercicio de tu práctica profesional, qué análisis realizás sobre las formas constitutivas del deseo de maternidad y paternidad en los tiempos contemporáneos?
-El psicoanálisis con niños y adultos es una práctica clínica que se apoya en conceptos fundamentales que ponen sobre el tapete que vamos a trabajar con seres humanizados o dicho, de otro modo, con animales humanos. Con esto quiero acentuar que, por ser humanizados, cuando nacemos entramos violentamente a un mundo de leyes culturales. No naturales. Estas leyes culturales van a ir anulando todo instinto. Hago esta introducción porque a través de los tiempos se han dado transformaciones culturales, económicas, políticas, etcétera. No obstante, se mantiene el deseo de procrear como una invariante; cualquiera sea el deseo que oriento la convocatoria de un hijo: embarazo in vitro, adopción, vientre subrogado y otros. Hoy la ciencia facilita e investiga diferentes métodos de gestación. La paternidad promueve un retorno a una ilusión de encontrar una completitud, una plenitud,una ilusión de felicidad eterna, de subsanar viejos errores, de saldar viejas deudas con los progenitores, de trascender más allá de la finitud. Esto es un empuje a recuperar algo que nunca existirá. No obstante, la humanidad entera pugna por encontrar esta plenitud en la procreación.
-En tu libro trabajás la importancia de las identificaciones primordiales a la hora de construir una novela familiar que proyecte y sostenga un deseo de maternidad y paternidad. ¿Qué lugar ocupa en la actualidad la fantasía?
-Cuando se espera el nacimiento de un hijo, se produce en los padres un acontecimiento trascendente que los reenvía a sus propios nacimientos, a su posición como hijo. Se desencadena un deseo por hablar y nombrar a este hijo por nacer, se lo ilusiona, se elige el nombre, el ajuar, se montan escenas sobre ¿cómo será? Este hijo que inventan está construido con restos del hijo que cada uno habrá sido, este hijo es una representación "cosa" - inanimado, no particularizado. Está fuera. Este niño ilusionado es un señuelo sobre el que se realizará el deseo de anhelos incumplidos, acompañados de la esperanza de realizaciones frustradas. Un hijo entonces existe en la ilusión parental desde un tiempo anterior al nacimiento biológico, es un lugar de fantaseo. Un lugar de representaciones. Puedo decir que un hijo existe antes de nacer en el discurso parental. Por lo tanto, este niño es la representación de deseos en cada uno de los padres.
-Un concepto que desarrollás siguiendo esta línea es el de futuro anterior, ¿a qué hacés referencia?
-Este tiempo en que se habla de un hijo por venir es tiempo anticipatorio en la construcción subjetiva del niño; lo mental antecede a lo biológico. A este tiempo lo llamo futuro anterior. Porque determina y anticipa un porvenir. Todo niño llega al mundo habiendo perdido la inocencia. Cargado de una novela familiar, donde no fue protagonista, pero será su prehistoria. Para los padres, un hijo es el medio para trascender más allá de su finitud. El nacimiento coloca al recién nacido, munido de su desamparo, inacabancia y prematurez, frente a una imagen de él; pero ajena, construida a sus espaldas por otros. Se nace sin ser.
-¿Con qué se encuentran los padres en el momento en que el niño nace?
-Puedo decir que los padres se encuentran con el niño real, con un extraño demasiado conocido. El nacimiento entonces es un desencuentro, es un desorden. Los padres tendrán que realizar el duelo del hijo ilusionado, dejar caer al hijo soñado, encontrarse en el niño real, por lo tanto tendrán que identificarse con este hijo. Esta identificación primordial es una extracción que equivale a desprender una parte de sí y donársela a este hijo. Será encontrarse en el hijo. Es un agregado, una marca, una muesca, una nominación, es considerado exclusivo, diferente a cualquier otro, no idéntico a nadie, único. Esta donación incluye a este niño en un linaje. Entra en la categoría del colectivo humano.
-¿Qué implica entrar en el colectivo humano?
-Entrar en el grupo humano implica su desaparición como individuo, entra en la categoría del "SE" se colectiviza. Este es el espíritu del artículo freudiano, "Psicología de las masas y análisis del yo", no existe ningún humano por fuera de una dependencia al otro. El otro es lugar de transmisión y es acción de inmiscuirse. No accedemos nunca al sujeto como tal, siempre es en este prerequisito de alteridad. El psicoanálisis no considera al sujeto sin otredad,inmixturado con otredad. En la práctica clínica con niños nos encontramos con niños que presentan síntomas que denuncian que esta filiación está en falta. Sin esta operación de constitución psíquica, este hijo no se colectiviza y las manifestaciones pueden ser; postración, enuresis, encopresis, desatención, anorexia, etcétera, etcétera.
-¿Qué concepción del síntoma infantil trabajás en el libro?
-Todo síntoma en la infancia es un velo que oculta una verdad parental. En este libro planteo que trabajo con el niño y los padres a fin de escuchar que la problemática del hijo no se separa de la de ellos, que muchas veces es egosintónica, muda. Me refiero a aquellas situaciones clínicas en que hay un exceso traumático, un dolor inasimilable que desborda en el lugar del hijo, sin que los padres puedan implicarse. No pueden horadar el sentido que dan al síntoma del niño para ubicar allí alguna pregunta por la relación entre el síntoma y algo de ellos como padres. Planteo en este libro que la cura psicoanalítica en términos generales es aquella experiencia que posibilita a un niño encontrar el modo en que su satisfacción pueda realizarse con la de los otros en una actividad compartida. De aquí que la infancia remita a una temporalidad, no cronológica sino lógica, de la estructuración subjetiva, durante la cual los padres y los hijos deben atravesar la pesadilla de desprenderse. La infancia no es un tiempo, es un sucediendo. De aquí que el psicoanálisis no diagnostica ni rotula en sano o enfermo que corresponde a una mirada positiva. No hay culpables. Somos seres genealógicos.
Dividido en ocho capítulos y dos anexos a modo de pequeños ensayos que se dejan leer de forma independiente, “El niño y el psicoanálisis. La otredad” de Cristina Savid se presenta con pluma académica pero trabajada de forma pedagógica invitando al lector a introducirse en la temática con la certeza del soporte clínico y técnico al servicio de la curiosidad que traspola los límites universitarios.
Datos del libro
Título: El niño y el psicoanalisis. La otredad.
Editorial: Punto Final Ediciones.
Páginas: 180.
Otros libros de la psicoanalista Cristina Savid
"Construcción de la subjetividad y sus tropiezos". UNR editora.
"Clínica psicoanalítica con niños. Infancia terminable e interminable". Laborde Editor.