Hay una historia en el linaje que unen al escritor, economista y psicoanalista Mauricio Bergstein con Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis. Las huellas de su novela familiar dicen que antepasados lograron escapar por poco de Viena cuando se edifica el horror del holocausto y se produce la anexión de Austria al Tercer Reich. Quizás sea aquél emparentamiento de contextos y circunstancias razón más que suficiente para investigar, ficcionar y unir su historia a unas de sus pasiones, el psicoanálisis.
Fusiles en el paragüero (Editorial Planeta) es una novela histórica que repasa la huida de Freud de Viena y los 84 agónicos días que el genio sufrió bajo la bota nazi cuando Adolf Hitler invade Austria.
Gentileza.
La narrativa audaz y certera nos trae a un investigador contemporáneo que se hace cargo del pasado y parte de una hipotética sesión entre el Dr. Freud y un niño de nueve años llamado Adolf Hitler, para explicar varios sucesos enigmáticos que sufrirá en el exilio, en un método de investigación que se emparenta también a lógicas psicoanalíticas en sus formas y análisis.
Una novela histórica donde la literatura, el misterio y el psicoanálisis entretejen sus caminos de forma dinámica llevando al lector a las siempre vigentes preguntas sobre el valor de la condición humana. Temas del ayer, del hoy y del mañana. La presentación de la obra tiene lugar y fecha, será el próximo miércoles 17 de mayo a las 20 en el Colegio de Psicólogas y Psicólogos de la Provincia de Santa Fe - 2ª Circunscripción (Dorrego 423, Rosario) en un evento donde el escritor será acompañado por un panel de lujo conformado por Fabiana Bertin, Nestor Aliani y Sabatino Palma. Mirador Provincial dialogó con el escritor.
La voz de Mauricio Bergstein
-¿Qué es lo que te lleva a ficcionar el asedio que sufrió Freud en su huida de Viena?
-Es muy difícil saber por qué uno escoge determinada trama y decide escribir una novela en torno a esa trama. En mi caso en particular, tuve familia que logró salir de Viena y escapar de aquel infierno a último minuto. Se salvaron por un pelito. También me pareció que era una historia con muchas aristas y plenamente vigente en nuestro tiempo: la intolerancia, el prejuicio, el odio, el miedo al otro...
-¿A qué obedece el título de la novela “Fusiles en el paragüero”?
-El título de la novela obedece a que cuando se produjo la Anexión de Austria, pocos días después, una patota nazi cayó en la casa de Freud. Su mujer, Martha Bernays, abrió la puerta y la tropa ingresó a su casa con armas apuntando en todas las direcciones. La viejita miraba azorada el despliegue absurdo que tenía lugar en el comedor de su casa. Cuando la horda se dio cuenta que nadie les estaba apuntando y bajaron las metralletas, la viejita les preguntó: "¿No serían tan amables de dejar los fusiles en el paragüero?".
-¿Qué elementos utilizaste para realizar la investigación pertinente?
-Para la investigación, durante un lapso de tres años, únicamente leí libros o materiales que tuvieran conexión directa con la novela. La vida de Freud está muy documentada, incluso su correspondencia. Sin embargo, los 84 agónicos días en los que sufrió el acoso de los nazis y no se sabía si lograría escapar o no, es un período de su vida relativamente menos estudiado y, sobre todo, plagado de misterios y lagunas, con los que cuesta explicar algunos sucesos.
-¿En qué momento sentiste que estaba terminada?
-Sentí que tenía a la novela terminada cuando pude hacerme una idea de qué siente un pensador genial cuando todo su prestigio no le sirve de nada para salvar su vida y la de su familia, y sufre una persecución artera.
Un encuentro precoz
-Unos de los datos pocos conocidos que contás en la novela es la visita de Adolf Hitler cuando tenía nueve años al consultorio del Dr. Sigmund Freud, acompañado de su madre. ¿Dónde nace esa hipotesis en la trama de la historia? ¿Qué se sabe de ese supuesto encuentro?
-Si tu googleas "Freud-Hitler", te va a salir que cuando el pequeño Adolf comenzó a mostrar conductas bizarras, la madre recurrió al médico de la familia, E. Bloch (que era judío). Al parecer Bloch consultó con Freud, todavía un médico desconocido. En la novela, el personaje central va un paso más allá y plantea la hipótesis que no sólo el pequeño visitó una vez un consultorio que después se convertiria en célebre, sino que tal vez algo salió mal en ese hipotético encuentro y cuarenta años más tarde, Hitler resentido iría por su revancha. Para demostrarlo, este personaje recurre puntillosamente a los hechos históricos. El lector, por supuesto, tiene la última palabra.
-Realizás una novela histórica, para lo cual debiste investigar. ¿En ese proceso de investigación, descubriste algún dato que te haya llamado la atención por su poco cococimiento en la vida de Freud?
-Aparecieron muchos datos y hechos poco conocidos. Uno de los que más me asombró fue que durante esos 84 días, cuando los nazis designaron a un comisario (Anton Sauerwald) al frente de la Verlag (la editorial del Movimiento Psicoanalitico), este descubrió que Freud poseía cuentas bancarias en el exterior y no las había declarado, delito que a partir de cierto momento se castigó con la pena de muerte. Sin embargo, Sauerwald no lo delató. ¿Por qué?
-Otros de los episodios destacados es el interrogatorio de Anna Freud en los sotános de la Gestapo. Un episodio con lagunas.
-En cuanto al interrogatorio de Anna en los sótanos de la Gestapo, no narré sus detalles porque no encontré ningún testimonio. Lo raro es justamente eso. Cuando ese día terrible, el 22 de marzo de 1938, Anna volvió a su casa, necesariamente tuvo que haber contado los detalles de lo sucedido. Y sin embargo, no di con ningún testimonio porque no los hay. En su agenda, Freud se limitó a un insulso: "Anna en la Gestapo".
-¿Por qué pensás que Freud pudo salvarse del nazismo?
-Freud se salvó por una conjuncion de factores. No olvidemos que parte de la cúpula nazi se la tenía jurada (como Himmler y Goebbels: Freud había fundado una "ciencia judía" que refutaba los postulados de la doctrina nazi). En primer lugar, a pesar de la vejez y la enfermedad, Freud no estaba dispuesto a entregarse. En segundo lugar, entendía que su obra no estaría concluida hasta que no publicase "Moisés y la religión monoteísta" y en la Viena nazificada resultaba imposible. En tercer lugar, sus allegados y discipulos lograron que él y su familia fuesen recibidos en Londres, recordemos que cuatro hermanas suyas fueron más tarde exterminadas en campos de concentración. En cuarto lugar, hubo presión internacional sobre los nazis ejercida por el gobierno de Estados Unidos. La política nazi respecto a los judíos, en ese momento, era la expulsión de los judíos del Reich. Y por último, Anton Sauerwald, el comisario nazi prestó una ayuda invalorable.
La lectura de “Fusiles en el paragüero” es una oportunidad para el ejercicio siempre vigentes y oportuno, aquél que es habitado por la pregunta sobre la igualdad y el respeto por la dignidad humana. El recuerdo de un presente.
Bio
Mauricio Bergstein (Montevideo, 1961) licenciado en economía y psicología, ha publicado: Páginas de arena (2000), premiado en el Concurso Nacional de Literatura; La fiesta de los dioses (2001), también galardonada en dicho certamen; La soledad del mercenario (2003); Adiós Nyassa (2012), traducida al portugués; Diccionario del viajero (2015) y el reportaje Diez triunfos que conmovieron al tenis uruguayo (2021). Fusiles en el paragüero es su primera novela.