Desde hace ya varios años Diego Vegara se dedica a la pintura, especialmente al óleo, pero hace un tiempo empezó a tener ganas de hacer algo diferente, que le resultara más cálido en el proceso creativo y que le permitiera empezar, abandonar y retomar de manera inmediata. Cuenta Diego: “Por todo esto decidí dibujar. Durante el transcurso de un año me dediqué a bocetar lo que posteriormente serían los dibujos hechos con lápices de color y a concretar todas las obras para la muestra. Los dibujos en blanco y negro fueron realizados sin un diseño previo y se dividen en dos series o grupos”.
Esta muestra es un trabajo reflexivo sobre su propia obra.“Una suerte de estudio posterior de la misma, y de mi persona. Es la obra de un artista y de una persona madura, con un camino ya recorrido. Fue un año de trabajo muy gratificante y disfruté mucho de hacerla”. Generalmente el proceso creativo de su producción artística se basa en la experimentación, la intuición (una fuerte intuición) y ser un gran *observador. “Con el tiempo he aprendido a dejarme llevar por lo que voy sintiendo cuando trabajo, dejándome guiar por lo que la obra 'me va pidiendo'. Pienso continuar moviéndome entre la pintura, el dibujo, la abstracción, la figuración y todo lo demás que aparezca”, cierra Diego.
Gabriel Fernández escribió en el texto de sala: “Los personajes autorreferenciales de los dibujos de Diego Vergara no tienen esa desnudez ligada a la exposición ante el otro propia del erotismo, sino que está vinculada al autoconocimiento. Esos cuerpos, íntegros, alterados o desarticulados, aunque aparentan ser blandos se plantan contundentes ante la mirada. Siempre se muestran en toda su extensión dejando oculto solo aquello que el mismo soporte deja fuera del cuadro en un anhelo de continuidad. Existe una franqueza y una seguridad que transmite serenidad. Un despliegue contenido y calmado marcando cada una de las piezas. Se aprecia ternura y hedonismo, pero al mismo tiempo una profunda seguridad”.
Rapado
Sobre el título de la muestra la relación es directa, simplemente alude al cortarse en pelo al ras, raparse. El juego con los duraznos que aparecieron en el flyer y en los videos tiene que ver con la sensación de tocar la superficie de su cáscara y la de tocar una cabeza rapada. También tenía que ver con una idea que no se concretó, la misma era pintar unas siluetas de duraznos gigantes en las paredes sobre la que luego se montarían los dibujos. Esas pinturas también evocaban a mi serie de obras de los frutos gigantes. No se pudo hacer.
Agrega Vergara: “Todas las obras, con excepción de las pinturas lineales, son una suerte de revisión de mi producción anterior y de mi persona. En el otro conjunto de dibujos se observa un personaje menos definido y formado por fragmentos del cuerpo. El mismo se encuentra inmerso dentro un contexto de rayones y líneas que generan texturas parcialmente borradas”. Finalmente cierra: “Las pinturas lineales son una síntesis, muy estilizada, de las formas que aparecen en mis trabajos y de los movimientos ondulantes que realizo con la mano al momento de ejecutarlas. Las líneas recuerdan al grafismo de los diseños o bosquejos (sketches) de las historietas, de los comics o de los dibujos animados que me gustan como también refieren al ritmo de los pliegos de los mantos o vestiduras de las pinturas clásicas. Para pintar las líneas elegí colores que ayudaran a afianzar el ritmo de la composición y con pequeños restos adheridos del material utilizado (acrílico) intervine la obra buscando generar focos de atención y un leve quiebre en la lectura total de la imagen”.
Papel y lápiz
La elección de la técnica y del material soporte nacen de las ganas de trabajar con elementos que me resultaran más amables y cálidos. Luego de muchos años de pintar con óleo sentí la necesidad de recuperar el acto de dibujar con lápices sobre hojas de papel. Mediante este procedimiento fui cubriendo la superficie del papel con finas capas de color que al superponerse modificaron la opacidad de este y quizás hasta su peso (la cantidad de material depositado fue generando una superficie con brillo y un incremento muy sutil en el peso del papel).
En los trabajos de Vergara suelen aparecer referencias a obras de la historia del arte, generalmente esa información aparece de manera inconsciente, como la manifestación de un recuerdo o de una evocación de algo que le interesó y quedó en su mente. Dice Diego: “Existe una satisfacción inmediata y directa en trabajar con lo que se tiene a mano. El lápiz ya imprime una marca sobre el papel y desde el primer momento va configurando una imagen por medio de trazos transparentes que se superponen. El material acaricia apenas la hoja y le añade un peso y un brillo casi imperceptible. Su sedimento se va acumulando capa tras capa dando cuerpo a las formas y dotándolas de volúmenes de tonos cambiantes”.
La serie en grafito está dividida en dos grupos de diez dibujos cada una. Un conjunto hace referencia directa a mi obra, funcionando como un estudio -a posteriori- de la misma. En estos trabajos se encuentran representados los mismos personajes de mis pinturas u otros muy similares que los recuerdan por las posturas que adoptan o por algún elemento de referencia que ayuda en la conexión. También aparecen citas a obras de la historia del arte como por ejemplo un guante que refiere al mismo objeto representado en la obra “La canción de amor” y los maniquíes con reminiscencias clásicas de las obras de Giorgio de Chirico.
Proyectos
Diego comenta que pretende continuar desarrollando la obra presentada en la galería y sumar estos nuevos trabajos en la edición de la Feria Arte Ba de este año. “También estoy empezando a proyectar obras que destinaré a la instancia de concursos / premiación”.
Diego Vergara
Nació en 1980 en San Lorenzo, Santa Fe. Cursó la licenciatura en Bellas Artes con orientación en la especialidad de Pintura, UNR (2004) y el profesorado en Bellas Artes, UNR (2006). Desde 2005 ha participado en numerosas instancias de formación profesional como artista. En 2008 obtuvo la mención Fundación Castagnino en el Salón Nacional de Rosario; en 2010 la Beca Estímulo para Jóvenes Artistas de la Fundación Nuevo Banco de Santa Fe; en 2012 la Beca para Artistas del Interior otorgada por el Fondo Nacional de las Artes. En 2016 obtuvo el Primer Premio Adquisición del LXX Salón Nacional de Rosario en el Museo Castagnino+Macro, y en 2018 el Primer Premio Adquisición del XI Premio Nacional de Pintura del Banco Central. Desde 2005 ha mostrado sus obras de forma colectiva e individual en diferentes espacios privados e instituciones públicas, como Galería Dabbah Torrejón, Galería Ruth Benzacar, Galería Foster Catena, Espacio Rivoire, Centro Cultural Recoleta, Centro Cultural Borges, Museo J. B. Castagnino, Diego Obligado Galería de arte. Reside y trabaja en San Lorenzo.
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