Sin cuerpo, sin mente, sin alma. A los jugadores "chicos" les quema la pelota, a los jugadores grandes lo mismo. No hay idea, no hay estrategia, no hay nunca un plan alternativo cuando le hacen el primer gol de un partido. Se dirá que todo pasa por la cabeza (puede ser real), pero no sobra nada en las piernas. Es tan mala la imagen, que ni siquiera pueden los jugadores dejar la idea que "ponen". Es cierto que falta un montón, pero también es real que falta menos que antes. En pocas palabras, Unión parece estar dormido en un profundo coma inducido.

Este 0-2 ante Sarmiento de Junín no hizo otra cosa que profundizar la crisis futbolística, física, táctica y emocional de un equipo cada vez más limitado. Pero, además, ya no sólo se complica en la tabla de los puntos (desciende el último y está último) sino que empieza a quedarse sin oxígeno en la de los promedios. La gente, si bien explotó por momentos y con todo al final, parece entregada, resignada y sin energías. Está igual o peor que el equipo en la cancha. Son muchos años de lo mismo: cero protagonismo en los torneos locales y excursiones coperas que duran un ratito en el mejor de los casos.

Al equipo sin mandíbula (cualquier mano lo tumba), se agregaron horrores amateurs (el de Oscar Piris, en el primer gol imperdonable), irresponsabilidades (la patada de atrás sin sentido del colombiano Gordillo: llegó a la quinta y no jugará en Santiago del Estero) y la falta de profesionalismo total de un jugador como Tomás González por dejar a su equipo con diez como consecuencia de un insulto en modo desidia al juez del partido en la propia cara. Y encima en una jugada donde finalmente "cobró" a favor del Tate.

De la picadora de insultos (jugadores, presidente, dirigentes de la CD ), por ahora sólo pasó desapercibido el entrenador de turno. ¿Qué porcentaje tiene el "Gallego" Méndez en este desastre?: el mínimo imponible. Lo que está claro es que el inflador anímico se quedó sin aire para este tipo de cambios que apuntan a algún tipo de reacción cuando se cambia al DT.

A pesar de lo muy malo del equipo, Unión parece mucho más descendido afuera (sin conducción) y adentro (con los jugadores) de la cancha que en la tabla de los puntos y/o de los promedios donde está complicado pero con muchos puntos por jugar. En el medio de este Guinness propio de errores, queda la gente. El hincha, el socio, el que votó a Sphan, el que votó a la oposición y el que no fue a votar.

Lo peor que le pasa a Unión es que no se da cuenta (dirigentes, jugadores, DT, gente) de lo que está rifando en el fútbol argentino con esta cadena interminable de puntos regalados de un tiempo a esta parte. Ningún enfermo se cura si primero no conoce su diagnóstico. En el caso de Unión, donde a los dos goles de Sarmiento los validó el VAR en el 15 de Abril, muchos de los actores principales parecen vivir en un bar. Como si estuvieran en un cumpleaños.