Fueron largos los años de espera para los amantes del teatro que por fin volverán a ver en el escenario al actor y dramaturgo Sabatino Cacho Palma, quien irrumpe con un texto que desnuda las profundidades de su esencia. Poético, introspectivo, sincero y humano, así es el viaje al interior del artista que apela a la única herramienta que posee para embellecer el mundo: La palabra.
“22 de agosto. Si después de tantas palabras” no solo es un regreso sino un epitafio histórico de un autor que nos deja su legado inacabado, en los restos arqueológicos de lo que fuimos, somos y queramos ser. Dos funciones pactadas para el sábado 27 y domingo 28 de mayo en Sala Arteón (Sarmiento 778) de Rosario marcarán el inicio de una gira nacional e internacional. Dialogamos con el realizador.
Sabatino Cacho Palma en primera persona
-Esta obra representa tu vuelta a los escenarios después de 16 largos años para los amantes del teatro, en un tiempo donde te vimos escribir y producir obras como la aclamada “El camino de la fuente”. ¿Por qué el retiro? ¿Por qué la vuelta?
-El teatro me habita desde mi adolescencia y es un amor incondicional, que ha vertebrado mi vida. La vida, el amor y tal vez la muerte, no los puedo pensar como círculos (pensamiento medieval sostenido a “fuego” por la inquisición), los pienso, los vivo y los expreso, con intermitencias, con suspensiones, con callejones sin salida y con rupturas, necesarias o lacerantes. Y como digo en ésta obra: “Hace más de 46 años, atravesé esa puerta… Lo que equivale a decir, ese día nací, ese día empezaba una nueva vida y se abría un nuevo mundo”.
En ese mundo poético que puedo habitar en el teatro, me gusta jugar con las mejores variantes que puedo encontrar, actuar es una de ellas, pero es para mí una tabla mágica y giratoria. Efectivamente puedo dirigir, actuar, producir, programar, asesorar, intervenir, transmitir, y lo hago de acuerdo a lo que pinte cada vez. En los últimos años, estoy trabajando fundamentalmente sobre textos propios, aunque en detalle, sería sobre ideas propias, sobre todo narrativas, y buscando una permanente intertextualidad, por ejemplo con Lorca o Vallejo, lo singular y el hallazgo, en todo caso, están en la manera de contarlo y en como ese material toma forma de relato teatral.
22 de agosto fue gestada desde el primer día, para este actor que se dispone a darle vida, en mi inquietud y en mi búsqueda autoral, estaba siempre presente que yo iba a ser el actor, al modo en que un técnico puede elegir lo que supone es su mejor jugador. Por lo tanto es volver a actuar y por supuesto que es un esfuerzo doblemente poético, el narrativo literario y el del cuerpo vivo, presente, atravesado por la multiplicidad y la historia.
Entonces es cierto que no actúo protagonizando una escena desde Memorias de Satán (2007/2008), pero también es rigurosamente cierto, que siempre he seguido en la escena teatral, de una u otra manera.
Además mi formación teatral más estricta y rigurosa ha sido siempre la de actor, así en los talleres de Arteón, como claramente con Chiqui González que hago mis dos primeros trabajos como actor en Cómo te explico (1980-1983) y en Nosotros los de Entonces (1983-1984), como con Norman Briski que me dirige en El Cairo (1986-1987) o cada vez que llegaba a un nuevo proceso como estudiante de actuación de maestros memorables: Tato Pavlovsky, Raúl Serrano, actuaba en una obra, nueva… Canto homenaje al Grito de Alcorta (1988-1991)- Edipo Rey (1991)- La hora del Té en lo de los Torres Barrozo (1999-2000).
-¿A qué se debe la elección del nombre de la obra?
-El nombre no surgió inmediatamente, estaba buscando algo, y en realidad sucesos, hechos, que insistían en mi vida actual, y que de alguna manera, pedían pista, pedían que les haga un lugar y tal vez un homenaje, que me permitiese reconocerme en una historia y ubicarme en una posición determinada. El primer problema que tuve, es que eran ideas y situaciones, absolutamente desordenadas, extensas y caóticas. Estaba mi paso por la residencia en “el psiquiátrico” y el intento de tallerizar todo el sistema manicomial, la masacre de Trelew, como fundante de una posición comprometida que emergió allá en la Dante en el 72 y no me abandonó más, pero un día de repente me encuentro con un hallazgo tan conmovedor como increíble, y es la muerte de Miguel Vallejo 3 años mayor que César un 22 de agosto de 1915, eso tensa un arco prometedor y fundante de la obra, con ese hilo conductor de una fecha que se repite y se inscribe en la memoria.
-El espíritu del poeta César Vallejo, aquél que definís en la obra como el “más humano de América”, atraviesa el alfa y el omega de la puesta en escena. ¿Qué significancia tiene su obra en tu vida?
-No podría vivir sin la poesía, a mis 8 años la niña que me gustaba, me regaló para mi cumpleaños un libro de poemas, que me acompañó hasta la adolescencia y de niño ya me paraba arriba de la mesa y recitaba… No podría concebir la escena sin una poética del espacio, ni la actuación sin la poética del cuerpo. Y decir Vallejo es decir, humanidad, compromiso, riesgo, locura y rigor implacable. Además su destino de exilio permanente, su condición de cholo, mestizo, negro, su enorme dignidad, me lo hacen absolutamente entrañable. Incluso el hecho de no haberse sometido nunca a ningún tipo de encasillamiento, el haber trascendido movimientos enormes como el modernismo o el surrealismo, para producir algo notablemente singular.
-El otro gran poeta que pone música a la obra es el flaco Spinetta, ¿a qué se debe su elección?
-Efectivamente, Luis es ese otro gran compañero, desde aquel memorable disco de Almendra con la misma tapa que dibujó El Flaco a mano, hasta el día de su partida y muchos años más, ¿quién podría conjugar el atrevido e implacable rock nacional con semejante factura poética? Por supuesto que en nuestra obra responde por el impacto que significaron los 70 en nuestra cultura y en nuestro arte, por eso propongo una fuerte trilogía, entre su atrevimiento poético, la lúcida locura de Charly García y la voz de nuestra América de la Negra Sosa.
Lo histórico. Lo social y colectivo
-La obra se presenta como la posibilidad no solo de interpretar una vida escrita por las huellas más profundas de los dolores de nuestras raíces socio-históricas, sino también aquellos dolores familiares que perduran a lo largo de generaciones. ¿Qué recursos en lo personal te ofrece el hecho artístico en sí para lo que hubo y para lo que vendrá?
-El recurso es no callar, no aceptar de ninguna manera ningún tipo de censura ni de mordaza, tomar la palabra y hacerse escuchar y hacernos visibles hasta el último aliento. El recurso es la dignidad y la verdad, tratando de no descuidar la eficacia simbólica y sensible de habitar un mundo poético.
Gentileza.
-Un momento insignia de la historia es el recuerdo de Trelew. ¿Por qué es importante evocar a Trelew?
-El 22 de agosto de 1972 se produce la masacre de Trelew, donde comienza a desencadenarse la tragedia de un país que pronto será devastado, más allá de esa breve primavera del gobierno de Campora y de los pocos meses de Perón. La temible armada Argentina ensaya en Trelew un mecanismo de tortura, destrucción y aniquilamiento, que luego arrasará a la nación a partir del golpe genocida (24/3/1976) y que tendrá su máximo exponente en la trágicamente célebre Escuela militar de la armada.
-En el proceso de creación artística encontramos un armado social que convoca no sólo al equipo técnico, sino a grupos de afectos con ensayos compartidos donde se realizan debates e intercambios de ideas. ¿Qué lugar ocupa esta socialización de los procesos?
-Es mi modo de pensar y hacer con una idea teatro, una idea que convoca al cuerpo y el cuerpo es social y el teatro es esencialmente político porque propone un entre, por eso más allá de que pueda tratarse en algún aspecto de un unipersonal, es un trabajo rigurosamente colectivo desde el primer día. Sin el soporte que significa toda la asistencia técnica y “en vivo” de todos los elementos “de la puesta” (apuesta) que propone el actor técnico Lautaro, a lo que se suma un enorme equipo de realización, que es sobre todo enorme por su humanidad y por su generosidad, sin aquellos primeros lectores de un texto incipiente y caótico, sin la posibilidad de haber realizado durante los últimos tres meses un ensayo abierto con invitados, cada 15 días. Nada de esto hubiese sido posible, te diría que ni siquiera pensable. Por lo tanto la sociabilización de los afectos y la posibilidad de atender a las diferencias y a la diversidad, son puntales en mi modo de pensar y de vivir el arte.
-¿Por qué elegiste la sala del Arteón Rosario para estrenar la obra?
-Una obra fuertemente testimonial, tejida desde mi experiencia personal, política, académica y social. No podría encontrar mejor marco, que nuestra querida y emblemática sala, bastión del teatro del interior durante más de 5 décadas y referente de la cultura Latinoamericana. Pero además, cuando en la obra cuento: “Atravesé esa puerta hace más de 46 años, y cuando tuve la primera muestra con público no paraba de temblar… Ahora me vuelvo a tocar el alma”. Hablo claramente de mis comienzos en los Talleres de Arteón (1977-1981).
-¿Luego de Rosario cuál es el recorrido de la obra?
-Por supuesto estrenar en mi sala entrañable y en mi querido Rosario, el 27 y 28 de mayo, seguir ahí, todos los sábados de junio. A principios de agosto hacer Montevideo, y algunas otras ciudades de Uruguay. A fin de agosto, estrenar en ciudad de Buenos Aires, en el extranjero y realizar una temporada. A fines de febrero y principios de marzo 2024, Madrid, Vigo, Castuera, Granada y Huelva en España y París. Y por supuesto hacerla caminar por todo el interior de la provincia y del país, mi teatro es esencialmente abierto, siempre en proceso y particularmente itinerante.
Ficha
Dirección: Alejandro Casavalle.
Equipo de realización: Sabatino Cacho Palma, Alejandro Casavalle, Néstor Aliani, Lautaro Palma, con la supervisión general de Néstor Zapata.
Vestuario: Lorena Salvaggio.
Asistencia de dirección y de montaje, escenografía: Néstor Aliani.
Laboratorio de la voz: Temis Parola.
Realización audiovisual: Juan Carlos Frillocchi.
Diseño de la gráfica: Lautaro Palma.
Dibujo: Antonio Pipi Ramos.
Producción en Rosario: Sabatino Cacho Palma- Néstor Aliani- Arteón.
Fotografía: Martín Aguaisol.
Prensa: Patricia Vitola.
Estreno nacional: sábado 27 de mayo 21 hs. Domingo 28 de mayo 19 hs.
Debate y desmontaje posterior: Humberto Lobbosco.
Lugar: Sala Arteón, Sarmiento 778 PA. Entradas anticipadas por boletería habilitada (hasta el 24 de mayo, con 20% de descuento).
Teléfono: 341-6904166.