La localidad ubicada en el vértice sudoeste del departamento San Jerónimo congregó a sus dos bibliotecas para conformar una gran muestra que atrajo a niños y adolescentes del pueblo y de la región. Fue considerada un verdadero éxito y algo inédito en el pueblo pero que tendrá réplicas de aquí en más.
En tiempos en los cuales las plataformas tecnológicas le van ganando la batalla al papel, afortunadamente siguen surgiendo resistencias culturales y educativas interesantes y efectivas.
Esto ha ocurrido en Centeno, localidad ubicada en el extremo sudoeste del departamento San Jerónimo, a 150 kilómetros de Santa Fe, donde gracias a la idea del bibliotecario escolar primario Matías Consolé, se fue dando forma a la Feria del Libro que finalmente pudo concretarse, entre la Biblioteca Popular Centeno y la Biblioteca de la Escuela de Educación Primaria Nro. 284 Libertador General José de San Martín los días 6, 7 y 8 de junio y que se constituyeron en toda una novedad literaria y educativa para la comunidad de esa localidad de 3.500 habitantes.
Una gran muestra
Al respecto, el bibliotecario de la Biblioteca Popular Centeno, Franco Denardo, explicó que "Matías fue el gran promotor, se cargó la feria encima y logró que se hizo" al mismo tiempo que acotó que "esta es la primera que se hace. Se hizo en tres jornadas con distintas actividades, entre ellas títeres, homenaje a Atahualpa Yupanqui, con cierre de la feria alusivo al payador, presentación del libro sobre él y participación de artistas con canciones y poesías, más diversas actividades para maestros y chicos de diferentes edades y el público en general que asistió en buen número, fueron tres jornadas muy lindas que movilizaron al pueblo… la verdad que fue histórico".
Además participaron como asistentes alumnos del Jardín de Infantes Nro. 168 Antonio Berni y de la Escuela Secundaria Privada Nro. 8160 José Manuel Estrada.
La Biblioteca Popular se fundó en 2015, y "viene creciendo por el esfuerzo que le metemos en la comisión encabezada por María Sabatini y las ayudas de la gente del pueblo". "Había una faltante en la localidad de un espacio donde se conjugue la lectura, la investigación, un lugar de encuentro entre las letras y las personas y sobre todo los niños. De este modo comenzamos a trabajar lanzando una propuesta a los habitantes del pueblo, en la que cada persona que contara con libros en su casa, de todo tipo, y quisiera donarlos serían bien recibidos. Así fue que en poco tiempo nos encontramos con un montón de ejemplares y revistas de todos los géneros, más el préstamo de una casa habitación para poder funcionar como depósito y exposición" finalizó Denardo.