Miguel Ángel Correa, conocido como Mateo Booz (1881 -1943), fue un escritor y periodista nacido en Rosario y radicado en Santa Fe cuya obra más representativa es el libro de cuentos Santa Fe, mi país. Como periodista, trabajó en La República, el diario fundado en Rosario en 1898 por Lisandro de la Torre; al mudarse a la capital de la provincia continuó ejerciendo el periodismo, ocupó cargos públicos y desarrolló una extensa obra literaria.

La trayectoria de Mateo Booz
En su ciudad natal, estudió en el Colegio Nacional de Rosario hasta que decidió abandonar para dedicarse por breve tiempo al comercio y, a la vez, se inició en el periodismo en el diario El siglo. La revista Caras y Caretas publicó uno de sus cuentos y a partir de esa publicación el dramaturgo Florencio Sánchez -en ese entonces director de La República- le propuso trabajar en aquel diario.

En 1911, se radicó en la ciudad de Santa Fe donde trabajó en el diario Nueva Época y a lo largo de los años ocupó distintos cargos públicos provinciales tales como la subsecretaría del Ministerio de Gobierno (1933), la presidencia del Consejo de Educación (1933-34) y la dirección del Archivo de los Tribunales y de la Biblioteca y del Archivo Histórico (1936).

En 1919 publicó las novelas La reparación y El agua de la cisterna. Entre otros de sus títulos figuran La mariposa quemada, El tropel, Aleluyas del brigadier, Aquella noche de Corpus, La ciudad cambió de voz y Gente del litoral, además del libro póstumo Tres lagunas. Su amplia obra incluye diversos géneros: novelas, poemas, cuentos y obras teatrales.

La primera edición de su libro de cuentos más famosos, Santa Fe, mi país, fue publicada en Santa Fe en 1934 por Talleres Gráficos El Litoral. En el prólogo el autor señala: “Yo carezco de biografía. Mi existencia está desprovista de peripecias y de lances que puedan interesar a otros. No obstante, acaso yo tenga una biografía, cuyos contornos y sustancia no alcanzo a definir. Toda vida, por gris y monótona que se nos antoje, crea una historia”.

El libro forma parte, junto a otras de sus obras narrativas breves, de Mateo Booz. Cuentos completos, conjunto editado en 1999 por la Universidad Nacional del Litoral en un primer tomo centrado en Ciudades y un segundo tomo dedicado a Pueblos, islas, campos y selvas. Recientemente, entre las obras ganadoras del Premio Provincial de Ensayo Juan Álvarez 2021 (certamen organizado por el Ministerio de Cultura de Santa Fe) resultó premiado en la categoría inéditos “El Santa Fe de Mateo Booz”, del escritor Miguel Ángel Gavilán.

“Me estimo largamente pagado de las vigilias en procura del vocablo justo, del matiz armonioso, del detalle evocador y de la brega en los archivos, apetente de lo inédito, de la minucia tal vez desdeñable para el historiador y tras la cual, sin embargo, el novelista vislumbra vidas y hábitos, y conflictos y ardientes pasiones de horas pretéritas”, señala el autor. Suele ser considerado no solo uno de los narradores más reconocidos de la provincia sino uno de sus primeros escritores “profesionales”.

El cine: Mateo Booz según Birri
En Santa Fe, mi país se incluye Los inundados, llevado al cine en 1962 por Fernando Birri sobre su propio guion escrito en colaboración con Jorge A. Ferrando sobre el cuento de Booz. El filme –que tuvo como protagonistas a Pirucho Gómez, Lola Palombo, María Vera y Héctor Palavecino- es considerado uno de los clásicos del cine argentino; en la encuesta sobre las cien mejores películas nacionales organizada en 2022 por las revistas especializadas La vida útil, Taipei y La tierra quema, presentada en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Los inundados alcanzó el puesto 33.

Los inundados cuenta la historia de la familia Gaitán, que vive en un rancho ubicado en las cercanías del río Salado, en Santa Fe. Todo comienza cuando la creciente inunda el barrio y las familias deben abandonar sus viviendas para ser trasladas a vagones ferroviarios en un predio cercano al centro de la ciudad.

A partir de ese suceso, la familia vive una serie de peripecias, entre ellas las que surgen cuando, por error, el vagón donde viven en el asentamiento es enganchado en una formación que se dirige hacia el norte. Finalmente, la familia vuelve a su rancho para reconstruirlo junto a las demás familias inundadas, a modo de historia circular en la que se vuelve al punto de partida y las cuestiones de fondo no son solucionadas. Además de la pintura social y el clima cultural que retrata, es central en el cuento de Mateo Booz (y también en los diálogos de la película) la riqueza lingüística.

La Escuela Documental
Fernando Birri (1925 - 2017), además de realizador, fue docente y un teórico del cine, y figura importante en la organización y gestión del Instituto Nacional de Cinematografía de la UNL creado en 1956 y de la Escuela Documental de Santa Fe. El cineasta orientó su búsqueda creativa hacia el documental, en cuanto a lo formal -bajo la influencia del neorrealismo italiano- y en lo temático, hacia la situación de los sectores sociales más desprotegidos. Fue considerado el padre del Nuevo Cine Latinoamericano.

Los fundamentos de esta propuesta, basada en una mirada crítica sobre la realidad inmediata, están expresados en el manifiesto de la Escuela Documental elaborado por el propio Birri, en el que se señala la importancia del cine documental en los países subdesarrollados como medio para contrarrestar la “imagen falsa de la sociedad y del pueblo” proyectada por el cine comercial de la época.

Durante 2022 pudo verse en Rosario, en el museo Castagnino, una muestra dedicada al cineasta. La misma incluía veintitrés fotografías del argentino Roberto Graziano bajo el título “Birri, Roma y el Fantasma” y surgió de la iniciativa en conjunto del museo y el Consulado General de Italia en Rosario.

La crítica ha señalado que Los inundados fue la única película de ficción de la Escuela Documental y que, además, “sin abandonar el planteo testimonial y crítico de la realidad, e incorporando la experiencia previa del cortometraje Tire dié” (también de Birri), logró llegar a un público más amplio y proyectarse en salas comerciales.

Sobre Mateo Booz -el autor del cuento que llegó al cine de la mano de Birri y de un grupo de estudiantes del Instituto- el escritor Luis Gudiño Kramer realizó esta descripción: “Solía caminar, con aire distraído, absorto en sus recuerdos, por las calles de la ciudad, con su pipa y su aire de buen burgués, y casi todo el mundo lo saludaba, o lo miraba con respetuosa simpatía. Él era el cronista amable de la ciudad”.