Un ciclo en cine Lumière

Films rosarinos de los años '90 con historias de la pobreza y los sueños


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El ciclo que se dio en llamar “Los '90. Rosario, cine y democracia”, pone el ojo en historias cotidianas de la pobreza, sus sueños y sus riquezas en la década de los ’90. Entre los films de la primera jornada está el documental De carne y sueño, ópera prima de la realizadora Lucrecia Mastrángelo, con la presencia también de su protagonista, Nora Rachid, en torno a su historia de vida en la villa miseria rosarina en aquellos años críticos.

Organizado desde el Centro de Estudios Latinoamericanos Ernesto Che Guevara (CELChe), Centro Audiovisual Rosario (CAR) y el Centro Cultural Cine Lumière, la cita de la primera jornada, con seis films, será este sábado 1° de julio a las 19 en el Lumière, en calle Vélez Sársfield 1027.

El ciclo se halla en el marco de la muestra “¿Ya nadie va a escuchar tu remera? Cultura popular, democracia y resistencia en la Argentina neoliberal”. Y continuará con exhibiciones de más films de los años ‘90 los primeros sábados de julio, agosto y septiembre, con la presencia de directoras y directores de cada película para antes de la proyección de cada cortometraje.

La propuesta buscará dialogar sobre los modos y medios de producción, la narrativas, los comienzos, las temáticas, las particularidades técnicas y su papel fundamental para pensar los relatos, el cine y los modos de producción en aquella década compleja a nivel social, cultural y económico.

La mayoría de los trabajos participaron de las primeras ediciones del Festival de Cine Latinoamericano Rosario (en ese momento Festival Latinoamericano de Video Rosario), y las realizaciones que se verán en la segunda jornada formaron parte de Historias Breves, el tradicional concurso anual de cortometrajes organizado y producido por el INCAA.

La propuesta es proyectar estas películas tal como se exhibieron en la década del '90, en formato VHS y DVD a partir de las obras que están preservadas en la Cinemateca del CAR, a excepción de El tercer paisaje, de Fernando Zago, cuya copia no fue hallada, y se procedió a hacer otra que se incorporará nuevamente al archivo.

El documental de Mastrángelo antes mencionado, que se puede encontrar por Youtube para ver online, ganó un Premio al mejor video y la Mención Especial a Mejor Documental del IV Festival Latinoamericano de Video 1997. Primer premio al Mejor Documental del Festival de Cine y Video de Rio Negro 1997; Mención mejor film documental de la primera Muestra Video Alternativo Buenos Aires 1997; Primera mención del Festival Eco visión Mar del Plata 1999. Y fue seleccionado en el Primer Festival de cine y video documental argentino sobre políticas sociales de la ciudad de Nueva York (2004), Universidad de Columbia.

Su directora fue consultada por este medio en torno a este documental en cuestión, así como sobre el ciclo de cine y lo que se espera de ello.

Mirador: -Tu film De carne y sueño abre este ciclo sobre la narrativa de los '90, y se verán otros cinco en esa misma jornada. ¿Querés contar cómo te sumaste a este ciclo, y qué mirada pensás aportan esas narrativas treinta años después?

Lucrecia Mastrángelo: -Me invitaron a formar parte con mi opera prima. Pienso que aportan a la reflexión de varias cuestiones, una de ellas desde el punto de vista de los modos de producción cinematográfica que difieren de los actuales ya que ahora hay una democratización mayor de la imagen, hay otras maneras tecnológicas de llegar a la producción, pueden hacerse con menos presupuesto y mayor calidad técnica, tal el caso de los celulares. Y respecto al contenido creo que sigue siendo imponente el valor de la imagen que tal vez no ha cambiado en 30 años, es decir: la pobreza sigue siendo la misma, y tal vez (lo que es peor) está más estigmatizada que antes, menos humanizada, y atravesada por el narcotráfico y la inseguridad. Los medios de comunicación hegemónicos, con sus discursos de odio y su construccion de sentido han contribuido en mucho a esta realidad diferente a la de hace 30 años.

Mirador: -Son films que se preservaron en sus VHS y DVD desde entonces, y se van a proyectar en el ciclo en esos formatos, un sello de aquellos años complejos. ¿Cómo recordás esa década como cineasta rosarina?

LM: -Tengo los mejores recuerdos ya que marcaron mi inicio en el cine militante, el cine como herramienta de transformación social. Siento que el documentalista debe trabajar junto con los protagonistas y que la película debe servirle más a ellos que al propio director/a del film, es por ello que hay que hacer un vínculo muy fuerte de respeto y admiración con el sujeto del film (nunca objeto), y la prueba de ello es que hasta el día de hoy Nora Rachid, la protagonista del documental, sigue siendo una compañera en la lucha, una amiga incondicional y quien me enseño a mirar esa realidad que yo quería testimoniar. La década de los '90 marcaron a los barrios populares por sus ollas, comedores, merenderos que surgían de la propia urgencia: hemos transitado el barrio San Martin Sur (pegadito al barrio Las Flores) lo hemos transitado en aquella época de noche, con cámaras, equipo técnico, dejando el equipamiento de un día para otro en la casa de quienes íbamos a filmar al día siguiente y nunca nos faltó ni un cable. Hoy sería imposible filmar allí, la propia Nora nos dice “ya no hay códigos aquí, no puedo
asegurarles ni mi propia tranquilidad”.

Mirador: -Sobre tu documental, vos registraste la vida de mujeres del sector más vulnerable de la ciudad en las villas, y decidiste contar sus vidas. Contanos cuál fue el concepto que buscaste para De carne y sueño.

LM: -Mi premisa fue “hablar de la riqueza de los pobres”, así era el título de mi proyecto de tesis para egresar de la Escuela Provincial de Cine y TV de Rosario; quería poder contar desde el propio lugar, el propio contexto sentir las voces de los que aún no tenían voz, desterrar los prejuicios de la clase media de pensar que “no quieren trabajar”, “tienen un montón de hijos” y todos tienen televisor, celular”. Me había formado leyendo a Fernando Birri, Pino Solanas, Gerardo Vallejos y viendo toda su filmografía. Había elegido con convicción hacer documental social y que eso sirviera para el debate. La película tuvo un amplio recorrido en facultades, escuelas y centro de salud, a los que íbamos con Nora a proyectarla y luego debatir con los asistentes. Se llamó así porque quería mostrar que son personas iguales a nosotros, de carne y hueso, y con todo el derecho a soñar. La diferencia es que por azar, algunos nacimos de este lado de la ciudad y otros entre chapas y cartones.

El cronograma de la primera jornada


19hs Espacio de sublimación de remeras a cargo de la Escuela de Diseño y Producción Textil de la Municipalidad de Rosario).
20h Cortos rosarinos en VHS.
- Capitán Cardozo (Animación, 1994, 5’. Dirección y producción: Gabriel Yuvone, Pablo Rodríguez Jáuregui). Una alegoría sobre la penetración cultural. La mínima distancia (Ficción, 1999, 11’. Dirección y producción: Florencia Castagnani). Un arquitecto sufre un accidente en una obra en construcción. Queda herido y aislado, sin posibilidad de moverse. De los ruidos de la ciudad, de los gritos y silencios, de esos distantes balcones cercanos, él espera su salvación.
- Strong me strong -SUDACA- (Experimental, 1997, 3’50’. Dirección: Sebastián Carazay, Gastón Soso. Producción: Jorge Llonch). Videoclip del grupo SUDACA sobre las injusticias que se viven en Latinoamérica.
- Mejorar nuestro saber (Documental, 1992, 10’. Dirección: Cristian Cabruja. Producción: Manos en Línea). Los adolescentes consumen parte de su tiempo en las casas de videogames. Aspectos positivos y negativos.
- Reportaje al actor principal (Documental, 1996, 18’30’’. Dirección: Pablo Fernández, Pablo Romano. Producción: Pablo Fernández, Pablo Romano, Mónica Camillia). Video realizado en la unidad carcelaria Nº 3 de Rosario. El protagonista es un interno. Este es su reportaje e imágenes de la realización del video.
- De carne y sueño (Documental, 1996, 34’. Dirección y producción: Lucrecia Mastrángelo). Historias cotidianas de la pobreza, sus sueños y sus riquezas. El relato se estructura a partir de cuatro testimonios de mujeres que recrean sus propias vivencias dentro de una villa de emergencia de Rosario.


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