¿Hay amor profundo más grande que el fútbol?, Miguel Angel Fullana se refiere a Newell's como uno de sus grandes amores. La infancia, una ciudad llamada Firmat, la garra rosarina. La vida de este ex jugador de Newell’s Old Boys, entrenador, en palabras del mismo protagonista.
En tiempos turbulentos aferrarse a la pasión, a lo que amamos es el escape a las inteligencias vacías, a lo artificial carente de amor, de sensaciones humanas. El argentino sabe gambetear la vida, tenemos nuestras cábalas y la crisis no afloja, pero ahí estamos siempre alentando al compañero. Porque así somos, la patria es el otro.
Mirador Provincial charló con Miguel Fullana, ex jugador de Newell’s Old Boys, entrenador, preparador físico y docente, quien se encuentra presentando su libro “Comadreja. Historia de un suplente”. Lo acompañan en este trayecto Mario Castells (escritor), María Isabel Allende (psicóloga) y Sergio Gioacchini (de la Editorial Ciudad Gótica). Los desafíos en la cancha y fuera de ella no son tan diferentes a los que enfrenta un escritor para encarar la hoja en blanco. El asunto de este ex futbolista nos enseña que la profesión merece nivelarse con arte y fútbol, para enriquecer la vida.
-¿Cómo llega a vos la literatura?
-Llego a la literatura, creo que por el recorrido de mi infancia y de mi madre que fue profesora de artes. De chico leía Don Quijote de la Mancha, Como agua para chocolate, me gustaba Cortázar me encataba todo esa literatura que va por afuera del fútbol y que no es tan difícil, que no es tan compleja. El de José Hernández, el Martín Fierro, todavía lo puedo recitar hay 10 o 15 frases que me han quedado siempre enmarcadas y creo que a partir de eso fui en mi adolescencia cosa un poco acostumbrada en el fútbol a ir leyendo y ahí en muchos autores como lo que te estoy contando sé que son los que me han marcado.
-¿Cuáles son los desafíos que enfrentás a la hora de escribir? ¿Cómo es el proceso con la pluma?
-Obviamente que tengo un montón de escritos a lo largo de mi carrera. De futbolista con respecto siempre lo que es el fútbol, casi poco profesional, a lo que nos pasaba en el campito, en la calle. Escribí mucho de las desavenencias que tuve que pasar con los entrenadores. Todas esas cuestiones las iba plasmando en un papel y la pandemia hizo que me ponga a juntar todos esas anécdotas y el destino me hizo encontrar con Mario Castells quien fue el que me hizo la corrección antes de llegar a la editorial Ciudad Gótica, que le dimos una
forma muy linda para mi gusto.
Infancia
-¿Cómo fue tu crianza en Firmat?
-Viví hasta los 8 años en Firmat, después tres años a Los Surgentes, después volví a Firmat y a los 14 me fui a Colón y a las 16 me fui a vivir a Rosario. Mi infancia en Firmat pasaba mucho por vivir enfrente de una plaza, así que estábamos atravesados por esa plaza y al otro lado. a una cuadra también en la parte de lo que era el ferrocarril, que quedaban partes de plazoletas, donde todas las tardes de mi vida, la he pasado entre esa plazoleta y el Club Argentino de Firmat. Más los fines de semana los picaditos famosos en el campito.
El fútbol
-¿Cómo llegaste a jugar en primera?
-Llegué a la primera división de Newell's de una manera bastante por ahí a veces extraña. Porque generalmente la mayoría hacen pruebas o van o los citan. Yo vivía en Colón, provincia de Buenos Aires, y jugaba en la primera de Deportivo Barracas. Nos dirigía el Gallego Pérez y salimos campeones de la zona norte de Buenos Aires y jugamos contra el campeón de la zona sur de Santa Fe por un torneo. Así que nos enfrentamos a Newell's y ahí me vieron jugar, y ahí me trajeron. Esa fue mi relación para venir.
-Se dice que el deporte es una herramienta perfecta para inculcar valores, ¿Coincidís?
-Sí, sí, el deporte entendido del buen sentido y de buena manera, y de buenos profesionales que estén a través de eso. También es ese es otro dilema porque el deporte te da valores, te enseña el esfuerzo, a reconocer la derrota, alegrarte en las victorias, a no agrandarte cuando ganás, ni achicarte cuando perdés. Todo eso en las inferiores y en los barrios está como siempre atravesado por si el adulto que te tiene está preparado para hacerlo y eso es otro dilema.
Gambeteando la vida
-¿Cómo se fraguó Comadreja (Historia de un suplente)?
-Comadreja se fraguó por dos cuestiones principales. La primera es la injusticia de las estadísticas de los que no juegan, no entran a la cancha, pero están en el equipo o están en el banco no son participes de las estadísticas. Entonces ahí yo no entendía muy bien porque había estado tanto tiempo en el club y había jugado tan pocos partidos. Después estuve como 70 partidos que no lo habían anotado y estuve en el banco. Y a partir de algunos momentos complejos que me tuve que ir del club tres veces. Son las formas y las maneras que te echan y es como que te echen de tu casa. Entender que el que lo hace es un dirigente pasajero y que la relación con el club va más allá de todo eso para mí fue sanador. Yo parí el libro atravesado por Newell's que es el club de mis amores.
Diego Maradona
-¿Qué pensas de esta frase “La pelota no se mancha”?
-Y la pelota no se mancha obviamente que es la frase de Diego, él con con toda su vida, no tan rápida, una vida compleja, un jugador extraordinario que se puso a defender las causas que a él no les parecían justas, que se plantó contra el poder. Lo que dice Diego es así. La pelota no se mancha, o sea, nosotros tratamos de que el fútbol sea un deporte donde los chicos tengan contención. Después lo que hace uno en su vida privada nadie lo puede juzgar. El Diego es el más grande.
No a la violencia en el fútbol
-Si bien el fútbol es pasión, sucede que muchas veces deja de ser un juego y se vuelve una rivalidad peligrosa. ¿Cómo se les educa a los padres para que entiendan que el fútbol es amistad y pasarla bien?
-Sí, sí, el fútbol lo hacen violento los que lo manejan, ¿no? Y los padres, las personas adultas que en vez de inculcar los valores de convivencia y de que es un juego se gana o se pierde, se inculcan de otro lado, pero todo parte de los dirigentes y de los cursos de que no está la gente capacitada en su totalidad para eso. Entonces todos quieren ganar, a nadie le importa en la sociedad de la manera que ganás, entonces le enseñan a esconder la pelota de chiquito, le enseñan a hacer trampa, hacer tiempo, pero pasa todos los días, así que es la formación tendría que ser de otra manera. Es complejo hoy en día con esto del fútbol que es un deporte donde se cree que todo el mundo se salva, jugar al fútbol y lidiar con los padres, empresarios, esa presión y todo esa mochila que llevan los pibes es terrible.
-¿Cómo ves hoy en día al fútbol?
-El fútbol hoy en día se ha tornado más un negocio, va tomando carriles de un juego mucho más rápido, mucho más dinámico y menos vistoso.