Historieta. "Favor con favor se paga", de Lubrio y Nicolás Viñolo

¿Cómo destruir a un fantasma sin convertirse en uno?


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Sobre el cierre del año 2021 y tras cumplir su plan editorial inicial que incluyo la publicación de “Ichabod Jones: Cazador de Monstruos” (del rosarino Renzo Podestá), “El último golpe” (del paranaense Lisando Estherren) y “Death Orb” (del oriundo de Capitán Bermúdez, Alejandro Aragón); la editorial Multiversal se propuso emprender una nueva colección, esta vez destinada a visibilizar por primera vez el trabajo de autores nacionales.

Bajo esa premisa en el año 2022 lanzó “Flor de Espadas. Primera Mano: El misterio de la lanza plateada”, trabajo de Nicolás Mobilia e Ignacio Segesso que se constituyó en la primera de las novelas gráficas enmarcadas dentro de la colección “De producción Local”. Ahora, aprovechando su presencia en la nueva edición de la convención de historietas “Crack Bang Boom” (del 17 al 20 de agosto en los galpones del CEC de Rosario), la editorial se encuentra promocionando el lanzamiento del segundo título correspondiente a esta nueva etapa.

Se trata de “Favor con favor se paga” una novela gráfica de horror escrita por Lubrio (“El Último Recurso”, “Lucy Niestra”, “Zoila Zombie”) y dibujada por Nicolás Viñolo (“Vorágine”). Una dupla para nada improvisada que ha alcanzado popularidad tras su paso por la edición digital de la revista Fierro con “Tentativas Futuras”. Aquí dan forma a un relato de suspenso y horror, de ritmo pausado pero constante que si bien parte de algunos lugares comunes del género (como pueden ser una casa embrujada o fantasmas) consigue revitalizarlos ofreciendo un análisis en torno a las cicatrices no siempre visibles, angustias y depresiones. Una ficción cruda.

El libro actualmente se encuentra en etapa de preventa y puede adquirirse a un precio promocional y con extras exclusivos a través del siguiente enlace: https://mpago.la/1oapydY Para más información pueden contactarse a multiversalediciones@gmail.com

La edición

“Favor con favor se paga” es una novela gráfica corta de apenas 56 páginas a color, escrita por Luis Roldán (Lubrio) con arte a cargo de Nicolás Viñolo. Su edición, plasmada en el habitual formato de 27 x 17 cm, enseguida llama la atención por su potente portada, así como por el tamaño del logo realizado por Eve Von Eckenbrecher.

Se inicia con algunos apuntes del autor mediante los cuales expresa las motivaciones y pormenores para la concreción de la historia. A través de estos, nos enteramos que originalmente se pensó para ser presentada al concurso de letras del “Fondo Nacional de las Artes” y que su extensión correspondía a unas 28 páginas. Asimismo, Lubrio rememora el ritmo de trabajo frenético que emprendieron junto al dibujante al disponer de poco menos de un mes para su presentación.

“El proceso de Viñolo comprendía una rutina rigurosa e infernal de una página diaria, por la mañana lápices, tinta a la siesta, a la noche digitalización y color. Enviar la página. Mientras en Buenos Aires yo escribía durante el día, y rotulaba al siguiente la página enviada. En un par de momentos pensábamos que no llegábamos y con más de 15 páginas realizadas era más frustrante aún”.

La edición a cargo de Multiversal es una versión ampliada y mucho más completa de la ideada inicialmente. Imaginamos que esas páginas agregadas son las que finalmente brindan el salto de calidad a una obra que, si bien pone el acento en el terror, construye con empatía desde la cotidianidad. Al fin y al cabo, es un relato de miserias y el día a día de su protagonista, asusta mucho más que cualquier fantasma.

“Favor con favor se paga” nos habla de Brenda quien tras un hecho traumático de su infancia transitará el resto de sus días invadida por la angustia y el temor. Su equipo creativo resume la trama de la siguiente manera: "Nico y Brenda juegan en la calle, durante la siesta en una ciudad provincial, hasta que la pelota cae en la casa lujosa del barrio. Al intentar buscarla, Nico se topa con Zefira quien le pide un favor. Al día siguiente Nico morirá. Brenda cree culpable a la mujer que habita la casa, pero lamentablemente la dueña de la casa lleva muchos años muerta. Así comienza el calvario de la muchacha que crecerá con ese estigma que la comerá viva por dentro, diezmando su salud, vida social y cordura".

Es una historia que dada su duración no permite dividirse por capítulos, un gran acierto puesto que de ese modo propicia la lectura de un “tirón”. Hay una narrativa muy bien construida, sobre todo si tenemos en cuenta las distintas líneas de tiempo en las que se desarrolla la trama.

Los personajes son escasos y siempre la atención está puesta en la dupla antagónica compuesta por Zefira y Brenda. Lubrio brinda una historia que a medida que transcurre se torna cada vez más difícil de digerir. Responde al terror y claramente podría no haberse movido de allí, sin embargo, su autor eleva la apuesta explorando otro tipo de horrores, esos que encuentran su nicho en el aislamiento, la depresión y el uso de drogas. En este punto es preciso destacar las figuras de la madre y pareja de Brenda, personajes perdidos también, pero que pese a sus errores acompañan estos momentos.

Una mención aparte merece la construcción del villano. Zefira es despiadada, una persona nefasta llena de odios y rencores de clase. Un cáncer fantasmal que se nutre de los marginados, los desahuciados y los que están por debajo de su rango social. Su casa embrujada - lugar en el que habita el mal y referenciado en el cine muchísimas veces (“Psicosis”, 1960; “El Exorcista”, 1973) - alberga algo peor que espectros: “encierra los vapores nauseabundos de la hegemonía cruel y devastadora de los poderosos, la cobardía de perder sus privilegios y el abuso hacia aquellos que menos tienen”. La “casa” como término presenta una gran dualidad, se presenta siempre como enemiga y nunca como un lugar donde guarecerse. Brenda no halla contención.

La trama irá escalando en tensión hasta que ambas finalmente puedan verse las caras. Las últimas páginas son poderosas tanto en imágenes como en mensajes; y el desenlace está lleno de giros inesperados.

El trabajo del mendocino Nicolas Viñolo en la parte gráfica se destaca principalmente por su atención hacia los detalles. Su trazo es limpio evidenciándose en el minucioso cuidado respecto al retrato del paso del tiempo en los personajes. Brenda sin ir más lejos pasa de ser una inocente niña a una adolescente algo rebelde y más tarde a una adulta casi rendida a su suerte. Todas estas transiciones están atravesadas por un rasgo en común: la tristeza en sus ojos.

La disposición de las viñetas es tradicional, dando calma al relato y permitiendo que el lector disfrute el recorrido y analice lo que está sucediendo. El armado se rompe en momentos puntuales, casi siempre cuando prima la acción.

Es menester mencionar la excelente elección de la paleta de colores, que sirve para referenciar no solo la línea temporal sino a quien la protagoniza. El color en la novela gráfica no se usa al azar, como herramienta consigue transmitir emociones e incluso metáforas.

El dibujante elige comenzar con tonos naranjas cuando la narración refiere a Brenda y su infancia, esa donde la casa vecina y tenebrosa era apenas “fea y vieja”. La elección será utilizada también para mostrarnos la juventud del personaje. En cambio, el artista propondrá los azulados para representar el consumo de estupefacientes y el paso de la protagonista por institutos psiquiátricos, expresando así tristeza y melancolía.

Para la presencia del mal en la historia, Viñolo utilizará tonos morados y verdes brindando la sensación de toxicidad. El dibujante moldea la figura del villano de forma creativa, acercándola en cuanto a su contextura física a cierta diva de los almuerzos. Zefira es dueña de una mirada y un decir escalofriantes. Se trata de un personaje cercano, de los que abundan y allí radica el mayor de los miedos.

“Favor con favor se paga” es una historia que consigue escapar de las prisiones propias del género de terror para razonar en torno a como un hecho traumático puede afectar el resto de nuestras vidas, así como a las personas que nos rodean. Es una obra que alimenta las ansias de una segunda lectura gracias al uso de metáforas y dualidades.

Los dos autores de la historieta.
Gentileza.



Los artistas

Luis Roldán (Lubrio): dibujante y guionista de historietas en editoriales nacionales y extranjeras. Nominado y ganador de Premios Trillo, Cinder, Alija y Banda Dibujada. Animador con formación en UNLAM y experiencia en estudios de animación. Licenciado en Ciencias de Educación, profesor secundario y universitario.

Nicolás Viñolo: músico, ilustrador e historietista, estudió Artes Visuales en la Universidad Nacional de Cuyo. Entre sus publicaciones destacan El Baúl de Raúl (Revista ZERO) Efecto Mutante (Bambalí ediciones) Vorágine (Pi ediciones) y Heridas Abiertas (antología de varios autores). Trabajando conjuntamente han sido ganadores del concurso de Revista Fierro de historieta argentina por la obra “¿Me lleva?”. Para la versión digital también han trabajado en “Tentativas Futuras”, grupo de historias cortas de ciencia ficción.

 


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