Difícilmente hubiese podido nacer en una ciudad sin río. No, el azar o los Demiurgos así no lo hubieran deseado. Sofía Noel no nació en Rosario, en el año 1995, cuando la ciudad todavía le daba las espaldas al Paraná. La poeta proviene de las orillas del Río Ctalamochita, es decir, de la ciudad de Villa María, en el centro de la provincia de Córdoba.
Allí nació y creció en contacto con el río, desarrollando un universo sensoperceptivo que influyó en la potencia de sus versos y la rabiosa fe en la poesía como arma y forma del lenguaje. La vida de la joven poeta es impensable sin la significancia del constante fluir del río y la vida, aquella que la llevó a Rosario cuando ya vivía de frente al Paraná. Rosario, la gran metrópolis a la cual ya estaba familiarizada antes de conocer. A la ciudad vino con los ojos de entonces; los recuerdos de sus primeros escritos de primaria en la valija, aquellos que mientras participaban en pequeños concursos literarios iban forjando su vínculo amoroso con la escritura, “me gustaba crear personajes imaginarios, luego tuve una primera experiencia en un taller de teatro donde escribíamos nuestras obras y las representábamos” recuerda de aquellos años.
Los poemas de Un lugar que desconozco podrían ser catalogados caprichosa o perezosamente como poemas de resistencias o descubrimiento. Quizás sea porque nunca sabremos poner la belleza a secas de la identidad de la autora, aquella que está en constante fluir por las hendiduras de su ser. Quizás sea porque en su búsqueda, está su decir, simplemente valiente, sincero y bello.
“Podría haberme quedado quieta/ sentada al borde del agua/ lavar mis culpas con movimientos acomodados/ sábanas limpias de eterna joven promesa/ pero la ciudad me abrió la puerta/ y me encandiló su infierno/ en su murmullo de alarmas/ crujen las certezas” escribe en unos de sus poemas casi como una confesión. Tenga el lector la certeza de que al tener en sus manos Un lugar que desconozco, no tiene un simple poemario de casi 50 páginas, sino el constante fluir de un río interior; aquel que inició su cauce a mediados de los años '90, cuando la convertibilidad amenazaba con sus promesas de estabilidad y lógicas de importación. Sepa el lector que se sumergirá en la constante afluencia del Ctalamochita y Paraná de una mujer que no renuncia a su época y se afinca en su ética inclaudiclable.
“Mientras ellos destilan su odio/ acá las pasiones se mezclan/ y lo que trasciende/ es esta demadiada vida que somos/ montañas de cartas, un país/ una creencia”, escribe. Sea consciente el lector, que navegará en aguas incómodas, refrescantes, pasionales o simplemente soñadoras.
Sofía Noel y una vida rosarina ligada a la literatura
“Cuando llegue a estudiar a Rosario me gusto que sea una ciudad con río. El poemario creo que tiene que ver con el cruce de los dos ríos en mí, con pensar de qué manera se diferenciaban y como el río de la infancia podía servirme para pensar mi infancia con sus particularidades” dice la poeta afirmando también que le sorprendió mucho la profundidad del Paraná, comenzando la escritura del libro con el cuerpo en sus aguas: “en la profundidad del Paraná/ que siempre me será extraña/ encuentro pequeños indicios que se juntan y crecen/ hasta ser caudales”.
Otro pilar fundamental en la autora es su vida universitaria que la llevo a estudiar psicología en la Universidad Nacional de Rosario: “el universo universitario me puso en contacto con la vida política y el cómo verme como futura profesional, pensando al sujeto como sujeto de derecho, relacionando esto con la poesía en sí misma” y agrega “la poesía me llega a partir de diversas manifestaciones y movilizaciones, donde yo comencé a escuchar que la poesía tomaba al espacio público como manifestación política y no lo pude desligar. El situarme en un contexto, se me presenta como una condición para poder escribir y poder pensar que es lo que está sucediendo en el territorio donde me muevo todos los días”.
Un cruce particular entre el contexto político y la escritura de Sofía se dio con el debate de la Ley de la Interrupción Legal del Embarazo, “ahí empecé a escuchar algunas voces que me sonaban muy cercanas, voces que me hablan y que usan las mismas palabras que uso yo para conversar. Voces jóvenes, contemporáneas. Esto coincidió con que yo me encontré esas voces en libros”.
Su antiguo trabajo de librera la sumergió en una etapa de lectura compulsiva que compartía en comunidad, “fue una época hermosa, de vínculos con los libros y el compartir el gusto por la lectura, que fue cuando trabajé en una librería (ARDE libros), allí surgían recomendaciones de libros, una escucha y compartir. Me paso algo muy hermoso con mis compañeras de trabajo, que nos encontrábamos hablando un idioma muy particular. Era como hablar en títulos de libros. Se daba por sentado un lenguaje que sacado de contexto era muy gracioso”.
-En tu escritura en si, ¿en qué te marco el trabajo en la librería?
-Esta librería labura mucho con editoriales pequeñas, independientes, que trabajan las voces de los territorios en el que se encuentran y ahí me encontré con elementos disruptivos que me encantó. Primero por su apuesta estética, mirá los objetos y son muy hermosos. También por el laburo hermoso de curar esas voces y juntarlas en una puesta estética que también es política, porque no cualquiera apuesta a las voces nuevas.
-¿Cuándo nace Un lugar que desconozco?
-Yo me encontraba escribiendo en el 2019, y había generado un corpus rarísimo de poemas que había juntado en un documento y quería trabajarlo con alguien. Para reconocer los recursos que venía utilizando y que poco sabía en principio. Le escribí a Clara Inés que es la coordinadora de la editorial. Una de las primeras cuestiones que me marca Clara era que se podía ver a partir de una mirilla muy pequeña de lo que yo escribía, pero que todavía estaba muy críptica. Ella necesitaba que yo pudiera abrir la ventana para que se viera. Hicimos ese proceso de escribir un montón y después poder armar otro documento que es el que presento a la editorial.
-¿Cuál fue el pedido de Clara Inés?
-Me pide que escriba un poema manifiesto, que es donde yo reconozco mi voz y al cuál puedo volver para reconocerme en ese universo de sentidos. Se dio que Alex Zani estaba armando un Podcast para el CCK sobre escritores latinoamericanas, camino al 8 M que está disponible en Spotify. Me invitaron a leer, fue a principios del 2021. Allí comencé a pensar hasta donde me podía llevar un poema, siguiendo un poco el camino que me iban trazando. Comencé a pensar estos caminos como una posibilidad de poder escribir un libro, encontrarme con otres que también escriben y leen poesías. Esos espacios me parecieron fundamentales, para incentivarme y pensarme. Hicimos un trabajo de seis meses con la intención de adaptar el libro a la estética de la editorial y trazar un diálogo con otros libros de la editorial.
-La infancia, dos ríos, la universidad, la militancia. ¿Cómo se traza ese diálogo?
-Yo tenía un recorrido sensorial por el río de la infancia. Fue comenzar a trabajar con la profundidad del Paraná y ciertos acontecimientos que estaban sucediendo en la ciudad que para mí eran importantes, porque la poesía posibilita hablar de ciertas cosas. La compañía de Nicolas Colfer fue muy importante. Una pregunta que me hizo fue sobre quienes van a leer este libro o para que lector lo escribía. Recuerdo que contesté para mis amigos. Luego pensé y contesté para las lesbianas. Después comencé a creer en la posibilidad de manifestar una forma de ver el mundo atravesada por la naturaleza, la política y el hecho de ser lesbiana. Luego comencé a darme cuenta de que estaba escribiendo un libro.
Gentileza: Aldana Caviglia.
-¿Cómo nace el arte de tapa?
-La editorial me supo leer muy bien. Ellos trabajan con una fotógrafa, me pidieron palabras que pudieran traducir en imágenes que para mí eran trasversales al libro. Me acuerdo que era un día de lluvia, salí a dar una vuelta por la ciudad. Saque un par de fotos con mi celular que luego Nico tradujo en palabras y se las paso a la fotógrafa que yo no conozco. Fue increíble ver la foto de portada porque cierra el sentido del poemario y a la vez lo abre. Fue lo primero que me paso cuando lo vi. A la pregunta sobre quién espero que lean mi libro, contesto que espero lo hagan aquellas personas que están buscando en lugares que desconocen una pertenencia.
Bio
Sofía Noel Ceballos nació en 1995 en Villa María Córdoba. Siguió el curso del Ctalamochita hasta el Paraná y ahora vive en Rosario. Estudia y milita en la Facultad de Psicología (UNR). Participó de la antología Alguien muerde el extremo de su nombre (Elemento Disruptivo, 2021); un poema suyo forma parte del fanzine Domingos de cachondeo (La tortiteca, 2021), y otro está coreando en el podcast del CCK Poesía Ta! Latinoamérica camino al 8M. Un lugar que desconozco es su primer poemario.
El libro
Trabajo de edición: Nicolás Colfer. Contacto: @nicolascolfer.
Fotografía de tapa: Milagros Morsella. Contacto: @milimorsella.
Fotografía de solapa: Giuliana Ferrari y Pilar Mingolla.
Editorial: Elemento disruptivo. Contacto:@elementodisruptivo.
Colección: Hagamos un altar.
En Rosario: ARDE libros (Santa Fe 2134) @ardelibros.