Concordia

Consumos problemáticos: contar su experiencia, para ayudar

Tras una larga lucha, decidió escribir un libro para contar cómo vive una persona que decide salir de la adicción. Además, brinda charlas a jóvenes y adolescentes.


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Federico Müller es periodista deportivo, atleta e integrante del Consejo Municipal de Prevención y Asistencia y presentó, el 30 de agosto, su nuevo libro denominado “Consumos problemáticos”.

Es el tercer material literario que escribe después de Libro de Oro: La ley del Deporte y Libro de Oro: La Ley del Boxeo.

La presentación se realizó en el Salón de Actos de la Municipalidad de Concordia y contó con la presencia de autoridades gubernamentales, familiares y amigos del escritor y jóvenes que fueron convocados para escuchar la charla que el autor brindó.

Federico tuvo problemas de adicciones durante 20 años hasta que hace siete años se recuperó en la clínica de Chajarí “El arte de vivir”, por lo que su testimonio en primera persona da cuenta de cómo es la vida de alguien que se encierra en la dificultad y consume sustancias prohibidas.


ACOMPAÑAR


A Müller no solo le interesa publicar sus vivencias, sino que quiere compartirlas para evitar que haya otros que pasen por lo mismo. Hace cinco años, desde que le dieron el alta terapéutica, comenzó a dar charlas en escuelas. “Empecé en la escuela de Gutiérrez y le di continuidad. Anotaba todo para acordarme de lo que hablaba, sobre todo, quería tener registro de lo que contaba sobre qué es la marihuana, la cocaína, la anfetamina o la adicción a las pantallas, la ludopatía; pero también quería saber qué me iban respondiendo. A esas charlas llevaba algunas impresiones que tuve durante el tratamiento, cosas que anotaba cuando tenía acceso a papel y birome para después decirlo verbalmente en los grupos terapéuticos”, explicó.

El trabajo escrito a mano se volvió virtual y eso lo llevó a la idea de pasarlo a papel nuevamente, pero como un libro. “Los subía a una página que tengo y ahí cortaba, confeccionaba, le sacaba brillo porque me servían de piedra fundamental para mis charlas. Después apilé solamente 70 títulos, 70 escritos de los que tenía y los mandé a imprimir porque sabía que podían convertirse en un libro”, indicó.

–¿Por qué hacés hincapié en llegar a chicos en edad escolar?
–Creo que es la mejor tribuna, ellos están arrancando, son muy vulnerables y están muy expuestos. Hay una cultura que facilita el acceso a todo tipo de sustancia, que les ofrece alcohol, drogas, mucha enfermedad, mucho malestar, mucha infelicidad y el libro brinda las herramientas que podés tener como para sentirte bien, estar contento, calmo, desestresado. Son cosas básicas, como por ejemplo los deportes, las artes como la literatura, la música, la escuela, el trabajo o la meditación.
Es importante demostrarles que hay muchas cosas positivas en el mundo y que se puede hacer mucho para estar con mucha más confianza, con mejor autoestima y dispuestos a cuidar nuestra salud. Porque cuando una persona se droga, usualmente está tratando de calmar o remediar algún estado tóxico que tiene, algún costado infeliz.

–¿Participan las familias también?
–Sí, las escuelas empezaron a pedirme charlas para los padres y tuve que estudiar bastante porque mi primer objetivo era contar mi experiencia, pero noté que se necesita ayudar con herramientas.
Siempre hablo sobre el estado de la persona, sobre las pérdidas, sobre desventuras, situaciones de violencia. Y a los padres les pido que presten mucha atención cuando se aísla el hijo, cuando no habla, cuando no comparte la mesa, cuando se junta con gente nueva y cambia su humor, o cuando baja su nivel educativo, cuando baja su nivel laboral si es que trabajan, hay muchos avisos, aunque a veces no se noten.

–A vos te tocó pasarlo y pudiste salir ¿Das ese mensaje también?
–Claro que sí, llevo ese mensaje porque soy la prueba de que se puede salir. A mí me gusta ser sincero y cuento que es necesario un tratamiento, y que los tratamientos son largos, muchas veces tortuosos. No es un camino fácil, a veces se hace interminable, es complicado. Por eso cuento mi experiencia, porque quiero que se llegue antes, que se pueda prevenir porque quien entra en el mundo del consumo se enferma y enferma a todo su entorno. La vida no es la misma para nadie. Hay que evitar entrar en la oscuridad.


ENTORNO


–Es mejor prevenirlo para no enfermarse, pero también porque es difícil encontrar lugares disponibles para tratarse ¿Verdad?
–Sí, totalmente. Yo conseguí, pero no todos tienen la misma suerte. Al estar en contacto con la gente que consume, o al trabajar en prevención me entero de los casos. A veces me llaman mamás desesperadas porque quieren internar a un hijo, sacarlo del barrio y no encuentran lugar. En los barrios vulnerables es difícil, algunos terminan muriendo porque se meten con la persona equivocada, o porque le deben plata al que les vende lo que consumen y no pueden ser internados porque es caro. Tuve algunos encuentros con autoridades municipales para que agilicen la construcción de algún lugar público y gratuito, pero aún no se concretó ninguna de las ideas.

–Está la prevención, el tratamiento para que salgan del consumo, pero también las recaídas ¿Cómo se trabaja con quienes recaen?
–Lamentablemente la recaída es una carta que está en el mazo, forma parte porque el adicto es adicto con el alta terapéutica, pero adicto al fin y es muy vulnerable. Uno de los primeros consejos que te dan para no recaer es no volver a juntarte con tus compañeros de consumo porque es fácil volver a consumir en ese contexto. Si yo voy a comer asado con gente que consume, yo vulnerable, yo adicto con el alta terapéutica pero adicto todavía voy a caer en la tentación. Si la persona sigue en un entorno malo es seguro que volverá a caer, eso es algo que hay que saber. La persona que sale del consumo tiene que juntarse con gente sana, vivir en una atmósfera sana, hacer meditación, hacer talleres, leer su vida de nuevo y entender que salió de algo muy feo, valorar el presente.


“LOS NUEVOS VICIOS”


Además de hablar de sustancias prohibidas, hace algunos años Federico comenzó a observar que los jóvenes tenían adicción a los aparatos y que las redes sociales también funcionan, en algún sentido, como los estupefacientes y que es algo a lo que hay que prestar atención. “Vi que el celular, los juegos online y las redes sociales estaban afectando a los jóvenes, entonces también hay una prevención de eso, una charla que les enseña cómo terminan siendo esclavos de la tecnología y de lo que eso genera. Hay encuentros, pero creo que no puede quedar todo en manos de algunos que lo intentan, creo que le falta mucho al Estado. Es más, debería ser una materia la escuela, debería la Fiscalía, la Policía, Gendarmería, Prefectura también dar charlas de prevención por el juego, la pornovenganza y demás”, indicó.

Para Müller, la adicción a las redes funciona “como la adicción al tabaco, a la cocaína o a cualquier otra sustancia dañina. Vos querés me gusta, querés visualizaciones, querés que te pongan corazones, que te den afecto, que te quieran, que te miren y lo mismo el que consume droga, es alguien que se siente mal y no puede contarlo y encuentra refugio en algo que igualmente no lo llena”, concluyó.


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