Servicios para pasajeros

Laguna Paiva: un paseo que activó nostalgias y la ilusión de verlo rodar

El 18 de abril de 1993 frenó su marcha la última locomotora que unió a esa localidad con Santa Fe. Treinta años después, volvió a encenderse junto al recuerdo de muchos vecinos que se acercaron a las paradas a verlo pasar. Ahora esperan cumplir el sueño de subir a sus vagones.


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1993-2023. Pasaron 30 años, 5 meses y 7 días desde que su bocina dejó de sonar en los andenes de Laguna Paiva. El último tren había salido hacia Santa Fe el 18 de abril de 1993. Y dejó al pequeño poblado sin su motor pujante: sus fervientes talleres ferroviarios alrededor de los cuales se pudo desarrollar toda la localidad.

Al dato lo aportó, preciso, Elvio Cotterli, el actual intendente de Laguna Paiva, una ciudad que aún hoy lidia con las consecuencias de ese proceso de desindustrialización iniciado en la última década del siglo pasado. Fue uno de los invitados principales del ministro de Transporte de la Nación, Diego Giuliano, a participar del viaje de prueba de vías que se realizó este lunes para poner a punto el nuevo servicio de pasajeros Santa Fe - Laguna Paiva.

Aunque este martes el tren ya no se pondrá en marcha, ni mañana ni pasado mañana ni la próxima semana, la emoción fue evidente entre la gente mayor que se acercó a verlo partir. En el andén de la Estación Guadalupe, en Risso y Dorrego, había una mezcla de alegría, nostalgia y esperanza.

 

 

“Todos atrás, suban al andén”, gritaban los banderilleros, mientras otros empleados de Belgrano Cargas ayudaban a despejar de curiosos las vías. A lo lejos se veía avanzar la formación, con el faro delantero iluminando el trayecto.

“Estoy feliz, tengo ganas de ir yo, de llevar a mis hijos y a mis nietos, a todos los que nunca pudieron andar. Me trae maravillosos recuerdos de gente buenísima”, dijo exaltada Blanquita Supertino (73 años), meta agitar una porra con los colores argentinos.

Como ella, fueron muchos los vecinos que se quedaron con las ganas. Es que lo de este lunes fue apenas una prueba, una verificación de que las vías aceptaban nuevamente el peso de los vagones, luego de los trabajos de renovación que demandaron una inversión de 80 millones de pesos por parte de Trenes Argentinos Cargas. En algún tramo del recorrido pudieron verse a un costado del camino los viejos rieles de hierro acerado descartados.

Un sueño cumplido
Los que sí tuvieron sus asientos garantizados fueron Mario Gastelo (80) y Paulino Vidaurrázaga (76), dos ex empleados ferroviarios que llegaron a ser presidente y vice del Museo Ferroviario de Santa Fe. Para quienes pensaban que los trenes eran parte del pasado, sentir el sibatazo inicial, ese arranque aletargado y constante y las ruedas chirriando contra los rieles, les hizo latir fuerte el corazón: “Es un sueño cumplido”, coincidieron.

"Sabemos que el tren no es solamente un recuerdo, el tren es futuro, y por eso este esfuerzo que está haciendo la Nación argentina para recuperarlo. Ya pudimos abrir más de 20 ramales ferroviarios en la Argentina, recuperando más de 3000 kilómetros de vías, y conectando a cientos de localidades en todo el país" celebró el Ministro de Transporte, quien hizo una pausa en medio del viaje para charlar con la prensa.

Paulino hizo ese mismo recorrido durante dos años y medio cuando trabajaba en los talleres de Paiva. “Conozco el trayecto de memoria”, rió, aunque más allá de las ventanillas el paisaje le devolvía postales diferentes a las del siglo pasado, todo bajo un mismo cielo y sobre la misma tierra.

La pobreza de Coronel Dorrego, el crecimiento de Ángel Gallardo y Monte Vera, las quintas sembradas esperando la lluvia, los barrios nuevos como el Paproski, la urbanización que no se detiene, estación tras estación. En cada una de ellas había gente esperando el tren, saludando, agitando banderas, filmando con sus celulares, tocando bocina, acarreando un niño para mostrarle un tren de verdad. Nadie quiso perdérselo.

Al frente, una locomotora de origen chino -que será reemplazada luego de este primer viaje de prueba por una General Motors- tiró los tres vagones restaurados que serán parte de la nueva formación que unirá las dos localidades del departamento La Capital. ¿Cuándo? Aún no se sabe.

 

 

Superada esta prueba, queda construir los apeaderos, una tarea del gobierno provincial. La ministra Silvina Frana fue también parte de la comitiva y aseguró que está todo contemplado y será otro de los temas a conversar con las próximas autoridades en este período de transición.

El recorrido
Recorrer los 40 kilómetros demandó 1 hora y 40 minutos, 60 minutos más que lo que tardó un colectivo a esa misma hora, según confesó un chofer. Se puso en marcha a las 15.52, hizo una brevísima parada en Monte Vera para que los funcionarios se tomaran unas fotografías con los vecinos que esperaban agitando banderas argentinas, y llegó a su destino final a las 17.32. Es que el servicio estaba a prueba y no superó nunca los 30 km/h. Su ventaja no será el tiempo sino el precio. Estiman que cuando esté operativo, el viaje bajará a un promedio de 1 hora y veinte, costará varios pesos menos que el colectivo y se podrá pagar con SUBE.

“Los coches son muy nobles, tienen buena suspensión y copian muy bien el trazado de la vía”, dijo satisfecho el presidente de Trenes Argentinos, Daniel Vispo, en medio del viaje.

En un futuro, el tren saldrá desde bulevar Gálvez e incluirá paradas en la Escuela Avellaneda, la Universidad Tecnológica Nacional, los barrios Nueva Esperanza y Guadalupe; Ángel Gallardo; Monte Vera; Arroyo Aguiar y Constituyentes, para concluir en la ciudad de Laguna Paiva.

Tendrá capacidad para 200 personas y una frecuencia inicial de dos viajes diarios de ida y dos de vuelta, con posibilidad de adaptarlo a nuevos requerimientos.

Para eso falta. Por ahora, el tren cumplió las expectativas, superó la prueba de fuego y llegó a destino. En la estación final, la que supo cobijar muy cerca uno de los mayores talleres de montaje y reparación de locomotoras del Ferrocarril Belgrano, esperaban cientos de personas. Gritos, aplausos, música. Todo estaba preparado para celebrar. Ahora queda esperar el pitido que anuncie la salida del próximo tren.


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