El 20 de octubre de 2022 la Cámara alta aprobó expedientes que habían logrado el despacho de todas las comisiones. Desde entonces, todo lo que se debatió, trató, acordó en la comisión parlamentaria y luego en el recinto fue sobre tablas.
Sucede con más o menos disimulo por parte de los legisladores en todos los años electorales en que se juegan gobiernos y continuidades en el poder. Y de octubre del año pasado a hoy no ha sido la excepción: cuando se aproximan los comicios la labor legislativa de las comisiones permanentes se reciente o llega a cero.
Lo dicho no es equivalente a lo que ha sucedido a nivel nacional, donde la Cámara alta del Congreso de la Nación cuenta con los dedos de una mano (incluso la de un pirata) el número de sesiones. En Santa Fe las reuniones de los jueves se han cumplido casi siempre cada quince días, sin considerar los últimos días previos a la apertura de las urnas. No ser puede acusar a los senadores de haber descuidado los temas relevantes, todo lo que necesitó la Casa Gris se aprobó e incluso lo que necesitarán las próximas autoridades provinciales que ya está en tratamiento también ha avanzado. E idéntico juicio cabe para la ley de leyes que, en una transición ordenada y de consenso del gobierno saliente al entrante, definirá cuándo será la aprobación del Presupuesto 2024. Aparentemente, con acuerdo del gobierno de Omar Perotti, será la próxima Legislatura (con fuerte respaldo a Maximiliano Pullaro en ambos cuerpos) la que lo vote.
Mientras tanto, cabe reflexionar a partir de un dato simple, que necesita una explicación algo más compleja: el último Orden del Día del Senado se produjo el 20 de octubre de 2022 o lo que es lo mismo, en esa fecha hubo por última vez expedientes que por todas las comisiones a las que fueron asignados al momento de su ingreso fueron despachados. (Los proyectos de ley se tramitan con expedientes numerados que, con la firma de la mayoría de los integrantes titulares logran el despacho de comisión. El Senado tiene 20 comisiones y comparte otras 30 con la Cámara de Diputados).
El proceso de sanción de las leyes dentro de una Cámara se inicia con ingreso de un asunto, con el comienzo de su estado parlamentario, luego de pasar por mesa de entradas y añadirse al temario de la sesión en los Asuntos Entrados o luego durante el transcurso del debate "fuera de lista". Cualquiera de los 19 senadores puede ingresar iniciativas antes de la sesión o en medio de ellas. Y bastaría un inmediato tratamiento sobre tablas, es decir, en el mismo momento, siempre que exista la voluntad política necesaria lo que requiere dos tercios de la Cámara. Otro dato: el próximo oficialismo contará con 13 integrantes, la mayoría radicales, que podrán imponer ese tratamiento a toda marcha (sin actividad de las comisiones) si así lo deciden.
Lo que muestra la ausencia del tercer cuadernillo (además de los Asuntos Entrados y de las Preferencias) es que ningún expediente en el término de un año calendario, de octubre a octubre, logró pasar las comisiones a que fue girado en el momento de su ingreso, según lo acordado en labor parlamentaria. En buen romance, que las comisiones no han funcionado. No es un mero detalle: allí las leyes y los proyectos suelen mejorar respecto de sus versiones originales, e incluso, poder negociarse con tiempo dentro de la propia Cámara y con la otra. No es casual que últimamente abunden sendas media sanciones y escaseen leyes.
Tampoco, que la única comisión bicameral (integrada por diputados y senadores) que realmente funcionó con regularidad en el mismo período fue la de Acuerdos de la Asamblea Legislativa, que se ocupa tanto de dictaminar y aconsejar sobre los pliegos para el Poder Judicial y otros cargos de importancia, así como de aplicar un control directo en materia de sanciones (y hasta expulsiones) de fiscales y defensores del sistema penal.
Más allá del especial momento que implica la transición, en la que hay legisladores que dejarán sus bancas, las ausencias en el Senado hicieron que sesione durante varias oportunidades con el quórum justo o muy ajustado.