Lo pudo ganar, lo pudo perder y lo empató jugando casi una hora entera con uno menos. La rompió toda Rubén Botta: dos goles sabaleros, gambetas, asistencias de gol y mucho potrero para aguantar.
Antes del parate FIFA por Eliminatorias, Colón había inventado otro socavón en Santa Fe de manera innecesaria e inexplicable. Esa derrota, todavía inadmisible en el Tomás A. Ducó contra el limitado Barracas Central, no estaba en los planes de nadie. Y en el medio de un P-A-R-T-I-D-A-Z-O con todas las letras, Colón demostró con este 2-2 ante River que está vivo para lo que viene, que es poquito en fechas (cinco) y muchísimo en juego con una infartante zona baja del descenso donde están todos apretados y el "Negro" comprometido.
Lo pudo ganar, sí; lo pudo perder, también. El punto, aguantado de manera guapa con diez y gracias al "10", luce mucho más en la cancha que en la tabla, donde las necesidades vienen heredadas para este Colón que no logra salir del todo. Esa hora con uno menos, aguantando con alma, corazón y vida, se llevó la ovación de la multitud en las tribunas. Porque Colón, al que se le cuestionaba correr y meter contra rivales inferiores (Instituto, Barracas), sacó esa garra reclamada y resistió contra un grande, a pesar de tener uno menos por la expulsión de Moreyra antes del descanso.
La previa, en el caso puntual del historial, estaba teñida por una larga marca negativa de River al pisar el Cementerio de Elefantes: eran siete partidos del "Millo" sin poder ganarle a Colón. La última vez había sido el 5 de diciembre de 2010 en el Torneo Apertura cuando se impuso por 2-1 con goles de Erik Lamela y Mariano Pavone. Desde esa cita, acumuló tres empates y cuatro derrotas en el Brigadier: 1-1 en el Torneo Inicial 2012; 1-3 en el Torneo Final 2014; 1-4 en el Torneo Transición 2016; 0-0 en la Superliga 2016/17; 0-0 en la Superliga 2017/18; 0-1 en la Superliga 2018/19; y 0-1 en la Liga Profesional 2022.
Además, el minuto cero planteaba interrogantes de los dos lados en el Brigadier López: ¿qué cara mostraría Colón?. La saludable de Independiente, Gimnasia, Central, Argentinos...o la preocupante de Alta Córdoba o el Ducó ante Barracas. Del lado de River, también se habría el signo. ¿Qué River pisaría Santa Fe?. El River "en modo Gallardo" que juega de local (19 victorias consecutivas en el Monumental, con esa racha que inició el 12 de marzo frente a Godoy Cruz, por lo que no pierde como local dese el 26 de febrero ante Arsenal) o el River en modo casi nada de visitante, con dos alegrías en 15 salidas, como si fuera aquellos equipos del interior en los '70 cuando pisaban Buenos Aires.
Ese primer tiempo, que duró casi una hora, fue un gran e increíble reality futbolero, donde no faltó nada de nada. Golazo para el 1 a 0, error para el 1 a 1, asistencia, jugada de penal, trazado de líneas, revisión de VAR para dar penal, gol de penal para el 2-1, lesionado, amarillas, una roja en la cancha, otra roja en el banco, tres goles sellados y varios "casi-gol" en las dos áreas. Si el rubro es el de acción, aventura o suspenso, gran candidato al Oscar este Colón 2 - River 1 de los primeros 45 minutos.
No había pasado nada (en realidad, un remate solitario de Palavecino y una amarilla inventada a Meza), cuando el zurdo Botta hizo rápido un terreno que estratégicamente estaba para jugar en slow motion, ya que esta vez Colón dejó el césped alto y jamás lo regó como en otros partidos en casa. Darle ventajas a uno de los más habilidosos de la cancha, se pagó con gol. Si bien el Mundo River polemizó el porqué de la no presencia de Armani (fue de turismo con la Selección) en el arco del "Millo", lo que hicieron los zagueros de achicar para atrás hubiera complicado hasta al mismo gran Amadeo Carrizo en lugar de Centurión. Gambeta, carrera, misil y golazo: lo metió Botta con peloya y todo adentro del arco.
Ni tiempo de disfrutarlo al 1 a 0 el pueblo sabalero. Primero, córner regalado, en una cobertura que puede pasar contra cualquiera pero no contra un grande. Después, el centro, las dudas, mala decisión de "Nacho" Chicco, floja cobertura y sistema de marcaje zonal que no se aguante más y con números que asustan más que el dólar: cuatro goles de cabeza para los rivales de Colón en lo que va del torneo.
La idea, de esa parda, era que Colón había hecho los dos goles del juego: el propio (Botta, golazo) y el ajeno (Borja, golcito). El mal escalonamiento de los zagueros visitantes clavó varias reincidencias después del regalo en el primer gol: 1) misma línea, Ramón Darío Ábila habilitado y tapada de Centurión abajo ante el remate cruzado del cordobés; 2) otra vez, misma línea y lentitud, pase-magistral del "10" de Colón, enganche de "Wanchope" y luego del llamado del VAR, revisión del juez con penal por mano del amonestado Casco. Fue Botta y lo cambió por gol, con una caricia de zurda.
Antes de la expulsión de Moreyra (el pibe fue a la pelota, pero se le fue la pierna), Colón lo pudo sellar 3-1 pero Centurión voló para ahogarle al grito a Batallini y River lo pudo empatar 2-2 pero Paolo barrió cuando era gol de Herrera. Los minutos adicionados, la expulsión de "Chicho" y el lío con el banco sabalero llevaron el Oscar del primer tiempo al terreno del drama. Todo un reality futbolero incomparable en los últimos tiempos en la tierra de Diego y Lionel.
En el complemento, por cuestiones obvias, Colón sacrificó a Galván (ex River, a préstamo) y mandó a la cancha al "Kily" Vega para intentar cuidar el 2-1 agregando marca. No duró nada la idea: toqueteo, generación de espacios, pase filtrado para el colombiano Borja y el "Colibrí" otra vez volando al gol para clavar el 2-2 con un toque sobrado de calidad ante el achique de Chicco. Allí mismo pudo ser nocaut, porque Colón quedó en la lona: otra vez Borja imparable con pase-atrás y "Nacho" Fernández regalando el 3-2 desde el piso.
El once contra diez a favor de River, anticipaba la ventana de los cambios: los de la visita para ir a buscar el partido con el ingreso de Matías Suárez. A los 20 minutos, "Pipo" hizo lo suyo para darle oxígeno a sus soldados: Toledo por "Wanchope", cansado y amonestado; "Pika" Cardozo Lucena por Favio para intentar cortar el circuito visitante.
A la vuelta de ese cambio, otra vez Botta (lejos, la figura de Colón) inventó de todo: el contragolpe, el pase-gol exquisito de zurda en un metro, la asistencia de gol para Meza que no fue gol porque Eric no llegó y Centurión achicó con todo su cuerpo. Aún así, con uno menos, fue una bala de plata casi mortal que Colón transformó en un tirito de utilería.
A los 31, River devolvió gentilezas en el otro arco: contra neta de tres contra uno desde la mitad de la cancha y mala decisión de Colidió en el pase al gol final. El partido, en el medio, estaba roto. La superioridad de River contra el alma, el corazón y las ganas de Colón para que parezca once contra once. O en todo caso, diez contra diez.
River insistía, Colón resistía: centro con veneno de Solari desde la derecha y otra vez "Nacho" Fernández regalando el gol, esta vez tirándola por arriba. Era, como todo el mundo esperaba, un monólogo el final en Santa Fe.
Ese final metió de todo: suspenso, espionaje de reloj y drama. Por momentos, aguantando, hizo acordar ese sábado 11 de noviembre de 1972 en el Luna Park: Colón era Monzón y River se vistió de Bennie Briscoe. Esta vez, ese cross de derecha como aquel del noveno round no llegó, pero Colón miró el reloj. Y lo hizo de manera guapa, inteligente, necesaria.
El punto luce más en la cancha que en la tabla. Camino a los esperados comicios del domingo, en Colon se "Botta" antes y el "10", que la rompió toda, demostró con fútbol, gambetas, goles y asistencias que es el mejor candidato para ilusionarse con salvarse del descenso de una vez por todas en el Barrio Centenario.
El "raro" arquero de River
Ezequiel Centurión, el "sorpresivo" arquero de River Plate en el Cementerio de Elefantes, debutó oficialmente en el arco millonario con 24 años. Ahora, ya afianzado como el suplente de Franco Armani, este jueves volvió a tener una chance: el técnico Martín Demichelis optó por darle descanso al portero de la selección argentina y en Santa Fe, frente a Colón, el titular fue Centurión.
Se trató del décimo partido oficial para el arquero de 26 años. Centurión registraba, antes de Colón, cinco vallas invictas y solo siete goles recibidos. En el 2020 fue uno de los primeros casos en el fútbol local de Covid-19, situación que le produjo una miocarditis que lo marginó más de un mes antes del regreso a los entrenamientos y lo marginó de la lista de la Libertadores de aquel año.
Sin lugar en primera por las presencias de Armani, Lux y Bologna, en 2021 partió a préstamo a Estudiantes de Buenos Aires, club en el que jugó 32 encuentros como titular, mantuvo la valla invicta 14 veces y le convirtieron 28 goles en la Primera Nacional. Tras su positiva cesión en el ascenso, regresó en 2022, debutó y se consolidó como el suplente de Armani. Así, este 2023 renovó su vínculo hasta diciembre de 2025 con una cláusula actual de 20 millones de euros.
Mientras al histórico emblema Armani le queda un año más de contrato, y los rumores de una posible salida anticipada en 2024 siguen dando vueltas, este jueves Centurión volvió a tener una chance. Y en Núñez desean que el arco millonario, en un futuro, pueda ser defendido por un joven de la casa. Acá, nada que hacer en los goles y con buenas respuestas a pesar de la falta de "guanteo".
2 victorias de visitante
Antes de pisar este jueves 19 de octubre el Cementerio de los Elefantes, los fríos números de este River Plate marcaban una clara diferencia en la balanza localía/salidas para analizar las campañas. Porque así como en el Más Monumental no pierde desde febrero (ante Arsenal) y encadenó 19 victorias al hilo, en condición de visitante todo cambia: apenas dos alegrías en 15 salidas.