Walter Rolandelli, ex presidente de Belgrano de Paraná, falleció anoche en un centro asistencial de Buenos Aires, tras lidiar con un severo problema cardíaco. Tenía 56 años era concejal por Juntos por el Cambio y además presidió el club Olimpia.
Eran aquellos años 90. Los primeros pasos como periodista me llevaron a cubrir una de las situaciones más dramáticas que toda entidad puede tener. La pérdida de su cancha de fútbol.
Un joven Walter Rolandelli se encontraba en el momento justo que las topadoras empezaron a derrumbar el tapial del viejo estadio de Belgrano, y por calle Victoria, lugar que hoy ocupa un lavadero y varios departamentos.
Walter lloraba de manera desconsolada. Uno de los pocos presentes. Su amor por el Mondonguero, en la edad de que era ferviente simpatizante, se incrustaba con un dolor insuperable.
De ahí en mas compartimos charlas y cada uno en lo suyo fue haciendo camino. Walter llegó a ser presidente de Belgrano, lo acompañó tanto en la victoria como en la derrota, incluso en aquellos años de no competencia para volver desde el ascenso y llegar al Federal B, sin importar el cargo.
Fue clave junto a otras personas para la construcción del Nuevo Estadio Mondonguero, la cancha que hoy ocupa.
En los últimos meses nos cruzamos y como un ritual había un saludo y par de minutos de charla. Belgrano, Olimpia, el trabajo como concejal, las tareas como abogado y “¿qué van a hacer con el deporte si ganan?”, en clara alusión a las elecciones que mañana se realizarán.
Walter estaba siempre para Belgrano. Desde una tribuna o como en el arranque del año cuando Daniel Waldner DT, daba inicio a un nuevo proceso, tras la reciente eliminación en el Regional Amateur.
Su adiós duele y se produce cuando la política tendrá una próxima contienda electoral y a días del debut de Belgrano en el Regional Amateur.
Un problema cardíaco suscitado en Buenos Aires donde la peleó en los últimos meses en un centro asistencial, tronchó sus sueños. Acaso su alma inmortal acompañe al Mondonguero, mitigando la tristeza de los terrenales y sacudiendo las almas celestes y blancas que merodean por el cielo.