Andrea Bartoli es actriz y titiritera en la ciudad de La Paz. Puso mucho empeño en organizar un Festival Nacional de Títeres y no le fue del todo bien. Su impotencia, su aprendizaje y sus ganas de ir por más, en esta charla con Mirador Entre Ríos.
No se queda quieta nunca: Andrea Bartoli tiene un gen solidario que trabaja a la par de su gen artístico. Siempre visita escuelas e instituciones donde presenta gratuitamente obras de teatro, títeres y lectura de libros para las infancias. Lo hace y lo seguirá haciendo desinteresadamente.
Luego de viajar y actuar en algunos festivales de títeres del país, se propuso organizar el primer festival nacional en La Paz. Ahí comenzó un derrotero de complicaciones que la llevaron a tener que suspender la llegada de dos de sus tres atracciones previstas. La falta de apoyo, la burocracia y el desinterés de las autoridades de educación y de los funcionarios públicos, hizo que sólo pueda concretar un tercio de lo planeado.
Andrea cuenta con un dejo de impotencia que pensó que las maestras y directoras de las escuelas a las que ella concurre habitualmente iban a apoyar esta idea. Solicitó en la Dirección Departamental de Escuelas se pase una circular difundiendo el festival que se iba a realizar del 12 al 16 de septiembre. Pero esto no pasó, las directoras no se enteraron y algunas que sí lo hicieron no difundieron la información al alumnado.
Al no tener confirmada la presencia del público al que se le pedía una colaboración de 500 pesos para solventar los gastos de logística de las tres compañías que iban a llegar a la ciudad, tuvo que pedirles con todo el dolor del mundo que no viajen. Que el festival no se hacía. Fue un colega quien le dijo que viajaba igual y con algo de apoyo privado, pudieron al menos realizar algunas funciones solidarias, las que le dieron la certeza que estaban haciendo lo que había que hacer.
Desidia, egoísmo, celos y desinterés, son los protagonistas de esta historia que, si bien no tuvo un final feliz, pudo hacer que varios alumnos tuvieran una sonrisa y quedaran encantados con lo que se les brindó.
Cabe aclarar que el objetivo del cobro de la entrada era para pagar los viajes, la estadía y la comida de los artistas y el restante iba a ir destinado a una agrupación de bien público que rescata animales callejeros y les consigue un hogar.
Andrea contó a Mirador Entre Ríos que el festival fue declarado de Interés Legislativo Provincial y Municipal. Pero no alcanzó con eso.
EL ORIGEN
–¿Cómo surgió la idea de un festival de títeres?
–Nace de las experiencias vividas en otras ciudades, como Resistencia (Chaco), donde estuve el placer de capacitarme, así como en la ciudad de Nogoyá, que posee su festival internacional de títeres, entre otras. Por esto pensé ¿por qué no realizar algo similar en mi ciudad?
–¿Cómo estaba conformada la grilla inicial?
–Por tres titiriteros de excelente nivel: Exequiel Yashar, de Mendoza; Isadora Plateroti, de San Telmo; y Marcelo “Colo” Pascale, de San Nicolás. Cada uno de ellos iba a presentar un espectáculo para una franja etaria diferente.
–¿Por qué no pudieron presentar todos los shows que estaban pautados?
–Porque no se llegaron a vender las funciones previstas, para cada titiritero tenía que haber cinco funciones como mínimo, además de tener que cubrir el costo de pasajes, hospedajes, sonido e iluminación y comida de los titiriteros durante los cinco días que duraba el Festival. Logramos algunos auspicios, pero igual no alcanzaba para poder cubrir los costos.
–¿Qué crees que faltó para que sea completo el evento?
–Lo que falto fue interés de parte de los organismos del Estado tanto municipal como provincial para que se desarrolle el evento, esto llevó a que no se pueda realizar de la forma prevista.
–¿Esperabas más apoyo de algunas personas o instituciones en general? ¿De cuáles?
–Esperaba mayor apoyo de las escuelas y de la Dirección Departamental de Escuelas, de algunas empresas que fui a solicitar el padrinazgo y se negaron, ya que no solo hubiéramos logrado que escuelas de diferentes zonas de la ciudad puedan acceder a los espectáculos, sino que también desde la organización se pensaba apoyar el grupo de las “Voluntarias por los sin voz” (grupo de chicas que se encargan de rescatar animales abandonados, cuidarlos, castrarlos, etc. haciéndolo todo a pulmón), cosa que no pudimos realizar.
BALANCE
–¿Qué aprendizaje obtuviste de todo esto?
–Aprendí un montón; lo que tendría que hacer, lo que no volvería hacer, lo que faltó, fue desde el primer momento fue un aprender constante. Aprendí mucho de los grandes artistas que convocamos, ya que desde que los convoqué ofrecieron toda su vasta experiencia y apoyo al festival.
–¿Qué repercusión tuvo en el público el festival?
–Las escuelas que participaron y que fuimos con el espectáculo quedaron encantadas, ver la alegría de los niños, los docentes, la participación durante el espectáculo, fue mágico. En especial las escuelas alejadas de la ciudad que de repente no tienen la posibilidad de acceder a espectáculos de este estilo. Fue muy gratificante para las escuelas y para el titiritero.
–¿Tenés ganas de ir por más?
–Esperemos que pase un tiempo y veremos si volvemos a realizar una nueva edición del festival. Un hecho que me moviliza para pensar en volver a realizar el festival fue ver las caras, su participación y entusiasmo de las y los alumnos de las escuelas especiales número 23 “Luisa Garnier” y la escuela 6 “Mi estrellita guía”, allí realizamos una función solidaria y gratuita que promovimos desde el festival.
–¿Vas a seguir visitando escuelas con tu valija?
–Sí, ya estoy saliendo a las plazas y en estos días a los merenderos, tenemos pensado en las escuelas rurales, en nuestros barrios.
Aprovecho para agradecer a la Biblioteca Popular de La Paz y cada una de las personas que desde un primer instante confiaron en esta propuesta y también a Sidecreer, la Cooperativa Agropecuaria La Paz y Martín Peralta, que apadrinaron a escuelas de los barrios para que podamos llegar con los títeres.
VALORACIÓN
“El arte no es valorado, en este caso el arte callejero, el espectáculo de títeres, el circense, la gente no lo ve como un trabajo y se subestima, se minimiza la capacidad y el impacto que pude tener un espectáculo de estas características en un niño o niña. Entonces $500 para una entrada les parece una exageración”, analizó la artista.