La música le enseñó a plantearse y plantarse ante la industria musical, a permitirse explorar en el mundo sonoro. En diálogo con Mirador, Iván Salo se anima a revelar sus miedos, gustos y de qué está hecho este rockero intelectual.
Profesa un perfil bajo pero su frecuencia musical es alta y viene pisando fuerte en el ámbito musical, Iván Salo es músico, compositor y cantante solista nacido en la ciudad de Buenos Aires, quien desarrolla su carrera profesional independiente desde hace 13 años.
Con su proyecto solista, bajo el nombre de Iván Salo tiene tres discos editados: "Otra percepción" (2013), "Despierta" (2017) y "Decantado" (2021). Con su primera banda, Der Spiegel, editó el LP "Disfraces" (2009). Realizó cientos de shows en Capital Federal (en reconocidas salas como: Niceto Club, C.C Konex, La Tangente, Lucille) y también en distintas provincias del país e incluso en países como Uruguay, Brasil y Paraguay. Su música transita varios géneros como: canción, indie, pop, jazz, folk, candombe, reggae.
En 2013 realizó un viaje por Europa en donde filmó un video clip y además fue entrevistado por Claudio Gabis y realizó un acústico en vivo en su programa "Demoliendo hoteles" de Radio Círculo de Bellas Artes, en Madrid, España. Brindó entrevistas y se presentó en vivo en reconocidos medios como: C5N, TV Pública, Quiero TV, CM: Canal de la Música, Canal de la Ciudad, Diario Clarín, Canal Metro TV, Vorterix, Radio Nacional Rock, Télam, Página 12, FM Coca Cola For Me, Balcony TV, entre otros. Mirador Provincial charló con el músico para hablar de nuevo disco "Cinco" y de otros menesteres.
-¿De qué está hecho Iván Salo?
-De canciones, de sueños, anécdotas y emociones. De viajes, ilusiones, amores y desamores. De todo lo que vi y viví, y de la mirada que tengo sobre el mundo (mi mundo). Pero también, de todo lo que aún no me pasó: de esos amores por descubrir, de esas rutas por recorrer, de esos libros por leer y esas poesías por escribir. Soy lo que fuí y lo que aún no fui. Pero, sobre todo, estoy hecho de música. Siento, hago y vibro música desde que tengo memoria. Creo en el arte como una forma de vida y en las canciones como alimento para el alma.
-¿Hacia dónde vamos? ¿Qué se divisa en el horizonte cultural de Argentina?
-Estamos por entrar a una etapa muy difícil, en donde será muy complicado sostener y desarrollar proyectos culturales en nuestro país. Creo que cualquier gobierno debería apostar siempre a la cultura, incentivar la creación artística (música, cine, teatro, danza, literatura, etc.), aquellas disciplinas que son una parte fundamental de la sociedad. Recordemos los tiempos de pandemia, apenas tres años atrás. Pensemos en el rol que cumplieron las artes en aquellos momentos de incertidumbre y desolación: ante aquellos durísimos momentos de vida o muerte, el arte fue un bálsamo para nuestro espíritu. Es cierto que siempre fue difícil crear, desarrollar y sostener un proyecto cultural independiente en la Argentina, pero sin la existencia de un Ministerio de Cultura lo difícil pasará a ser casi imposible. Nos queda la esperanza de sabernos un pueblo creativo, combativo y resiliente. Ojalá se generen las condiciones necesarias para que nuestras y nuestros artistas puedan seguir embelleciendo el mundo con sus creaciones.
-Contanos de tu nuevo disco, "Cinco", ¿cómo fue el preproducción del mismo?
-Estuve trabajando durante casi dos años en la preproducción y concepción de mi nuevo disco. Contaba con muchísimas canciones nuevas, pero tuve que sentarme y elegir las que más me gustaban y representaban, o las que yo creía que podrían convivir en un mismo álbum. Entonces llamé a Charly Valerio, con quien ya había trabajado en mi anterior disco: "Decantado". Charly se encargó de la producción artística, mezcla y mastering de casi todos los temas, menos "Marea", que fue producido por Mateo Angarita. La verdad es que fue un placer y un honor trabajar con ellos, que además de grandísimos músicos y productores, son dos amigos que la música me dió. El disco cuenta, además, con unas colaboraciones soñadas: Ivonne Guzmán y Miguel Tallarita en "Marea", Edu Schmidt en "Tesoro lunar", Queen Conga
en "Conectando con la plenitud", Lu Sosa en "No sé mentir", Enzo Demartini en "Brújula y canción" y Lu Stezano en "Universo". Una vez terminado el disco, necesitaba ponerle nombre. Es ahí cuando aparece el número 5 en mi vida. Pasaron varias cosas que me llevaron a ese
número: terminé de grabar la última voz del disco el mismo día que mi hijo cumplía 5 años, a su vez es mi disco número 5 (sumando los 4 que edité como Iván Salo y el que publiqué con mi primera banda). Por otro lado, hice un estudio numerológico de los dígitos de mi fecha de nacimiento y me salió que soy 5 en Misión de Vida, lo cual habla de un alma emprendedora y energética, rápida, ágil, incansable y revolucionaria, optimista y positiva, en busca de su libertad... ¡Nada más parecido a lo que siento y soy! Y para completar, si sumo los dígitos de mi edad actual, ¡también dan 5! Estaba buscando un título que me identificara, y el 5 apareció en mi vida, como un reflejo exacto del momento que estoy viviendo.
-Dicen que las cosas más opuestas se desdibujan en la música, ¿coincidís?
-No sé si se desdibujan los opuestos en la música, quizás pasen a otro estado, cambien de forma. Como canta el admirado y querido Jorge Drexler: nada se pierde, todo se transforma. Y la música tiene el don de transformar y, a su vez, transformarnos.
-¿Cómo fue esa “crianza musical”?
- Me crié en un hogar súper musical. Mi viejo era cantante y compositor. Mi vieja, una melómana. Crecí escuchando discos de Pink Floyd, Queen, The Police, Beatles, Doors, Marley, Rolling Stones... y también Manal, Los Redondos, Fito, Charly, Spinetta, Los Abuelos de la Nada. Pero lo que más me gustaba era ver a mi viejo cantar sus canciones. Él fue mi primer maestro, quien me enseñó los primeros acordes en la guitarra criolla. Y cuando me preguntaba qué quería aprender a tocar, le decía: "Tus canciones". Luego empecé, como un juego, a componer mis primeros temas. Ya en la adolescencia estudié armonía, lectura, contrapunto, audio perceptivo, canto. Después armé mis primeras bandas con las que salí a tocar, hasta empezar mi camino solista en 2010, como Iván Salo, iniciando mi camino profesional en la música.
-¿Se gira a la derecha o a la izquierda?
- El corazón nunca a la derecha: siempre hacia la izquierda. Y si vas a la derecha y cambiás hacia la izquierda, ¡adelante! Es mejor que estarse quieto, es mejor que ser un vigilante (Charly, siempre Charly).
-¿Te considerás un músico en constante mutación o siempre lineal?
-Me considero un músico en constante exploración, por lo tanto, en constante mutación. No me gusta repetir fórmulas ni procesos. Por eso en mis discos siempre van a encontrar distintos géneros musicales. Me aburriría si todas mis canciones fueran rock, o pop. También me gustan el candombe, el reggae, el funk, el indie, la salsa, la cumbia... entre otros estilos. Me gusta la música en general, sin etiquetas. A su vez, trato de buscar distintas formas de inspiración para mis letras o para la estética de cada disco.
-¿Qué sentís cuando mirás atrás y escuchás tu música otra vez?
-Es un lindo ejercicio mirar para atrás y ver todo lo que uno ha hecho. En mi caso, me gusta cada tanto escuchar mis primeras canciones, no sólo para ver qué decían mis letras o cómo era mi música en ese entonces, sino también para comparar con el presente y notar los avances, el recorrido que hice a través de los años. El pasado es parte de nuestro presente. Sin aquellas canciones, quizás más crudas y menos trabajadas, no hubiera llegado nunca a hacer las canciones que hoy hago. A su vez, también noto cierta coherencia respecto a la sinceridad de mis letras, a las cosas que le canto, a mi mirada respecto a las cuestiones sociales... Y es lindo saber que uno, a pesar de los años y las marcas de la vida, conserva sus principios.