En noviembre, en promedio, cayeron entre 300 y 350 milímetros cuando las marcas normales suman 100. En lo que va de diciembre, en algunos puntos de la región ya se superaron los acumulados normales, mientras que en otros se alcanzaron los parámetros a falta de dos semanas para el cierre del mes. En los últimos 45 días, además, los valores suman la mitad de los dígitos anuales. Los datos se desprenden de un informe del INTA Carlos Pellegrini.
Después de tres años de un fuerte golpe al agro producto de una profunda sequía que sacudió cada rincón del campo, el fenómeno del Niño empieza a desatar su fuerza natural. Según un informe de la Extensión Rural del INTA Carlos Pellegrini, en el centro oeste santafesino las lluvias triplicaron los registros históricos de noviembre. “El organismo tiene 85 años de historia y las precipitaciones normales para ese mes son de 100 milímetros. En este 2023 cayeron entre 300 y 350”, le dijo a este medio el jefe de la agencia, Gustavo Almada. Además, en lo que va de diciembre los parámetros ya alcanzaron la media normal.
Noviembre y diciembre fueron dos meses beneficiosos para cortar el ciclo de sequía que acechaba al centro oeste santafesino. Los promedios para el primero de ellos superan ampliamente las marcas históricas que analizan en el INTA Carlos Pellegrini desde hace ocho décadas y media. “Se registraron alrededor de entre 300 y 350 milímetros, lo que en valores muestra que está tres veces por encima de lo que es el registro histórico. Normalmente es un mes de 100 milímetros”, confió Almada.
Las precipitaciones, de acuerdo a lo que indicaron desde la Extensión Rural, se consideran con impacto positivo “para recomponer el déficit hídrico que teníamos en toda la región”. Si se toma el período 2020 - septiembre 2023, en el departamento San Martín el faltante de agua equivale a un año entero de lluvias.
Y de acuerdo al registro histórico de la agencia que lleva más de 85 años de estadísticas, el promedio histórico de diciembre es de 127 milímetros. Así, en lo que va de este mes, en algunos sectores el acumulado ya es de 100 y en otros se superó largamente esos valores. “Estamos hablando que en dos meses cayeron 400 cuando, en un año normal, los valores son de 900. Eso es para entender la magnitud de lo que ha sido el impacto de las últimas lluvias. Es cierto que estamos en la época más llovedora del año, pero ahora esperamos que no se repitan estas precipitaciones de 200 milímetros en un día”, deslizó el ingeniero agrónomo.
Las lluvias y su impacto en los cultivos
Con los perfiles de la tierra que van siendo recargados ante cada precipitación, los cultivos comienzan a sentir el alivio con la llegada del agua. Sobre todo aquellos que ya fueron implantados y se encuentran en pleno desarrollo – maíz y soja –.
Sin embargo, no todas son color de rosas para el campo ante la llegada de las últimas precipitaciones. Es que en el centro oeste provincial hubo puntos donde el clima hizo estragos y dejó graves daños en las urbes con inundaciones en el ejido urbano. En el agro, el temporal también dejó su huella. “Hay que ver las consecuencias reales en esas hectáreas. Seguramente habrá que resembrar algún lote de soja que han quedado anegados. El oeste departamental fue donde el clima golpeó con dureza. Entonces, cuando se retire el agua de esos campos, habrá que implantar nuevamente los cultivos que ahí se encontraban”.
El recuerdo de hace un lustro
En 2018, año que las precipitaciones irrumpieron una sequía que no fue prolongada como la última, una serie de lluvias abundantes dejaron hectáreas inundadas que, a posteriori, quedaron imposibilitadas para ser resembradas. “Este es un poco el riesgo que se corre hoy”, pronosticó Almada.
Pero la diferencia con aquel año fue la profundidad en la cual se encontraban las napas freáticas. “Actualmente las encontramos a 4 metros o más abajo, cuando antes las observábamos a 1”, y sumó: “Hay que darle tiempo al suelo para ver como absorbe el agua. Si no se vuelven a repetir lluvias tan intensas, todo esto será beneficioso”, concluyó.