La derrota en la final por el Trofeo de Campeones no opaca el gran año que tuvo el equipo dirigido por Miguel Russo, que empezó peleando por escaparle al descenso y terminó campeón y clasificado a la Copa Libertadores. El crecimiento institucional también ha sido notable
La última imagen de Rosario Central en este 2023 fue la de los jugadores recibiendo las medallas del subcampeonato, este viernes en Santiago del Estero, luego de la caída por 0-2 ante River en la final por el Trofeo de Campeones. Pero la película que quedará grabada a fuego en la memoria de los “canallas” es la de un equipo que hizo historia. Los dirigidos por Miguel Ángel Russo arrancaron la temporada remando en un océano de incertidumbre y temor, con un promedio que asustaba y un club que pegaba un volantazo institucional luego de las elecciones ganadas por el actual presidente Gonzalo Belloso. El final de ese film, que podía ser de terror, es encantador para todos los “canallas”. Central gritó campeón en una liga argentina después de 36 años -en medio estuvieron los festejos de la Copa Conmebol de 1995 y la Copa Argentina de 2018-, sacó boleto a la prestigiosa Copa Libertadores e inició las obras para que el “Gigante” de Arroyito esté a la altura de la pasión de sus hinchas.
Central cayó con estricta justicia el viernes ante River, que lo superó de principio a fin. En verdad, era un final previsible. A los jugadores “canallas” todavía les duraba el estrés físico y mental de haber afrontado la final de la Copa de la Liga ante Platense, solo seis días antes en el mismo escenario. Y en cierta forma también les duraba la resaca de un festejo que se extendió en la semana, como lógica reacción a un logro que no estaba en los planes iniciales y que cayó como regalo del cielo para todo el pueblo “auriazul”.
River, que hacía dos semanas que estaba relajado pensando en este último choque del año y que por jerarquía de su plantel es el mejor equipo del fútbol argentino, pudo imponer condiciones físicas y futbolísticas desde que el árbitro Facundo Tello pitó el inicio del partido en la caliente noche santiagueña. Central venía de derrotar a los “millonarios” en la fase de grupos de la Copa de la Liga y de eliminarlo en la tanda de penales en la semifinal. Pero esta vez, el equipo de Russo tenía varios factores en contra como para aguantar con éxito las embestidas del conjunto de Martín Demichelis, que encima estaba obligado a ganar para no ver comprometida su continuidad en el cargo.
Pero el árbol caído no debe taparle el jardín florido al “Canalla”. A partir de la sabiduría de Russo, de la planificación de su ayudante Claudio Úbeda, de las manos de “Fatura” Broun, de la fiereza de los centrales, de los pibes del mediocampo y de la calidad de Malcorra y Campaz arriba, Central se ganó el respeto de todo el fútbol argentino y bordó una nueva estrella en su centenario escudo.
“Hemos sentado bases”, dijo Miguel Ángel Russo después de la derrota en la final del Trofeo de Campeones. Y es así como dice el experimentado entrenador: Central se demostró a sí mismo que puede sentarse a la mesa de los equipos que pelean grandes cosas en el fútbol nacional, con proyección a las competencias internacionales, que siempre son tentadoras por la jerarquía que aportan y por los dólares que aterrizan en las cuentas de las instituciones.
Sobre el partido, Russo hizo un escueto análisis, propio de un tipo al que no le gusta perder a nada: “En algún momento River nos superó y después nos fuimos acomodando. Los goles son errores nuestros. A uno le duele perder, pero en el año hay muchas cosas positivas. Hay que aprender, para jugar Copa Libertadores hay que jugar de otra manera”, advirtió.
Después se metió en una evaluación más integral de la temporada de Central: “Hemos tenido un año duro, nos arreglamos con un plantel reducido y eso se notó en esta final, a diferencia del rival que muchas cosas le sobra”, expresó. Y remarcó: “Igual salimos campeones y tenemos el reconocimiento de todo el fútbol argentino”.
El entrenador “canalla” recordó que “tocó jugar de igual a igual, llegamos al final del año y cuando eso pasa las cosas son más limitadas”. Y destacó el breve historial de Central y River en este 2023: “Competimos con un gran rival, con el que jugamos cinco veces en el año, empatamos tres y ganamos uno cada uno”.
Y por si alguien dudaba de la continuidad o del espíritu competitivo del entrenador de 67 años, Russo ya puso la mirada en la temporada que viene: “No es normal que los otros equipos arranquen la pretemporada y nosotros terminemos, pero estoy contento por eso. Ojalá todos los años terminen así. Ahora tenemos que tener ingenio, cabeza, porque el torneo que viene es tan importante o más que la Copa”.
“Definiremos algunas cosas en estos días, me tomaré unos días de vacaciones y seguiremos trabajando en el armado del nuevo plantel”, cerró el conductor “auriazul”, siempre proyectando para el bien de Central.
Es tiempo de descanso para el “Canalla”, aunque todavía resuenan los festejos del título logrado hace poco más de una semana. Central celebra un cumpleaños muy especial -cumple 134 años este domingo 24 de diciembre-. El club del barrio rosarino de Arroyito ya tuvo su Nochebuena y no dejará de brindar por ello.